Cuando Krishtine De Leon —mejor conocida en el medio artístico como Rocky Rivera— creció en el Distrito Excelsior de San Francisco, a finales de la década de 1990, no había raperos ni MC que se le parecieran.
Ahora ella, junto con otras raperas Pinay, está cambiando ese contexto para las futuras generaciones.
El 8 de marzo (Día Internacional de la Mujer), tanto Rivera como la también filipina Ruby Ibarra, del Área de la Bahía, la MC Klassy y la poeta de Pinay, Faith Santilla, lanzaron el video musical de su sencillo ‘Nosotras’, una canción que reivindica y celebra el papel y resistencia de la mujer en la cultura fIlipina. El gancho de esta canción en inglés y tagalo, que comienza con Island woman rise, walang makakatigil [nada puede detenerte] / Brown, mujer morena, rise, alamin ang yung ugat [aprende tus raíces], marca el tono de un ataque lírico de cuatro y medio minutos contra el patriarcado y la colonización.
“No es sólo una canción de colaboración. Se trata de apostar realmente a lo que estamos hablando, querer un futuro mejor para nuestros hijos”, dijo Rivera, de 35 años, en entrevista a El Tecolote. “Me encanta ese tipo de música. Es violenta, muy militante, muy … no es linda, es lo opuesto a lo que la gente pensaría al ver a tres Pinays, todas de menos de 1.60 metros, ante un micrófono. Creo que lo agudo, la dureza, la frustración, pero también la camaradería, el amor, el respeto mutuo, se concentraron en esa canción”.
‘Nosotras’ es favorita entre los fans del último álbum de Ruby Ibarra ‘Circa91’, que se lanzó el 3 de octubre de 2017. Ibarra, quien nació en las Filipinas pero se crió en San Lorenzo, fue la fuerza creativa detrás del video, quien convocó abiertamente a grupos de baile Pinays de todas las edades y quien solicitó vestimentas filipinas autóctonas. La filmación tuvo lugar en su antiguo barrio, Excelsior.
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Nacida en la Base de la Fuerza Aérea Clark en Angeles City, en las Filipinas, su padre, enrolado en la Marina, tuvo que trasladar a la familia a la Estación Naval de Treasure Island cuando ella tenía cuatro años, antes de mudarse a Excelsior. En ese tránsito hacia los EEUU, Rivera olvidó su lengua materna, kapampangan.
A lo largo de la canción, Ibarra y Klassy entregan ardientes flujos en el idioma filipino, el tagalog, en reconocimiento a Rivera, quien ve a estas artistas como las próximas portadoras de la antorcha.
“Creo que esa es la belleza de ser una estadounidense mestiza. Si eres capaz de dirigirte hacia ambas comunidades de esa manera y a través del mismo mensaje, resulta aún más impactante”, dijo Rivera. “[Nuestro idioma] solía ser una vergüenza, como ‘Eres un FOB [por sus siglas en inglés, fresh off the boat, un recién llegado en barco], trata de hablar el inglés más perfecto que puedas’. Ahora eso cambió por un ‘Estoy orgulloso de donde vengo, me enorgullece hablar este idioma’”.
Rivera, una ex periodista (que llegó entrevistar a artistas como Wu-Tang Clan y Soulja Boy) y actualmente educadora en Oakland, tiene vínculos ancestrales con los Katipunan, los revolucionarios filipinos que lucharon por independizarse de España. Un espíritu revolucionario que puede percibirse en su música.
“Muchas veces, cuando se emigra, se tiende a perder la cultura propia. Se tiende a solo mirar el lado colonial”, dijo Rivera. “Muchos de los disfraces que recuerdo no eran trajes filipinos, sino españoles que Filipinas adoptó. Y yo estaba muy en contra de usar cualquier cosa que portaran los españoles”.
Para la filmación del video el mes pasado, Rivera, en su sexto mes de embarazo, portó un vestido tradicional de Dugso, que se usa en una danza que celebra el nacimiento del heredero varón de una tribu.
“Estamos hablando de historia, estamos hablando de postcolonialismo, estamos hablando de guerra, y estas son cosas con las que los Pinays tendrán que reconciliarse constantemente en términos de quiénes somos, de nuestra identidad”, dijo Rivera. “Y creo que es por eso que la gente se emocionó al verlo. Porque no es solo el Tinikling [un baile del colonialismo español filipino], la linda colonia bailando lo que el resto de la gente. Esta es nuestra cultura que hemos conservado luego del colonialismo opresivo de España y los EEUU. Y para poder sobrevivir, ren esiliencia de eso, por eso las minorías realmente sintieron algo con eso. No era solo para los filipinos, era para cualquiera que alguna vez perdió su cultura tras la colonización y, ahora, con la gentrificación”.
La reacción al video ha sido abrumadoramente positiva con solo algunas excepciones, como el comentarista en línea que tomó un tema específico con la letra de Rivera: ‘Maté a un cerdo con un traje blanco con capucha… por mi país’, lo que obviamente apunta a la supremacía blanca y sus lazos históricos con la aplicación de la ley.
“Si la gente quiere ver en eso sentimientos relacionados, obviamente mi música no es para ellos”, dijo Rivera. “Pero que tenga resonancia emocional, política e ideológica, eso fue algo que no pretendimos… Sabía que sería épico, pero no comprendí qué tanto la comunidad se uniría para ayudarnos a grabar este video”.
La canción cierra con la letra ‘Isang bagsak’, que traducido del tagalo significa ‘uno menos’. Es una línea que rinde homenaje a la historia compartida entre los trabajadores agrícolas filipinos y mexicanos en los campos de California. Al finalizar una jornada laboral en los campos o para señalar el final de una reunión de la UFW, ambos grupos aplauden en símbolo de unidad y terminan diciendo ‘Isang bagsak’.
“Simplemente demuestra que comenzamos juntos y terminamos juntos”, dijo Rivera. “Una canción menos. La que sigue”.
El último álbum de Rivera está patrocinado por Women’s Audio Mission, una organización no lucrativa de San Francisco que enseña a las jóvenes el arte de la ingeniería de audio y la grabación. Su lanzamiento está programado para este otoño.