Lo que ocurre en Bolivia no es un hecho aislado, es un fenómeno global. Es el mismo colonialismo, que se siente debilitado frente a la resistencia y defensa de nuestros territorios ancestrales y derechos. El colonialismo quiere volver a avasallarnos, quitándonos nuestra identidad colectiva y eliminando nuestros derechos.

Así como los invasores en los siglos XV y XVI llegaron con la espada y la cruz, a imponer sus reyes, su idioma, su religión, su modelo económico, hoy los fundamentalistas se unen para imponer la vulneración sistemática de los derechos humanos, la negación de la diversidad cultural, la unión de iglesia y Estado superada hace más de doscientos años.

La wiphala, símbolo de resistencia de los pueblos indígenas durante más de cinco siglos, ha sido quemada y hoy las y los indígenas volvemos a ser obstáculo para el “desarrollo económico” de los ricos. No es casualidad que Camacho diga: “La Pachamama nunca volverá a Palacio quemado. Ahora Bolivia es de Cristo”. Y en las calles se escriba ‘Viva Bolivia Libre de Indios’. Los indígenas ya no somos ciudadanos y no merecemos derechos por no estar a favor de destruir nuestros territorios en nombre del ‘desarrollo’ y la ‘democracia’. 

El objetivo de la ultraderecha y los grupos  religiosos conservadores  es desbaratar todos los avances en materia de igualdad de derechos: entre pueblos indígenas y no indígenas, entre hombres y mujeres, en el cuidado del ambiente, en materia laboral y muchos otros.

Con la caída del gobierno plurinacional de Bolivia, queda Argentina sola en Latinoamérica, allí también arremeterán, porque la recesión económica la hace vulnerable. El Perú no es ajeno a estas crisis políticas y económicas promovidas por las políticas neoliberales, fascistas y los fundamentalismos religiosos. Nuestros derechos colectivos están siendo arrebatados, persiguen a nuestras lideresas y líderes, con el cuento del emprendimiento y usando el diálogo nos adormecen para quitarnos nuestros territorios y esclavizar a nuestros hijos y nuestras hijas.

Cortesía: ONAMIAP

Reconocemos que en Bolivia lo que está en peligro no es un gobierno ni un líder, es el proceso de los pueblos indígenas por recuperar la autonomía y la dignidad que nos arrebataron. Este proceso nació como una esperanza de emancipación y reformas sociales, sobre todo de los pueblos indígenas, no solo de Bolivia sino de toda Latinoamérica.

Un proceso que, sin embargo, cometió muchos errores. Centralizar el liderazgo en el caudillismo, no respetar los procesos de despatriarcalización de los movimientos de mujeres indígenas y feministas. Permitir el ingreso de miembros de la derecha en su gobierno. No romper con la economía extractivista. El TIPNIS fue el punto de quiebre y desde el gobierno se dividió a las organizaciones indígenas.

El caudillismo fue el principal error, que se repite en la historia de nuestro continente: centrar la mirada en un solo liderazgo, sin abrir paso a la renovación, a la alternancia, a las responsabilidades colectivas. Fue esto lo que le abrió las puertas a la ultraderecha.

En los verdaderos procesos de cambio, todos y todas somos importantes. Todos y todas somos responsables. Solo la unidad, el reconocimiento de que los procesos se construyen de manera colectiva y desde abajo hacia arriba, garantiza cambios reales y el respeto universal de los derechos humanos, colectivos e individuales.

Esa es hoy la tarea de las organizaciones indígenas de nuestro continente: construir una Latinoamérica donde no exista el clasismo, el fascismo, el racismo, el machismo, el fundamentalismo religioso, y que nos permita decidir nuestro propio modo de vida, que respete a la Madre Naturaleza y se encamine a la reciprocidad y al buen vivir.  No un desarrollo impuesto por los poderosos que destruye a la Pachamama.

Hacemos un llamado a los pueblos indígenas de Latinoamérica, a todas y todos los explotados y marginados por este sistema. Debemos unirnos para resistir y promover la emancipación de nuestra América. Por nuestra dignidad, por la de nuestros ancestros, por nuestra Madre Tierra y por el futuro de nuestros hijos y nuestras hijas.

La Organización Nacional de Mujeres Indígenas Andinas y Amazónicas del Perú (ONAMIAP) es una organización que lucha para el pleno ejercicio de nuestros derechos individuales y colectivos como mujeres y pueblos indígenas.