En marzo y abril de 2021, Acción Latina organizó dos talleres de narración enfocados en el arte y escritura llamados #RAICESMIGRANT(ES) en colaboración con las organizaciones sin fines de lucro CARECEN y Buen Samaritano. Estos talleres se basaron en el proyecto #MigrantES el cual El Tecolote publicó en el 2019 para desafiar los sentimientos antiinmigrantes perpetuados por las políticas estadounidenses y los principales medios de comunicación. En esta iteración, los estudiantes visitaron la exposición virtual CARAVANA: Movilizando el arte centroamericano (1984-presente) que presente junto con mi esposo Mauricio Ramírez y el ex director ejecutivo de Acción Latina Josué Rojas en el Centro Cultural SOMARTS. Les pedimos a estos valientes jóvenes que se inspiraran en la exposición de arte y, en última instancia, definieran la experiencia del migrante con su propia voz. Como hija de refugiados salvadoreños que huyeron de la guerra civil a finales de los ochenta y ahora madre de un niño pequeño, las historias de estos jóvenes migrantes me conmueven. Espero que el amor y la determinación que irradia de cada una de sus historias promueva un sentido personal de empatía e inspire una necesidad urgente para la acción cívica colectiva.

-Fátima Ramírez

Directora Ejecutiva Interina y Co-Curadora de la Exposición CARAVANA

La exposición virtual CARAVANA: Movilizando el arte centroamericano (1984-presente) está disponible en somarts.org/virtualgallery


J.J, 19, Mexico

Illustration by J.J
Honduran roots: When it comes to ‘baleadas,’ anyone who sees them it will bring many memories !!!! For many years, many Honduran families prepare them with a lot of love and they especially bring me many memories. Long live Honduras!!!! The name ‘Baleada” originated because when people were biting the tortilla, the pressure of the bite made the beans «burn» the sides of the tortilla. Many said it resembled bullets (balas), so they started calling the new plate «baleada.»

J.R, 18 Guatemala

Este dibujo lo hice pensando en la inicial del nombre de mi madre y el mío, con el corazón y pensamiento de que siempre está conmigo. La mano indica la promesa que siempre estará a mi lado. Cada vez que vea ese cuadro sabré que tuve una madre luchadora y triunfadora en mi vida, que siempre buscó lo mejor para sus hijos.

No todas las personas en este país somos capaces de contar con lo necesario, pero es mejor que lo que se tiene en nuestro país de origen. Cada quien conoce la razón que lo trajo a este país. Yo vine para ser alguien en la vida. Hay quienes viven para sacar a su familia adelante, en mi caso, para que estén orgullosos de mí cuando vean que soy una persona triunfadora. En el mundo existen dos tipos de personas: las que son un mal ejemplo y las que son el ejemplo a seguir; yo elijo ser una persona que sea un buen ejemplo para otros.

Illustration: J.R

S.S, 16, Honduras

It filled us with joy, even with so little to offer: When I was 12 years old, we had a white car, it was in really bad shape and sometimes people made fun of us, saying there goes the «carcachita.” We never cared because even with so little, we really were happy. Now every time I see a car on the street that looks similar I say, “There goes our carcachita.” Illustration: S.S
MI HISTORIA: Una tarde de venta: Todas las tardes después del colegio mi mama’ y yo íbamos a vender empanadas ya que hemos sido personas luchadoras, personas que han salido adelante sin la ayuda de nadie solamente de Dios. UN GRAN RECUERDO. Siempre que hacen mención a las empanadas me recuerda tanto cuando salía a venderlas por las tardes, sobretodo a mi país Honduras. 

H.B, 19, Guatemala

Mi familia está lejos de mi, en Guatemala. En la distancia los recuerdo, sus enseñanzas han sido huellas imborrables en mi corazón; consejos que hoy guían mi vida. Gracias mamá y papá que me dieron la vida, su amor me impulsa a ser valiente y a esforzarme para un futuro mejor.
Todos los días celebro la vida, la bendición y el gozo de tener a una familia y a personas que me quieren. Cerca o lejos, familia, los llevo en mi corazón. Ustedes son un tesoro que aprecio, cuido y que mantengo con amor, atención y con palabras de aliento. Los amo familia.

