El candidato a la Fiscalía de Distrito, Chesa Boudin, se dirige a sus simpatizantes durante un mitin en La Rampa, en San Francisco, el 16 de octubre. Foto: Alejandro Galicia Diaz

Ser fiscal de distrito es un cargo público que implica gran responsabilidad: por un lado tiene el poder de influenciar el enjuiciamiento penal, la ejecución y la rehabilitación durante una generación, un poder que a menudo no recibe suficiente escrutinio y que se puede prestar para abusos y excesos. Chesa Boudin, el joven progresista candidato a ocupar este puesto en San Francisco, espera usar esa influencia para reformar nuestro sistema de justicia que se encuentra roto.

El ahora defensor público, creció mientras sus dos padres estaban en la cárcel. Ha experimentado lo que es estar en ambos lados del sistema de justicia penal. Boudin aboga por un modelo de justicia ‘restaurativo’, centrado en la rehabilitación y la reconciliación, como la mejor manera de prevenir la reincidencia (la tendencia de un delincuente condenado a recaer).

Durante una entrevista reciente con El Tecolote, Boudin contó la historia de Lorenzo, un inmigrante que creció visitando a su padre quien estaba en una prisión de máxima seguridad. Lorenzo y Boudin se conocieron cuando ambos visitaban a sus padres encarcelados y se hicieron amigos. Durante su primer año en Yale, Boudin se enteró de que su amigo Lorenzo fue arrestado y encarcelado en el mismo bloque de celdas que su padre.

“Vi dos ciclos diferentes de encarcelamiento. Uno en la reincidencia de un individuo que iba a la cárcel, salía y luego volvía. Lo vi de dos maneras… y vi una segunda categoría de reincidencia que llamo ‘reincidencia generacional’, en la cual niños que crecieron en las circunstancias en las que yo crecí, terminaron siendo arrestados y tras las rejas”. La historia de Lorenzo es un ejemplo de este segundo tipo de reincidencia.

“Lo que llamo reincidencia [intergeneracional] más explícitamente demuestra la falla de nuestro sistema en la rehabilitación”, explica Boudin.

Las raíces de la justicia restaurativa

Los padres de Boudin estaban afiliados al Weather Underground, el grupo activista de izquierda responsable de los bombardeos no letales en la década de 1970. Cuando Boudin tenía poco más de un año, ambos fueron arrestados por su participación en el robo de un camión blindado en 1981, que resultó en la muerte de dos policías y un guardia de seguridad. A pesar de que ni David Gilbert (su padre) ni Kathy Boudin (su madre) mataron a nadie, ambos recibieron largas sentencias en prisión (Gilbert aún permanece en una instalación de máxima seguridad, mientras que su madre fue liberada en 2003). El encarcelamiento de su madre fue muy diferente al de su padre. Él estuvo en diferentes prisiones famosas y de máxima seguridad, entre ellas Attica, Wendy, Comstock y Auburn. Su madre pasó su tiempo en Bedford Hills que contaba con “buenos programas de rehabilitación. En parte porque es una prisión para mujeres, y por otra parte, porque está ubicada en el condado de Westchester, un condado adinerado que enviaba recursos, donaciones y voluntarios de las áreas circundantes a la prisión. Por lo tanto mi madre durante su condena podía impartir clases para las madres y brindar clases de alfabetización”, dijo.

Mientras su madre pudo obtener una educación durante su reclusión (completó su programa de maestría mientras estaba en Bedford Hills y ayudó a impartir clases de educación sobre el SIDA), para su padre el tiempo en la prisión ha sido más difícil.

“Con el paso de los años escuché que los amigos o conocidos de mi padre, después de salir de la cárcel, eran arrestados nuevamente. De niño me preguntaba: ‘¿Por qué sucede eso? Ya han sido castigados, ¿no deberíamos asegurarnos que sus castigos garanticen que no vuelva a suceder”, dijo.

Al ver este tratamiento drásticamente diferente, el joven Boudin se preguntó: “¿Cuál es la causa de esto?” Y, más adelante en la vida: ¿Por qué él mismo evitó la reincidencia generacional en la que cayeron muchos niños como él? La respuesta a estas preguntas requiere una comprensión del contexto histórico, ese que Boudin indagó mientras investigaba la justicia penal estadounidense en la universidad. Analizó los factores de Attica y las condiciones de la prisión, en un intento de luchar por sus padres, por otros reclusos y otros miembros de la familia. Esto lo llevó a trabajar como defensor público y finalmente a postularse para el puesto de fiscal de distrito de San Francisco.

“Creo que me ayuda a tener una perspectiva global”, dijo Boudin. “Poder reconocer que las personas tienen los mismos derechos constitucionales cuando se trata del sistema de justicia penal, sin importar de dónde vengan y que el gobierno de los EEUU y su política exterior influencian el por qué tantas personas están aquí”.

El candidato a la Fiscalía de Distrito, Chesa Boudin, se dirige a sus simpatizantes durante un mitin en La Rampa, en San Francisco, el 16 de octubre. Foto: Alejandro Galicia Diaz

Campaña por la reforma

Boudin se da cuenta de lo afortunado que ha sido y esto le ha instruido a lo largo de su carrera. Sus relatos honestos y directos de su experiencia lo separan de otros candidatos como Suzy Loftus, Nancy Tung o Leif Dautch. Ha experimentado ambos extremos del sistema judicial y simplemente no hay otra forma de sustituir el conocimiento de un sistema depredador y perjudicial como ese.

