‘Mujer Muerta’, de José Clemente Orozco, creada en 1953 utilizando la litografía, puede ser apreciada en la sección de Posada, en El Museo Mexicano. Foto Courtesy The Mexican Museum

Cien años después de su muerte, el trabajo de José Guadalupe Posada continúa inspirando a artistas del siglo 21 en temas de justicia social, igualdad humana e identidad chicana/latina.

Posada, quien es considerado el abuelo del grabado, fue conocido alrededor del mundo por el uso de la sátira y el compromiso político.

La actual exhibición de El Museo Mexicano “Diálogos Gráficos: Posada para el presente” muestra el grabado de la vida en México de José Guadalupe Posada (1852-1913) a los artistas del México contemporáneo.

En una de sus famosas piezas, La Catrina, Posada retrata a la dama mexicana de clase social alta, como una calavera que porta un sombrero francés elegante, similar al atuendo de clase alta europea de su tiempo.

La imagen es un recordatorio de que no importa la clase social a la que se pertenece, rica o pobre, todos tienen el mismo final. Esta imagen junto con otras calaveras, se han convertido en un ícono para la celebración de Día de los Muertos.

Posada inspiró a otros artistas de su tiempo incluyendo José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros y Diego Rivera, quienes lo reivindicaron en los años veinte.
La mayor parte de su arte fue mostrado durante la época en la que su trabajo estaba conformado por litografías, grabado en aguafuerte y en lámina. Todas eran imágenes de la cultura y sociedad mexicana en blanco y negro.

‘La ofrenda’, pieza de serigrafia creada en 1988 por Ester Hernandez, es la atracción principal, exhibida en la sección contemporánea de El Museo Mexicano. Foto Courtesy The Mexican Museum

Una pieza más moderna de José Chávez Morado (1909–2002) muestra en una litografía la mitad de un humano semejante a Jesús y la otra a una escultura indígena, que podría ser interpretada como la división entre la religión católica y la cultura indígena.

La litografía ‘La mujer muerta’ de Orozco, de 1935, es más gráfica: una mujer muerta en el piso mostrando su pecho y piernas abiertas rodeada de mujeres horribles. Esta pieza representa la visión de Orozco sobre el sufrimiento humano, la cual era una reflexión de la contienda política que sucedía a su alrededor.
La sección postmoderna de la exhibición se distingue por el uso de colores vibrantes y texto en su serie de litografías y serigrafías.

El innovador ‘La Ofrenda’ de Esther Hernández (1988) muestra un tatuaje de la Virgen de Guadalupe en la espalda de una mujer con un corte de cabello ‘masculino’ el cual trabaja a favor y en contra de las tradiciones culturales.

El culto a la Virgen de Guadalupe el tatuarse figuras religiosas es una práctica muy común entre el género masculino representado principalmente por la clase trabajadora. La imagen de Hernández de un tatuaje en el cual podemos identificar como una ruda lesbiana, puede ser vista como exótica, provocativa y explícita dentro del contexto de la cultura chicana. En este caso, el cuerpo femenino está simplemente reemplazando el masculino como la ubicación usualmente aceptada de un tatuaje glorioso.

Las tradiciones de grabado han tenido un profundo impacto en el trabajo contemporáneo de artistas del Distrito de la Misión de San Francisco.

Muchos de ellos establecieron espacios creativos para movimientos políticos y artísticos. Misión Gráfica, un taller de grabado fue fundado en 1977 como parte del Centro Cultural de la Misión para las Artes de los Latinos y Galería de La Raza.

Galería de La Raza, fue construida por una organización de arte fundada por un grupo de artistas chicanos y activistas comunitarios en 1970 en respuesta a la dificultad que los artistas chicanos enfrentaban al tratar de exhibir sus trabajos en los museos convencionales.

Hoy, el legado de Posada vive mientras la Misión prepara la celebración de Día de los Muertos con el arte inspirado por éste, abuelo del grabado.

—Traducción Daniel Contreras Dordelly