El ex alcalde Mayor de Bogotá Colombia), Gustavo Petro. Via: Wikimedia Commons/Arturo de La Barrera

Muchos colombianos progresistas tenían la esperanza de un cambio positivo en las elecciones presidenciales de 2018, con la unidad nacional como resultado de un candidato moderado que podría montar una campaña efectiva contra el candidato neoliberal de derecha. Sin embargo, la primera ronda de elecciones no podría haber sido más diferente.

El domingo 27 de mayo fue la primera de dos rondas de elecciones con cinco candidatos principales compitiendo. El candidato derechista, Iván Duque, lideró con el 39 por ciento de los votos, seguido por el izquierdista Gustavo Petro, quien derrotó por poco al matemático centrista, Sergio Fajardo, un 25 por ciento contra un 23.75 por ciento para avanzar a la segunda ronda. Este resultado significa que la segunda ronda tendrá lugar entre un político neoliberal que representa el status quo y un socialista, ex miembro de la guerrilla, representante del cambio. Como dijo el Publimetro de Medellín: “Petro vs. Duque: la elección no está en el centro”.

La segunda ronda tendrá lugar el 17 de junio, para lo cual, se requiere una mayoría del 50 por ciento de los votos necesarios para ganar la presidencia.

La ronda inicial se presentó sin controversia. Sin embargo, informes de fraude electoral surgieron días después de las elecciones con papeletas cuestionables que parecen haber sido alteradas a favor de Duque. El Registro Nacional emitió un comunicado de prensa afirmando que no hubo irregularidades, pero con un historial de fraude electoral tan reciente como el de 2014, muchos colombianos demandan respuestas. Aun así, una investigación completa sobre el asunto parece poco probable.

Iván Duque, candidato a la presidencia de Colombia, durante el Programa Club de Prensa de NTN24, emisión pública titulada ‘Una conversación con Iván Duque’. Foto: Casa de América/Flickr

Dejando de lado la controversia, Duque sigue siendo el gran favorito para ganar las elecciones. Apropiado para los negocios, busca reducir los impuestos a la población más rica mientras expande proyectos extractivistas como fracking, minería y construcción de represas. Para muchos, él representa una continuación del Sistema.

“Hoy los Colombianos nos han dado un voto de confianza para que iniciemos un gran transformación de Colombia”, declaró Duque después de las elecciones y agregó: “Ha llegado el momento de una nueva generación y estoy seguro de que juntos vamos a darle a Colombia ese camino de ser ese país grande”.

Un problema potencial para Duque es que muchos creen que la presencia de Álvaro Uribe, el controvertido ex presidente que eligió a Duque, tendrá una gran influencia en la presidencia.

Cables recién desclasificados del Departamento de Estado de los EEUU muestran acusaciones sobre las conexiones de Uribe con el narco. “Uribe tiene mucho equipaje”, dijo Edison Alarcón Lara, residente de Bogotá. “Ha tenido negocios desagradables con narcos y paramilitares durante toda su carrera”.

Petro, el candidato izquierdista y ex alcalde de la capital, Bogotá, es un candidato mucho más polarizador. Un ex miembro de la organización guerrillera M-19, representa un cambio en el Sistema que ha tenido episodios de corrupción. En particular, su victoria significa la primera vez que un candidato socialista avanza a la segunda vuelta de las elecciones.

“Vamos avanzando con paso firme, constante, siempre adelante, pueden ustedes tener la certeza a de que vamos a vencer, que se puede cambiar la historia de Colombia”, dijo Petro después de recibir noticias de la victoria en la primera ronda de las elecciones. “Somos la generación de la paz, de la democracia que nos corresponde entregarles este territorio que hermosante llamamos Colombia a estos niños y niñas para que ellos jamás vayan a vivir lo que nosotros vivimos: la violencia”, agregó.

Sin embargo, su política socialista sigue siendo demasiado similar al presidente venezolano, Nicolás Maduro, ante los ojos de muchos colombianos. Además, su historia en el grupo guerrillero M19 ha llevado a muchos a descartar su política de extremismo izquierdista. Parece poco probable que Petro pueda reunir suficiente apoyo entre los neutrales para vencer a Duque.

“No”, dijo sin rodeos Alarcón Lara cuando se le preguntó si Petro tenía la oportunidad de ganar. “Los mismos muchachos han estado en el poder año tras año durante casi 200 años. La infraestructura y maquinaria tradicional en Colombia tienen el control de los medios y recursos. Si comparas el presupuesto de Petro y Duque, ni siquiera es justo”.

Un tema importante de las elecciones es qué hacer con el antiguo grupo guerrillero, las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo). Como ex miembro de la guerrilla, una victoria de Petro sería muy beneficiosa para la continua asimilación de las FARC a la sociedad y la paz con otros grupos guerrilleros activos. Una victoria de Duque, que ha sido muy crítico con el proceso de paz, probablemente obstaculizaría el progreso hacia una paz total en todo el país.

A nivel interno, el pueblo colombiano desea un cambio. La desigualdad de ingresos sigue siendo alta en toda la región. Las escuelas, el cuidado de la salud y la infraestructura siguen sin desarrollarse. La corrupción política sigue siendo un problema. ¿Pero alguno de los candidatos está a la altura de la tarea?

“Yo no soy capaz de elegir entre esas dos opciones por el menos malo. Por eso votaré en blanco en segunda vuelta. Voto protesta”, dijo el nativo de Medellín, Sebastián Velásquez.

Michael Middleton es pasante en El Tecolote y estudiante de maestría en Estudios Internacionales de la Universidad de San Francisco. Actualmente vive en Medellín, Colombia, donde pasará la totalidad del verano con el fin de realizar investigaciones para su proyecto final.