La nueva exposición de Isis Rodríguez, ‘Manifestación espiritual de lo femenino’, en el Centro Cultural de la Misión para las Artes Latinas (MCCLA, por sus siglas en inglés), explora el pudor, la feminidad y la protesta de las mujeres.
Portando un pasamontañas negro y un brasier negro, una mujer está enmarcada por un ‘Altar de la Muerte», con flores y velas.
El cuadro en claroscuro, que representa la muerte del pudor impuesto a la mujer, se encuentra ubicado a la entrada de la nueva exposición de la pintora Isis Rodríguez, ‘Manifestación espiritual en lo femenino’, en el MCCLA de San Francisco.
«El cuerpo de la mujer es el vehículo o avatar perfecto para hablar del pudor», afirma Rodríguez. Su obra forma parte de la edición 37 de ‘Solo Mujeres’ del MCCLA, en exhibición hasta el 24 de marzo, en la cual participan otras siete artistas latinas de la bahía.
La exposición, la primera individual de Rodríguez desde 1997 celebrada entonces en la Galería de la Raza, es una serie autorreferencial de obras en las que se utiliza a sí misma como modelo, inspirándose en símbolos y tradiciones de la cultura azteca, las historias cristianas de la creación y la identidad latina contemporánea.
Sus cuadros muestran a mujeres con uniformes militares, lencería y pasamontañas negros, la máscara que llevaban los zapatistas, el grupo indígena revolucionario de México que protestó en 1994 contra políticas controvertidas como el TLCAN. “La repetición de las máscaras —explica Rodríguez— “es un mantra para conectar con el problema. Un deseo de mejorar y preguntarse por el futuro».
Otra pieza, ‘El Buscador’, presenta a una mujer sosteniendo unos binoculares en una selva oscura y rodeada de serpientes. Lleva lencería y una máscara negra, ropa militar y botas de cuero de tacón alto. «Es una guerrera dispuesta a luchar contra los estereotipos atribuidos a las mujeres», afirma Martina Ayala, directora ejecutiva del MCCLA y comisaria de ‘Somos Mujeres’. «Las máscaras zapatistas y la lencería son su armadura. La máscara y el traje militar son signos de protesta», afirma.
Rodríguez, que cumple 60 años, nació en Los Ángeles de madre puertorriqueña y padre mexicano, el cual estaba en el ejército y apostado en Topeka (Kansas) cuando ella tenía cuatro años. Estudió mitología, filosofía, religión y pintura en la Universidad de Kansas. En 1990 fue admitida en el Instituto de Artes de San Francisco, donde se centró en el feminismo sexopositivo y el arte para la responsabilidad social.
«El arte debe comunicar a la gente», afirma Rodríguez. «El arte siempre debe decir algo. Ayudar a comunicar. Resonar».