No tardó Emily Caesar en darse cuenta de que Trevor, su esposo, tenía que tenerlo todo a su manera, cómo se vestía, con quién hablaba, cuánto comía, a dónde iba. Siempre le recordaba que él era el cabeza de familia, dijo Emily al tribunal. Ella pudo probar con documentos y audio cómo él había abusado presuntamente de ella una y otra vez. “Sentía que no se me permitía tener mis propios pensamientos”, recuerda ella.

Su abogada, Minty Siu-Kootnikoff, presentó la solicitud de una orden de restricción temporal en febrero de 2021 y de la custodia de su hijo de seis años. Fue una de las primeras abogadas que invocó una nueva herramienta legal que California decretada apenas un mes antes, que permitía a las víctimas alegar un patrón de “control coercitivo” –abuso psicológico que no necesariamente termina en daño físico. 

También directora de servicios legales de Sojourn, un refugio de violencia doméstica en Santa Mónica, vio la recién decretada ley como la mejor herramienta para conseguirle un remedio legal a su cliente: “La violencia doméstica tiene que ver con el control, y no se limita al abuso físico”, dijo, y observó que la nueva ley es “crucial para abordar el abuso que los códigos criminales no contemplan, pero que es tan dañino y destructivo como un ojo morado o un brazo roto”.

Mientras que no todos los jueces son comprensivos, la conclusión del juez que oyó el caso de Emily muestra que por lo menos algunos juristas parecen haber entendido el mensaje.

“Las opiniones de la violencia doméstica de los tribunales están evolucionando a lo largo de los años”, apuntó el juez Michael J. Convey, de la Corte Superior del Condado de Los Ángeles en su fallo del 5 de febrero de 2021, para “reflejar comportamientos más sutiles, más insidiosos, por así decirlo, que se pueden llamar violencia o abuso”. Convey estuvo de acuerdo con Siu-Kootnikoff en que lo que Emily sufrió durante años fue en efecto control coercitivo, y afirmó que lo que los defensores dicen es el propósito de la reforma, que es otorgarles a las víctimas como Emily el beneficio de la duda.

La ley de California de 2020, que presentó Susan Rubio, senadora estatal, sobreviviente ella misma de abuso doméstico, amplía la definición de la violencia doméstica y permite a las víctimas presentar pruebas de control coercitivo en las solicitudes en la corte familiar de órdenes de restricción o custodia de los hijos. Esta ley se aplica a casos civiles, mas no a los criminales.

California pasó a ser el segundo estado en adoptar tal reforma, después de Hawai en septiembre de 2020. En julio 2021, Connecticut aprobó una ley parecida a la de California, con dos disposiciones adicionales: Fijó barreras que impiden a los abusadores arrastrar a sus parejas a la corte por razones frívolas, mientras que también estableció un programa de subvenciones para los o las sobrevivientes de bajos ingresos que necesiten ayuda legal cuando solicitan una orden de restricción. 

El control coercitivo ocurre cuando un abusador aísla a una pareja íntima de amigos, amigas y familiares, toma control de sus finanzas personales y vigila su actividad, o usa ataques verbales para reforzar su autoridad.

Se trata de “la dominación y el control”, observó David A. McLeod, profesor adjunto en el departamento de Trabajo Social de la Universidad de Oklahoma, que ha investigado y publicado artículos sobre la violencia de pareja: “Si él o la abusador/a siente que pierde el control, presionará a su pareja para que vuelva a ser dócil”.

La postura del estrado

Los defensores de los derechos de la mujer dicen que recoger el concepto de control coercitivo facilita opciones adicionales a las cortes familiares para penalizar los comportamientos que tienen consecuencias económicas y mentales para las víctimas y que pueden volverse violentos si no se abordan oportunamente. 

Pero reconocen que es difícil convencer a los funcionarios de la corte que deben tomarse en serio a las víctimas que alegan control coercitivo. De hecho, la educación de los jueces sobre cómo aplicar la ley será la clave de su éxito. 

