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Durante la mañana del 7 de abril, se podían escuchar gritos desde el campamento de indigentes, el cual se alinea en la acera de la calle Shotwell, entre las calles 18 y 19. Los residentes acababan de presenciar la muerte de uno de sus más queridos miembros, Luis Góngora, a manos del SFPD.

“Aquellas personas al otro lado de la calle, aquellos que siempre le llaman a la policía”, dijo Markel Rayborn, un residente del campamento donde Góngora fue baleado, mientras señalaba a los edificios industriales ubicados al cruzar la calle desde donde se encuentra su tienda de campaña. “También, esas nuevas tiendas y la gente que compra ahí simplemente no nos quieren aquí. A donde quiera que vamos se construyen nuevas tiendas y luego los ‘nerps’ se dejan venir”.

“Nerp” es un término utilizado por residentes del campamento, para referirse a los oficiales de policía que conocen a todos los miembros de un campamento. Los residentes son acosados diariamente, y la policía organiza redadas, obligándolos a mudarse.

Rayborn, de 38 años de edad, es un líder comunitario dentro del campamento en la calle Shotwell, y un residente de San Francisco de toda la vida. Me senté con él en la tienda de campamento del ahora fallecido Góngora, dos días después de su muerte. Durante la entrevista, Rayborn describió al campamento como su “familia”, la cual funcionaba igual que cualquier otra comunidad —la única diferencia es que sus miembros son indigentes.

“Míranos ahora”, gritó Rayborn. “Todos están ebrios, fumando demasiado. Fuertes relaciones dentro de la comunidad son destruidas porque acabamos de ser testigos del asesinato de nuestro amigo. Estamos traumatizados por lo que ha sucedido”.

A pesar del trauma, Rayborn dijo que sus vecinos “planean mantener este campamento y a nuestra comunidad”, y que ellos “regresarán para reconstruir”.

Los planes de Rayborn de mantener a su comunidad unida están en conflicto directo con las declaraciones públicas hechas por el alcalde Ed Lee el día anterior:

“Cuando las variadas investigaciones hayan terminado de reunir evidencia y completado las entrevistas a los testigos, ordenaré que el campamento en la calle Shotwell sea desmantelado y que ya no regrese”.

Durante la noche del 9 de abril, dos días después de la muerte de Góngora, y antes de que se completaran las tres investigaciones abiertas sobre su muerte, el SFPD llegó al campamento y forzó a todos sus habitantes a evacuar. El encuentro, el cual fue filmado por activistas locales, muestra al SFPD destruyendo las tiendas de campaña mientras la comunidad dormía.

Luego, durante la mañana del 10 de abril, oficiales del SFPD fueron grabados acosando a dos de los testigos de la balacera. John Visor y Stephanie Grant radicaban en el campamento y han expresado temor por su seguridad después de dar su testimonio refutando la versión oficial de la muerte de Góngora. Grant, quien está en estado avanzado de embarazo y Visor, ahora se mantienen escondidos.

“Grité tan fuerte y duro que mi esposa llegó corriendo y me jaló. Me abrazó y me alejó de la ventana. Estaba traumatizado”, dijo el testigo Robert Whitworth, quien vive al lado opuesto de la calle donde se encuentra el campamento, y quien presenció la balacera desde su ventana. “Lo ví desangrarse, tuvo que haber muerto frente a mis ojos”.

Whitworth dijo que jamás volverá a ser el mismo.

Mientras hablaba con Whitworth, describió un altar dedicado a Góngora y refirió el arte de un residente del campamento de nombre Javier Chab Dzul.

Dzul era vecino de Góngora; él pinta hermosos murales en las aceras de las calles donde vive. Su trabajo se encuentra por toda la ciudad y se ha convertido en una marca de los lugares donde ha vivido durante los últimos dos años.

Dzul es un artista de clase mundial quien, bajo mejores circunstancias, pudo haberse ganado la vida embelleciendo superficies destruidas. Pero solo lo hace de forma gratuita para expresar el trauma de ser indigente.

Dibujó un bosquejo del mural que quiere pintar para Góngora, y ha emprendido un trayecto para encontrar un espacio en la pared de algún edificio, el cual dé bienvenida a la historia de su amigo perdido, y a la comunidad sin voz de los campamentos indigentes de San Francisco.

Dzul se ha comunicado con varios proyectos artísticos comunitarios y hasta ahora, ninguno lo ha recibido para que cuente su historia.

Aquellos que gusten ayudar a Dzul a encontrar un espacio para pintar su mural, pueden contactar al autor de esta historia al correo electrónico amos.lg@gmail.com