[su_slider source=»media: 27322,27323,27324,27325,27326,27327,27328″ limit=»25″ link=»image» target=»blank» width=»700″ height=»460″ autoplay=»0″ speed=»500″]

El Tenderloin, hogar de varias comunidades bulliciosas, tiene muchos nombres. Para algunos es conocido como ‘El TL’. Para expatriados vietnamitas, es el ‘Pequeño Saigon’. Y para una comunidad migrante de un pequeño rincón de Yucatán, México, se le conoce como el ‘Pequeño Oxcutzcab’.

Tratando de alojar a la creciente población latina y maya-yucateca, La Voz Latina —una organización ubicada en la Clínica Vivienda del Tenderloin— se erigió para este efecto en 2005.

“Ellos piensan que somos simplemente personas sin hogar”, dijo María Paz, una compañera de La Voz Latina de origen maya. “Pero hay familias aquí y somos muchos”.

Paz habla sobre una tendencia estatal que no muestra signos de desaceleración. Según los datos del censo, los latinos comprenden aproximadamente el 15 por ciento de la población total de San Francisco, pero en algunas partes del Tenderloin asciende al 43 por ciento. El vecindario aglomera a la mayoría de sus habitantes principalmente en complejos de viviendas de unidades múltiples como apartamentos y unidades de ocupación de una sola habitación (SRO, por sus siglas en inglés). En 2015, el Distrito Escolar Unificado de San Francisco informó que la Escuela Comunitaria del Tenderloin —la única primaria ubicada en esa zona— es 34.9 por ciento hispana, lo que indica una población en constante crecimiento.

La Voz Latina, actualmente a cargo de los organizadores Kelly Guajardo y Sergio Tut López, regularmente ofrece talleres. Los diversos temas que en ellos se abordan incluyen: entrenamiento para aplicaciones AB-540, DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia) y DAPA (Acción Diferida para Responsabilidad de los Padres); la violencia doméstica y la intervención contra el acoso escolar; derechos sobre la vivienda y la negociación de contratos; y los derechos anti-deportación. La organización también es única en cuanto a que los miembros también acompañan a los clientes a las citas y referencias a otras organizaciones, cuando las solicitudes de información quedan fuera de su competencia. También ofrecen servicio de intérprete en tres lenguas, ayudando a las familias a librar barreras idiomáticas entre el inglés, maya y español —lo que confirma que la comunidad maya está creciendo en el Tenderloin.

Esos talleres han producido cinco líderes: Felipa López, María Paz, Miryam Aspajo, María Estrella y Dora Hernández. Juntas estan en contacto con su comunidad tocando puertas, volanteando y entrando en los hogares, empresas y espacios públicos —construyendo un grupo de familias unidas.

“Hay que unificar y con eso, vamos a poder conseguir todo lo que queremos”, dijo Hernández, un líder que no tiene miedo ni de tener su corazón en la mano, ni de meterse completamente en su trabajo. “La valentía es algo que siempre he tenido… [y] cuando soy yo misma, no tengo miedo de nada”.

A pesar de haber enfrentado algunos fuertes golpes en los últimos años, como el contar con poco personal y tener que cambiar constantemente de sede de sus oficinas, La Voz Latina ha persistido. Guajardo —una canadiense cuyo padre nació en Chile— quiere que la gente sepa que “estamos aquí” y quiere que la comunidad latina sea más “visible” en el Tenderloin.

El cómplice de Guajardo, Tut López, se trasladó al Tenderloin en 2009 desde Yucatán, trabajando junto a muchos de sus compatriotas en los restaurantes antes de participar en la organización de entrenamientos con La Voz. Él siente que es importante que otros yucatecos sepan que “estamos aquí también —y que hay uno de nosotros trabajando aquí”.

Parque Macaulay
Como parte de su reciente estrategia revitalizante, el programa centra su energía en el Parque Sargento Macaulay, un espacio generalmente ignorado a la sombra de las rutas del Muni, la 19-Polk y 38-Geary. El parque se convirtió en la meta de La Voz de una renovación masiva visual.

“Aprendimos a salir a la calle”, dijo Aspajo. “[Así] que nos pueden oír y [así] nuestra comunidad crece”.

En la actualidad, regularmente organizan eventos en el parque, y en el transcurso de cuatro meses, han trabajado con la policía local para salvaguardar las áreas circunvecinas.

López, recientemente reconocida por su liderazgo, hace eco de los cambios que ella y sus compañeras han visto internamente a medida que avanzan en su trabajo.

“Yo antes tenía miedo de salir de casa”, dijo, narrando los traumas que vivió en el Tenderloin. “He aprendido a defenderme, [y] para no tener esos traumas, he tenido que superar mis miedos”.

Su sueño sobre el parque (y sobre todo el Tenderloin) incluye mayor seguridad, hacer hincapié en que la comunidad empieza allí, sentando las bases para un futuro mejor para sus nietos.

Estrella también da cuenta de la capacidad de resistencia que ha encontrado en ella a través de su comunión con sus compañeras —destacando tanto la curación física y emocional que ha experimentado a través de su participación con La Voz Latina.

“No hay que tener vergüenza”, dijo, relatando sus temores para confrontar el machismo, en una cultura de dominación masculina.
Los datos del censo ha pintado una nueva imagen de un vecindario que muchas veces se ha tergiversado y estereotipado. Hoy en día es casa de una población bulliciosa recién llegada de vietnamitas, árabes, pakistaníes y —como el nombre Pequeño Oxcutzcab puede dar fe— de latinos.