Chitra Raghavan, defensora de los derechos de la mujer y psicóloga forense en la facultad John Jay de Justicia Criminal en Nueva York, dice que puede llevar por lo menos una década saber cómo funcionan las leyes.

Una larga batalla judicial

Emily se casó con Trevor en 2011, dos años después de empezar a salir juntos. Ella tenía 30 años y él tenía 28. 

Llevaban su negocio de diseño web en su casa en Castaic, en el Condado de Los Ángeles. Pero desde el principio también se dió cuenta de lo “controlador y narcisista” que podía ser Trevor, dijo. En 2015, se divorciaron, y tenían la custodia compartida de su hijo, entonces un bebé. Tres años más tarde, se volvieron a juntar, acordando que sería mejor si Trevor se involucrara más en la vida del hijo. “Para mí lo es todo”, dijo Trevor acerca de su hijo en una conversación telefónica recientemente. 

Pero una vez juntos de nuevo, Emily dijo que el abuso simplemente se intensificó. En noviembre de 2020, al intentar vestir a su hijo para la escuela, ella pidió ayuda a Trevor porque el niño no cooperaba, entonces él la agarró por los brazos y la empujó “múltiples veces” delante de su hijo, según su testimonio. Incluyó fotos de los moretones en su brazo como pruebas documentales.

El abogado de Trevor, Matthew J. Chung, defendió el comportamiento de su cliente: “Emily era la que provocaba a Trevor. Era la que le estaba gritando al niño. Trevor alegó que él también era una víctima: “Es difícil resumir estos eventos tan personales”, dijo por teléfono. “Pero te puedo decir que ella ejerció mucha violencia contra mí”.

En el juicio, Chung dijo que Emily fumaba marihuana en presencia de su hijo para lidiar con un trastorno de ansiedad que le habían diagnosticado, lo que disminuía sus habilidades de crianza.

Pero Convey desestimó ese alegato: “No ha habido pruebas suficientes de que este uso de medicamentos recetados o marihuana haya alterado o repercutido en su capacidad para cuidar,” dijo. Desestimó de manera igualmente enfática las acusaciones de Emily de que Trevor usaba opioides sin receta médica y alcohol en exceso.

Pero en su fallo, otorgó a Emily una orden de restricción temporal contra su ex por tres años junto con la custodia exclusiva de su hijo. 

“He cometido errores”, dijo Trevor en una entrevista. Pero dijo que la decisión del juez le resultó angustiosa: “Tengo que confiarle nuestro hijo a alguien que no es estable”.

Se les ordenó a Trevor y a Emily asistir a clases de crianza por separado, mientras que Emily dijo que sigue asistiendo a la terapia en grupo ordenada por la corte. Cuando se le preguntó por qué volvió con Trevor después de todo lo que había experimentado, Emily dijo que esa es una pregunta que a menudo se hace a sí misma. “Todo lo que sufrí”, dijo, “está ahora en el pasado”.

Este artículo es parte de una serie sobre la ley de control coercitivo de California producida por la San Francisco Public Press, una organización de noticias de investigación sin ánimo de lucro. Ha sido extraído, editado y traducido por Ethnic Media Services. Si desea leer el artículo completo y otros de la serie, visite el sitio en internet: sfpublicpress.org/series/coercive-control. 

Este reportaje fue financiado por una subvención del Fondo de información sobre el Impacto de la violencia doméstica del Centro Annenberg para el Periodismo sanitario de la Universidad del Sur de California.


Viji Sundaram trabajaba como redactora de la salud de New America Media de San Francisco y como periodista para publicaciones que incluyen India-West, un semanario para la comunidad del sur de Asia en los EEUU, el Cape Cod Times, el Providence Journal y el New Bedford Standard Times. Ha sido galardonada con varias becas y obtenido 11 premios de periodismo, incluyendo uno por su artículo de revelación sobre el uso de carne de res en sus llamadas papas fritas vegetarianas de McDonald’s.