Las campañas políticas, ya sean locales, estatales o nacionales, se clasifican por un estilo de promoción calculado y poco convencional. Uno que a menudo deja de lado los deseos de la gente trabajadora que, por estar desinformada, no es tomada en cuenta. La contienda para el Senado estatal de Jackie Fielder contra Scott Wiener está cambiando esta noción. 

Fielder es una organizadora indígena mexicana que funge como servidora pública cuando no imparte en la Universidad Estatal de San Francisco. Trabajó con las protestas de NODAPL en 2015 antes de defender la banca pública en esta ciudad. Su trabajo como cofundadora de la Coalición del Banco Público llevó a un proyecto de ley propuesto por la Supervisora ​​del Distrito 1, Sandra Lee Fewer, para establecer una segunda Fuerza de la Banca Municipal. 

El objetivo de Fielder es, al igual que su proyecto, elevado. Ganar las elecciones primarias del 3 de marzo de 2020 con su propuesta integral: “vivienda asequible que ponga fin a la falta de vivienda, un nuevo acuerdo verde para CA y justicia económica”. 

En una entrevista con El Tecolote, Fielder habló sobre cómo pasó de la primera línea de la organización a las trincheras de una campaña para el Senado estatal en menos de un mes: “Obviamente, no pensaba entrar en el ámbito político hasta que este año, cuando tuve que hacer algunos trabajos alternos para mantenerme como profesora temporal. Fue entonces que sentí la crisis de la vivienda”, dijo. 

Esta crisis no es solo algo que ella representa en los eventos de campaña, sino que también lo está viviendo. Tener que hacer couchsurfing durante los últimos meses debido a la falta o incertidumbre de vivienda, esa experiencia directa con la crudeza de la vivienda en el Área de la Bahía es uno de los factores clave para diferenciar su movimiento político del de otros. 

La candidata al Senado D11 de California, Jackie Fielder, se dirige a sus partidarios durante el lanzamiento de campaña en El Río, en San Francisco, el 6 de diciembre. Foto: Heidi Alletzhäuser

El cambio dramático que propone se centra principalmente en la desigualdad de ingresos y la serie de problemas que la acompañan. Fielder cree que esa inequidad es un tema que no se aborda lo suficiente en Sacramento: “Mucha gente está a favor de estas grandes ideas, como los servicios de salud física y mental, y erradicar la falta de vivienda, pero cuando se trata de encontrar los recursos y fondos para que esto suceda, no veo mucho movimiento allí”. Dijo Fielder. “Y nadie habla de desigualdad de ingresos”. 

Su frustración proviene de su experiencia personal, que no es infundada. Con la economía de California subiendo a la quinta más grande del mundo, no es de extrañar que el Estado Dorado también sea el hogar de 157 multimillonarios. El eje central de su campaña está en luchar por la equidad para todos los californianos, no solo los que pueden pagarla. 

Fielder habló sobre cuestiones laborales como un ejemplo distintivo de los defectos dentro de la política de California: “Hay legisladores estatales que tienen un puntaje perfecto con las organizaciones laborales, no todas sino específicamente en aquellos proyectos de ley laborales por los que han votado correctamente”, dijo. “Pero lo que no está encapsulado en ese escenario son todos los problemas que realmente afectan a los trabajadores, como vivienda asequible, atención médica, cuidado de niños y educación. En lo que a mí respecta, hay demasiado dinero de escuelas charter, y de bienes raíces involucrado en la legislatura y la política del estado de California para que realmente haya alguien que tenga un puntaje del cien por ciento para los trabajadores”. 

Este tipo de programas interconectados con la gente es lo que Fielder ha defendido en su organización y, ahora, en su campaña. Ella apoya la derogación de Costa Hawkins y la Ley Ellis y no está aceptando fondos de escuelas charter o inmobiliarias. Ella apoya los “derechos de los trabajadores de ocasión para formar un sindicato y obtener todos los mismos beneficios que los trabajadores sindicalizados”, referente a la AB-5, pero se está reservando su apoyo total hasta no hablar con esos trabajadores. 

Otro defecto que señaló de la política al estilo de Sacramento es la voluntad de los políticos de expresar su apoyo a un problema sin darle seguimiento. Pone el discurso sobre la vivienda asequible como un buen ejemplo: “Se supone que puedes alquilar una casa por el 30 por ciento de tus ingresos, para mí eso significaría pagar $1,000 por mes en alquiler, lo que sabemos en SF y el Distrito 11 en general, eso raro para una persona”, dijo. 

Fielder habló con entusiasmo y orgullo sobre su trabajo anterior con la Coalición del Banco Público y el movimiento detrás de él. En su opinión, los bancos públicos son “un paso necesario para que las ciudades puedan proporcionar vivienda asequible, energía renovable, infraestructura pública, reducción a la deuda estudiantil y mantener activos los pequeños negocios”. 

Este es un punto de vista revolucionario sobre política y cómo deberían operar con respecto al capital. A menudo es una conclusión inevitable que el dinero de intereses especiales sea inextricable a la política, como simplemente parte del proceso y que la gente trabajadora tenga que sonreír y soportarlo. Victorias recientes de Chesa Boudin y Dean Preston, junto con la campaña del Senado estatal de Fielder, desafía esta noción sobre el dinero y la política.

“Ganaron porque la gente vio que los candidatos eran desafiantes, y no seguirán la ruta habitual de la política sistémica al hacer tratos con grandes inmobiliarias o sindicatos de policía, y triunfaron”, dijo.

San Francisco está experimentando una especie de agitación política lo más similar posible a ello, para una ciudad que, a nivel nacional, todavía se ubica en la extrema izquierda del espectro. Las voces progresistas e izquierdistas son desafiantes y ganan contra la maquinaria política establecida. El fervor y la emoción de un movimiento político de base se está desarrollando a escala nacional, así como con la popular campaña presidencial del senador Bernie Sanders. 

Fielder siente que las etiquetas políticas son inútiles y reconoce que un conjunto central de problemas es realmente el factor que impulsa su apoyo. A juzgar por un inicio de campaña con 200 personas el 6 de diciembre, puede que tenga razón. Una campaña que difiere de la de Wiener en muchos aspectos, pero la distinción más reveladora puede ser cómo describió a sus partidarios y posibles seguidores. 

“Si son personas que están sintiendo la crisis, ya sea porque no puedan encontrar una vivienda o un trabajo que pague lo suficiente… si temen por la capacidad de las generaciones futuras de respirar aire limpio, beber agua limpia y comer productos de tierra sana, entonces esas son las personas con las que quiero hablar”.