Manifestantes durante la Marcha Contra la Violación del año pasado, caminan por las calles Castro y Market. Foto Miguel Flores

El correo electrónico redactado por una sobreviviente de intento de violación en el distrito de la Misión de San Francisco a principios de este mes, propició que miembros de la comunidad hablaran en contra de lo que los activistas por los derechos de las mujeres describen como un problema nacional de ‘violencia de género’.

“Una mujer es violada cada seis minutos en los EEUU, y eso es justo de lo que se informa”, dijo Rupa Marya, médico y vocalista del grupo musical radicado en San Francisco, Rupa & The April Fishes.

Marya organizó la marcha del 11 de enero ‘Misión Solidaria para Mantener Nuestras Calles Seguras’, en respuesta a las múltiples denuncias de intentos de ataques sexuales en el barrio durante el año pasado. Se reportó que más de 200 miembros de la comunidad asistieron para mostrar su apoyo.

“Si nos fijamos en las estadísticas, hay un ruido de fondo de la violencia hacia la mujer que termina siendo parte de nuestro lenguaje y de nuestra sociedad, que de alguna manera aceptamos”, dijo Marya.

Con la condena de Frederick Dozier en diciembre —el hombre que asaltó sexualmente a tres mujeres en la calle 24 de la Misión en el 2011—, el tema de la violencia sexual ha aparecido recientemente en titulares.

Sin embargo, los activistas dicen que las percepciones falsas sobre el papel de la víctima y el agresor, así como la normalización de la violencia en la sociedad, siguen siendo un desafío en la lucha para poner fin a las violaciones.

“Es importante hablar de todas esas cosas que exponen a las personas a la violencia. Cuando hablamos con los jóvenes, escuchamos historias sobre la aceptación de la violencia y la opresión y su normalización por la sociedad”, dijo Alma Muñoz, directora de desarrollo de Mujeres de San Francisco Contra la Violación (SFWAR, por sus siglas en inglés), primer centro de crisis de violación en la ciudad. “Cuando llegamos [a las escuelas] y hacemos presentaciones contra la opresión, el acoso escolar y una saludable relación sexual, estamos creando un discurso para los jóvenes de manera que sean capaces de reflexionar acerca de lo que están pasando”.

Manifestante en la Misión, durante la Marcha Anti-violencia del 11 de enero. Protester at the Mission anti-violence march, Jan. 11. Photo Caitlin Donohue

Con un enfoque en la justicia social y la educación para la prevención, SFWAR es una organización basada en el voluntariado que ofrece recursos de orientación, médicos y legales a las víctimas de violencia sexual y sus seres queridos. Formado, en el sótano de un apartamento, desde hace cuarenta años, por un grupo de activistas femeninas, es el segundo centro de crisis por violación en el país, que ofrece servicio de crisis las 24 horas del día.

Según Muñoz, poner fin a la violación no es tan simple como encarcelar al agresor, sino que requiere un esfuerzo colectivo de la comunidad para abordar y cambiar las percepciones sociales de privilegio y responsabilidad.

“Parte de la cultura de la violación está en la sociedad, al decir que si nosotras como mujeres optamos por vestirnos de cierta manera, beber o caminar por ciertas calles, entonces estamos eligiendo exponernos al asalto sexual”, dijo Muñoz. “También se refiere a la comprensión de la dinámica de la opresión en términos de quién es el opresor, a los oprimidos y el espectador, y ver cuál es tu participación en este escenario”.

En un barrio con grandes disparidades sociales y económicas, y una población cada vez más diversa, muchos residentes dicen que la buena vecindad en la Misión, ha sido reemplazada por una mentalidad de ‘espectador’.

“El barrio ha cambiado mucho en los últimos 15 años —hay un montón de caras nuevas y soy definitivamente más cauto con lo que me rodea. Ni siquiera dejo que mis niñas vayan a la tienda solas durante el día”, dijo Josette Leiva, de 44 años, cuya familia ha vivido en la Misión durante más de 50 años. “Todavía hay una red de personas que han vivido aquí mucho tiempo, y tratamos de vigilarnos entre sí”.

La sobreviviente del asalto ocurrido el 6 de enero declaró por medio de un correo electrónico que circula, sentirse “muy afortunada” de que los vecinos no “cayeron en el pensamiento de la masa”, suponiendo que alguien más iba a ayudar. Durante el ataque, un vecino escuchó los gritos de la mujer y encendió una luz, lo que asustó y alejó al asaltante.

“No creo que la Misión sea más o menos violento que cualquier otro barrio”, dijo María, quien agregó que ella aprecia la sensación de seguridad que personalmente siente en la zona. “Hay varios grupos que viven aquí y que vienen de diferentes estratos sociales, económicos y distintas razas que operan con reglas diferentes. Cuanto más tratemos de romper esas barreras y reconocernos los unos a los otros, más probable será que nos cuidemos los unos a los otros en la calle”.

Como acción preventiva contra futuros actos de violencia sexual y una forma de conectar y celebrar el poder de la comunidad para poner fin a la violación, SFWAR celebrará la octava edición de su Marcha Contra la Violación el próximo 27 de abril. La inscripción para el evento ya está disponible a través de su sitio web.

“La violación no es sólo un asunto de mujeres”, dijo Muñoz. “Todos tenemos madres, hijas, hermanas, esposas —la violación nos toca a todos. Con este evento, esperamos crear conciencia e invocar la responsabilidad”.

—Traducción Emilio Ramón