A veces se pierde, perootras se gana

J.B, 15 ,Honduras

Salí huyendo de mi país porque las pandillas eran malas, muy malas. Estaban sobornando a mi familia que vive en los EEUU pues creían que era rica. Vine a este país para cambiar mi vida. Quiero tener un futuro mejor: estudiar, ir a la escuela y ser alguien. Quiero tener una carrera, aprender inglés y diferentes cosas para ser una buena persona. A veces, me gustaría volver a mi país para ver a mi abuela materna. Ella es la persona por la que lucho todos los días, porque me cuidó durante doce años. Mi madre vino cuando yo tenía 8 meses y desde entonces mi abuela me cuidó.
Cuando mi mamá llegó aquí [a los EEUU], envió dinero para comida y luego nos trajo. Ahora hemos estado juntos durante cuatro años después de estar separados durante once años. Yo la conocía sólo por foto, pero sé que si me dejó en mi país fue para buscar un futuro mejor y tener algo de comer, para no tener que estar sola o que mi abuela trabajara. Tenía 12 años cuando llegué [a este país]. Vivía en un apartamento pequeño y éramos siete. Mis cuatro hermanos, mi madre, mi padrastro y yo. Vivimos en un apartamento de San Francisco durante tres meses. Mi mamá y mi padrastro trabajaron duro para darnos lo que necesitábamos. Teníamos comida y todos teníamos dinero para comprar lo que queríamos. Luego nos mudamos a una casa en Oakland y estuvimos allí durante seis meses. Era una casa
grande con cuatro habitaciones y cocina, pero el alquiler era más caro y nos quedaba poco dinero para las cosas. Hubo un problema en los últimos dos meses porque no pudimos pagar el alquiler ni comprar comida. Al final perdimos la casa y tuvimos que vivir cuatro meses en el coche o en hoteles cuando se podía pagarlo. De alguna manera, mi mamá se aseguró de darnos siempre nuestras tres comidas al día. Pasamos la Navidad en el coche, y tratamos de hacer que mis hermanitos la pasaran bien porque eran pequeños y queríamos que estuvieran bien después de haber vivido tanto tiempo en el coche. Más tarde, una hermana de mi mamá nos invitó a vivir en su casa en Richmond, y vivimos con ella durante tres meses. Nos trataron
muy bien, pero fue difícil contribuir y éramos tantos que volvimos a la calle. Vivimos en diferentes albergues durante casi tres años. En 2020, mi madre y mi padrastro perdieron
sus trabajos y yo, mi escuela. Sin embargo, hace un mes algo cambió. Una organización llamada Compass, que ayuda a las familias a pagar una parte del alquiler, nos ayudó a encontrar un apartamento. Todavía es un poco difícil porque mi mamá y mi padrastro aún no tienen trabajo pero poco a poco vamos saliendo adelante. He estado pensando en cómo podemos perderlo todo, pero al final ganamos. Por ejemplo, cuando vine aquí, perdí a mis amigos de mi país pero cuando comencé a ir a la escuela gané porque conocí nuevos amigos. Cuando estuve en mi país, estudié y trabajé al mismo tiempo aunque solo tenía 8 años. Sé que era muy pequeño, pero me gustaba trabajar en muchas cosas como carpintería, reparaciones mecánicas y pintaba autos y casas. Me doy cuenta de que
perdí tiempo para jugar o tener una infancia y otras cosas, pero aquí no trabajo. Estoy recuperando el tiempo perdido y tratando de jugar con amigos. Así que aun cuando a veces pienses que lo pierdes todo, aún hay mucho que puedes ganar. Mi vida no ha sido fácil. He vivido muchas cosas. No crecí en un país donde pudiera salir de mi casa a cualquier hora del día. La noche no es como aquí. No se puede salir por el crimen de las pandillas y por el peligro en nuestros países. Sin embargo, hay lugares en Honduras, México, El Salvador y Guatemala que no son malos, no tienen pandillas ni crimen. Hay lugares hermosos. Por eso digo que no todo se pierde. Creo que muchas veces pensamos que no hay nada pero siempre hay algo. De todo esto he aprendido a no rendirme, a ser fuerte. Puedes caer diez veces, pero no pierdas la esperanza. Levántate con deseos de ganar.