En medio de la emergencia de salud que vivimos, con mas tiempo en nuestras manos del que nunca tuvimos ni tal vez deseamos, han surgido varias teorías acerca de la causa original del virus. Una culpa a un murciélago, o a un cerdo, o a una rata. Otra, culpa a China: “¡Ahí nació el virus!”, chilla nuestro Genio Estable, alias “Emperador Anaranjado”. 

Otra teoría, muy tentadora, culpa a un acuerdo secreto entre Imperios en decadencia, para mantenerse vigentes. EL Anaranjado, como siempre, también culpa al ex-Presidente Obama.

Una de las teorías mas odiosas es la que nos culpa a los mas viejos, los “boomers” (nacidos post-Segunda Guerra Mundial), o gente de “la Tercera Edad”, como se nos llama en español.

No se nos culpa de causar el virus, pero piensan que hay mas viejas y viejos de lo necesario. O conveniente. ¿Tal vez el virus ayudaría a controlar esa población avejentada?

Los creyentes en la Era del Acuario estamos envejeciendo, pero no estamos muriendo con la rapidez que algunos desean. Entre ellos, una veterana llamada Christine Legarde, Directora del Banco Monetario Internacional, otra de las armas creadas por el capitalismo para mantener a los países tercermundistas bajo el peso de las deudas. 

A Lagarde se le acusa (anuncio: tal vez sea un “fake news”, o noticia falsa) de expresar que “Los viejos están viviendo demasiado y éso es un riesgo para la ecomomía global. Hay que hacer algo, ¡urgentemente!”.

Sin embargo, no es “fake news.” el interés que algunos han expresado de eliminar el Seguro Social y el servicio médico “Medicaid”.

Ese deseo ha sido repetido varias veces por miembros del gobierno actual de los EEUU. Aunque algunos de los proponentes de eliminar o disminuír esos “privilegios” han negado que éso sea su intención, mientras más lo niegan, más lo confirman.

Recientemente, el Vicegobernador de Texas, un casi vejete llamado Dan Patrick (un traidor a su generación, de 69 años), dijo a la cadena de noticias Fox que “ los mas viejos preferirían morir que dejar que el Covid-19 dañara la economía de los EEUU”. Añadió que “Nadie me lo ha preguntado: Como ciudadano de la tercera edad, ¿está dispuestoa arriesgar la vida (por la economía)?” 

Bueno, yo se lo pido. ¡Le urjo a que lo haga! Tal vez la AARP (Asociación Americana de Jubilados) podría hacer una colección y pedir a sus miembros que donaran $1 cada uno. Luego, el Vicegobernador Patrick se sentaría encima del dinero coleccionado y así se inmolaría en una bella y simbólica fogata. ¿Acaso no sería un excelente sacrificio por la economía?

¿En verdad desean que los viejos mueran? ¿Acaso somos un lastre en el cuello de una economía salvaje? Tal vez se podría alegar que hay una “condición pre-existente” que nos culpa: hemos pre-existido mucho.

Ilustración: Alexis Terrazas

Tengo noticias: no hay mucha gente de la tercera edad que se sacrificarían por la economía. Tal vez la razón de mas peso es que envejecer no es una mala droga. No solo lo digo porque los mas viejos fueron pioneros en el consumo del cannabis, hoy una droga muy legal y un pilar de la economía.

Lo digo, pues hay muchas maravillosas aventuras por delante, para los/las que aún ven a la muerte como una lejana posibilidad.

Cuando cumplí 50 años, mi madre me llamó. No me sentía muy feliz, aunque esos primeros 50 años habían estado llenos de buenas experiencias, de amor y de creatividad. Así y todo, ese número 50 parecía amenazante, algo parecido al comienzo del final. Una sensación inesperada.

Mi madre captó mi ambigüedad. Después de desearme un feliz cumpleaños, dejó escapar un escandaloso suspiro, seguido por una risa: “¡Ah! ¡Que envidia!¡Cincuenta! ¡Estás comenzando a vivir!”

Cuando cumplí los 60, ella dijo algo similar: “¡Carlos! ¡Estos son los mejores años! Ya sabes quién eres, te puedes relajar. En vez de soñar imposibles, soñarás con lo que puedas lograr.”

Ella murió antes de que cumpliera mis setenta y ya no recibí sus alegres mensajes. No era necesario. Ya había captado su visión acerca de la vejez. No es algo que hay que temer. Nos adaptamos.

En estos tiempos difíciles, cuando nos visita un complicado y amenazante personaje, el Señor Coronavirus, los de la tercera edad estamos en el ojo del huracán. Se nos considera como los mas vulnerables. Por otra parte, algunos piensan que somos los menos indispensables.

Para los que nos tocó la suerte de vivir en “El Verano del Amor” de los años 60 (¡De verdad existió! Pregunten por detalles), esos vejetes que vimos la alborada de la Era de Acuario, una era que en la astrología representa la Cooperación, el Humanismo y la Paz, la Unidad de todos los Seres, se nos hace difícil entender por qué quieren sacarnos del camino. Después de todo, la Era de Acuario recién comienza. ¡Quedan 2,100 años! Mucho amor para compartir. Mucha vida para vivir. Alcanza para todo el mundo, incluyendo a los “boomers”.

Me contacté con varios de los viejos y viejas que chapotean conmigo en nuestra amada clase de aquaeróbicos, los martes y jueves. Pregunté si alguno de ellos o ellas se sacrificarían por la economía. 

Hubo mucha risa… y mucha maldición. “¡Carajo, no!” fue la respuesta favorita. Tal vez otro recordatorio de los años 60, cuando muchos protestamos en contra de la Guerra en Viet Nam: “¡Carajo, no! ¡No iremos!”.