El costo de nuestro sistema de justicia injurioso se les aplica a los pobres de la ciudad a través de un sistema de fianza, similar a muchas otras ciudades estadounidenses, las cuales permiten al capital dictar los términos del encarcelamiento.

“Experimenté este sistema como defensor público cuando vi a mis clientes, algunos de los cuales yo sabía que eran inocentes, pero se declararon culpables simplemente porque era la única forma de salir en libertad”, dijo.

Lidiando con las injusticias de un sistema judicial y viendo cómo desgarraba las vidas de las familias de la clase trabajadora, Boudin ha trabajado para desafiar el sistema de pago en efectivo como lo es la fianza.

“Comencé a presentar demandas, y establecí una unidad de fianzas en nuestra oficina, ayudé a encontrar una organización sin fines de lucro en DC llamada Civil Rights Corp que desafía el uso de la fianza en todo el país. Hemos progresado enormemente al lograr que los jueces y fiscales reconozcan que se trata de un sistema discriminatorio que debilita la seguridad pública”.

El encarcelamiento por falta de medios financieros es algo feudal que, sin embargo, continúa en todo los EEUU. El sistema de fianza en efectivo es algo que Boudin quiere erradicar en San Francisco. Su historial habla claramente de su compromiso con los trabajadores, inmigrantes y personas discapacitadas de San Francisco.

En 2012-13, Boudin fue una fuerza promotora en persuadir al alguacil de la ciudad para que dejara de permtir las detenciones de ICE. Él cree que este fue un primer paso, de los muchos que deben darse. Durante su campaña, Boudin ha ideado un enfoque diferente para el fiscal de distrito guiado por su visión de la justicia restaurativa como una forma más efectiva de rehabilitación que el enfoque actual de justicia punitiva.

Boudin dice que un sistema de justicia restaurativa se centrará en “la responsabilidad y en encontrar una manera de deshacer o corregir el daño causado”, mientras que la justicia punitiva se centra en “castigar a alguien que ha hecho daño”.

Esta perspectiva es una distinción ideológica clave entre Boudin y muchos otros en nuestros sistemas judiciales o correccionales. Poner en marcha una reforma como esta es una tarea grandiosa y difícil a la vez. Implica que los demandantes y los acusados trabajen en conjunto para comprender el daño causado y encuentren una solución efectiva no solo para corregirlo, sino también para garantizar que nunca vuelva a suceder.

El candidato a Fiscal de Distrito de San Francisco, Chesa Boudin, en San Francisco, el 16 de octubre de 2019. Boudin dice: “Tenemos un sistema de justicia penal fallido y quebrantado que está socavando la seguridad pública, destruyendo nuestras comunidades y perpetuando un sistema de encarcelamiento masivo racista. Tenemos una oportunidad realmente única para construir un sistema de justicia penal más seguro y más justo que refleje nuestros valores, que nos mantenga a todos seguros y que marque el ritmo que el resto del país debe seguir”. Foto: Alejandro Galicia Diaz

Justicia caduca en los EEUU

Según la Iniciativa de Política de Prisiones, en 2019, hay 2.3 millones de personas encarceladas en los EEUU. De esa población, California tiene la segunda tasa de encarcelamiento, por cada 100 mil personas, que cualquier otro país de la OTAN.

Este es un problema arraigado en los fundamentos de nuestro sistema judicial, que no puede compararse a un tren de carga desbocado de un grupo de fiscales o jueces severos. Para remediar este tipo de brutalización se requiere una perspectiva completamente nueva sobre la justicia, la cárcel y el castigo. Continuar con la reforma de un sistema judicial diseñado para la institucionalización punitiva no detendrá ni retrasará la carga de encarcelamiento masivo en el país. Se necesita una revisión.

Las grandes reformas de este tipo no se hacen con una o unas pocas personas, se necesita un esfuerzo masivo. El fiscal de distrito de Filadelfia, Larry Krasner, adoptó un enfoque de justicia restaurativa y lanzó una “unidad para investigar y enjuiciar a los empleadores que se burlan”, según el Philadelphia Inquirer.

Hay una cuestión de cuán efectivo puede ser un fiscal de distrito en términos de reforma de un sistema diseñado para enjuiciamiento perjudicial. Desde el punto de vista de la imparcialidad, este puesto por su propia naturaleza, todavía está diseñado para dictar en contra de las personas pobres y trabajadoras. Es uno de los tentáculos de un calamar gigante que son los jueces, fiscales, policías, correccionales y muchos más.

Al menos, el enfoque de la justicia restaurativa por parte de los fiscales de distrito y los candidatos en todo el país es un paso tardío pero efectivo en dirección hacia un sistema de justicia más equitativo.

La campaña de Chesa Boudin es un microcosmos para la reforma que podría modificar nuestro sistema de justicia de uno de castigo punitivo arcaico, atrasado y brutal. Es una oportunidad, -—aunque remota— para lograr un cambio real en el pasado, el futuro y el presente de generaciones. No debemos ignorarlo.