Siempre he tratado de balancear los aspectos físicos y mentales de la vida. Desde niño, cuando era miembro de la Asociación Cristiana de Jóvenes (YMCA), aprendí su famoso lema: “Mens sana in corpore sano”, mente sana en cuerpo sano.

Esa frase fue escrita en el siglo V AC por el poeta romano Juvenal, quien la usó en una sátira que invitaba a sus conciudadanos a seguir el ejemplo físico de Hércules y a rechazar las vidas indolentes de los muchos flojos y sibaritas contemporáneos.

Además de la poesía, la ciencia también mantiene que las partes del cerebro que controlan pensamiento y memoria tienen más volumen y calidad para quienes se ejercitan físicamente que entre los que no lo hacen. Moverse estimula el crecimiento de nuevas neuronas e incrementa los niveles de elementos químicos que apoyan la tranquilidad emocional, la motivación y la respuesta al estrés.

Sin embargo, los atletas de clase mundial no están exentos del estrés. De hecho, el estrés es lo que Brittney Griner sufre en estos días: una basquetbolista profesional de los EEUU, jugadora del Phoenix Mercury de la Asociación Nacional Femenina de Básquetbol. Una figura mundial en ese deporte. Medalla Olímpica de Oro, Campeona Nacional Universitaria y Medalla Oro en la Copa Mundial.

A pesar de su gloria deportiva, hoy Griner languidece en una celda rusa luego de que el 17 de febrero de 2022, al entrar a ese país, fuera detenida en un aeropuerto, acusada de portar cartuchos vaporizadores con trazas de hashís. No vale que en Arizona ella tenga licencia médica especial para consumir medicina basada en la mariguana: en Rusia, la mariguana y el hashís son ilegales. Hace un par de semanas, un juez ruso la condenó a 9 años de prisión.

Hoy su vida está severamente restringida. Ese es un tipo de estrés que necesita más que una respuesta física para aliviarse. No solo se trata de ir al gimnasio a correr un poco y encestar. Brittney Griner es una marioneta en un tenso juego político de tira y afloja entre los EEUU y Rusia.

La guerra en Ucrania no es un juego. Se desarrolla en tierra ucraniana, pero también en el candente espacio de la opinión pública internacional. El arresto de la basquetbolista le dió a Rusia una valiosa marioneta. Una rehén muy conveniente para un peligroso juego.

¿Por qué estaba ahí Brittney Griner? Porque ella es una mujer en el básquetbol profesional y las basquetbolistas en los EEUU ganan mucho menos que los varones. Los jugadores de los Guerreros de San Francisco, últimos campeones de la Asociación Nacional, descansan sus cuerpos y mentes por varios meses. En cambio, muchas jugadoras de la Asociación Nacional de Básquetbol Femenino, cuando termina su menos compensada competencia, corren al aeropuerto. ¿Por qué? Para ganar en otros países lo que en los EEUU no se les paga.

En los deportes profesionales se mantiene una gran diferencia entre lo que ganan los hombres y las mujeres. Algunos deportes, como el tenis y el fútbol soccer” han logrado cierta paridad. Hoy, después de una larga lucha, las mujeres futbolistas de este país reciben paga equitativa.

No es un secreto que millonarios y billonarios controlan a este país… incluyendo el mundo de los deportes, el de la información (y el de la desinformación), además del mundo cultural. La avaricia es el motor que les sirve de base. Si observamos que “los dueños de todo” —en su inmensa mayoría— son hombres conservadores, que ejercen un control patriarcal sobre la sociedad estadounidense, se entiende mejor el por qué sigue existiendo la disparidad salarial entre hombres y mujeres. No solo en los deportes. 

El deporte profesional otorga una tribuna de gran visibilidad para sus participantes. Una tribuna donde se reflejan muchos problemas sociales y también espectaculares y benéficoa logros.

Esa es otra razón por la cual muchos seguimos los deportes: no solo por las emociones que entregan sus participantes, sino porque podemos ver cómo quienes participan responden a los diversos tipos de estrés que el deporte profesional provee.

¿Tal vez Britney Griner debió haber sido más cuidadosa y no portar en su equipaje cosas que le podrían afectar? Por supuesto. Todos debemos hacer eso cuando hacemos las maletas para entrar al super-paranoico mundo de los aeropuertos internacionales.

Pero todos hemos cometido errores: conscientemente o no. ¿O acaso usted nunca trató de pasar de contrabando algunas tortillas hechas a mano? ¿Cómo dejar atrás esas delicias hechas por su mamita? ¿Para después saborearlas con los ojos cerrados, una vez que la seguridad del aeropuerto fue engañada?

Bromas aparte, lo que Yvette Griner hizo fue un error. Sin embargo, la culpa principal, en mi humilde opinión, son los injustos salarios que las atletas femeninas reciben en los EEUU. Recientemente, el gobierno anunció que —uno de éstos días— Griner será canjeada por uno o dos espías rusos. Una especie de “paquete especial” está negociándose. 

Le deseamos lo mejor. ¿Tal vez su fama le haga obtener un contrato para patrocinar alguna compañía? Bueno, ¿acaso este no es el país de “los sueños americanos”?

Lo dudo. Quienes controlan las faltriqueras patriarcales tienen malignas reglas morales y económicas. Según esas reglas, Briner es una pecadora y ellos nunca lo son. 

Recuerden la frase del ex presidente Obama: “Too big to fail!”. Muy grandes para fallar.