[Foto: Los hermanos Tapia (desde la izquierda) Isaac, Isaiah y Elijah, afuera de Poncho Brotherz, nuevo dispensario ubicado en la calle César Chávez. Foto por Andrew Brobst/Calle 24]

En la esquina de las calles César Chavez y Bryant, un mural vibrante despliega la escena de exuberante vegetación y monos que se balancean. El espíritu jovial de su arte marca una nueva incorporación a esa cuadra: Poncho Brotherz, dispensario de cannabis o marihuana medicinal, un negocio familiar dedicado a la curación holística y la retribución a la comunidad del Área de la Bahía.

Detrás de este nuevo dispensario en la Misión están los tres hermanos Tapia, Isaiah, Isaac y Elijah, de poco más de 20 años, cuyo sueño se hará realidad el último fin de semana de julio, fecha en que se tiene contemplada su apertura.

Fue en el otoño de 2016 cuando los hermanos Tapia encontraron su nombre, o se podría decir que su nombre los encontró a ellos. Junto con su grupo de danza azteca, Cuauhtli Mitotiani Mexica, los Tapia viajaron a Standing Rock para protestar contra el oleoducto Dakota Access (DAPL), un proyecto que viola el Tratado de Laramie y pone ese territorio en riesgo de profanación.

“Siempre usamos un poncho heredado de nuestra abuela, por lo que nos reconocieron como los hermanos poncho”, dijo Isaiah sobre su estancia en Standing Rock.

El significado detrás de su nombre se consolidó aún más cuando ellos profundizaron en aprender sobre prácticas culturales indígenas, honrando sus lazos ancestrales, los cuales se remontan a ocho generaciones, al jefe apache Victorio. En este viaje, los hermanos encontraron su vocación: “Cuanto más te sumerges en ti y tienes el coraje de hacerlo, todo se vuelve más ligero”, dijo Isaiah quien transmite este mensaje en el mural exterior del edificio, que presenta un templo, símbolo de uno mismo.

Sin embargo, es en el templo donde convergen los dones de cada hermano: para el mayor, Isaac, su relación con la cannabis comenzó con su relación con el cuerpo. Diagnosticado con diabetes tipo uno, y desafiando todo pronóstico, tomó su salud en sus manos a través del bienestar holístico, el veganismo y el consumo de la cannabis.


Poncho Brotherz, el nuevo dispensario propiedad de negros y morenos, abrirá sus puertas a fines de julio, en la calle César Chávez. Foto: Andrew Brobst/Calle 24

“Empecé a investigar sus beneficios para la salud [del cannabis], tomado, en aceites, tinturas de CBD/THC, y descubrí los diferentes aspectos de la curación que se pueden obtener del cannabis más allá del efecto de euforia”, dijo Isaac.

En esa misma línea, el hermano menor, Elijah, un chef vegano profesional que practica la filosofía de “la comida es medicina”, comenta: “Nuestra dieta estadounidense estándar causa muchas enfermedades y las compañías farmacéuticas no se preocupan por nosotros, pero quiero cambiar eso y que los alimentos sean accesibles para nuestra gente. Especialmente siendo moreno y negro, muchas enfermedades son hereditarias, pero también tiene que ver con los alimentos que comemos”.

A partir de este valor en la salud, los productos Poncho Brotherz son veganos, orgánicos, no transgénicos y se obtienen éticamente de la tierra que ellos mismos cultivan.

En 2019, la familia Tapia compró sus primeras 16 hectáreas de tierra en el condado Humboldt y un año después compró 27 más, con un permiso preexistente para cultivar cannabis. Con un paso más cerca de hacer realidad su sueño, Edward Brown, el ‘hermano adoptivo’, entró en escena. Mientras participaban juntos en un podcast, Brown conoció al padre de los hermanos Tapia. Tres días después, los cuatro se conocieron, a partir de ahí, el resto es historia. «Fue como: Hermano de otra madre, ¿dónde has estado?”, dijo Isaac.

Activista a favor del cannabis y desertor de la facultad de derecho de la Universidad Golden Gate, Brown ha ofrecido su experiencia legal como voluntario a personas negras y morenas desde 2018. Su voluntariado está impulsado por el amor por la comunidad y ver que las personas de color tengan igualdad de acceso a oportunidades en esta industria.

“Quiero ver a más personas negras y marrones en este espacio, las personas que sufrieron más daños, las personas en quienes se usó la hierba como objetivo, para sacar al hombre del hogar”, dijo Brown.

La Guerra contra las Drogas, que refiere Brown, se hizo pasar por una cruzada de salud pública en los años 70, 80 y 90, pero apuntó directamente a las comunidades negras y latinas, encarcelando masivamente a hombres de color. Hoy, el Centro para la Ley y la Justicia informa que el 75 por ciento de las personas en prisión estatal por condenas por drogas son personas de color, a pesar de que estas y los blancos consumen drogas al mismo ritmo.

En un intento por remediar el daño causado por esa guerra, San Francisco creó el Programa de Equidad de Cannabis, que reserva permisos de cannabis para quienes puedan probar el daño causado por la guerra, personas como los hermanos Tapia, cuyo abuelo fue arrestado por ofrecer un porro a un oficial encubierto.

Los hermanos Elijah e Isaac Tapia, afuera de su dispensario, Poncho Brotherz, próximamente a inaugurarse en la calle César Chávez, en el distrito Misión. Foto: Andrew Brobst/Calle 24

A pesar de las buenas intenciones de ese programa de equidad, surgen problemas de accesibilidad dentro del proceso burocrático, así como la carga de impuestos y gastos generalmente desproporcionados. El año pasado, el resumen de políticas de la Conferencia Nacional de Legislaturas Estatales informó que la carga fiscal del cannabis de California se encuentra entre las más altas del país. Además, California grava el cannabis más que otros productos básicos, como el alcohol o el tabaco.

Para compensar el riesgo económico, los recientes programas estatales de equidad, como el de Nueva York, proporcionan capital a los solicitantes calificados. San Francisco está rezagada: “El proceso no es fácil”, dijo Jackie Tapia, contadora y madre de los hermanos Tapia, sobre el proceso y el riesgo. “En cierto sentido, si estás hecho de dinero y estás de acuerdo con perder dinero, entonces eres uno de los que puede llegar a la cima”.

Para familias como la de Tapia que viven al día, perder dinero no es una opción. Quienes pueden darse el lujo de probar suerte con el cannabis suelen ser blancos y ricos. En 2020, Forbes informó que esta industria está dirigida en un 80-90 por ciento por propietarios blancos, un número que generalmente no varía.

Sin inmutarse por este hecho, la familia Tapia y sus socios comerciales están dando un paso adelante y aceptan el desafío, compartiendo que darán espacio a aquellos que como ellos, provienen de entornos similares: “en 10 años, queremos ser la prueba del tiempo para la gente, no respaldados por corporaciones, sin abogados con grandes lazos de dinero”, dijo Isaac. A lo que Jackie interviene. «Esto es tan real como puede serlo».