Mientras las empresas y trabajadores de San Francisco luchan por mantenerse al ritmo del constante aumento en los precios en el Área de la Bahía, así como por mantener su estabilidad económica en medio de esta pandemia, los miembros de la Junta de Supervisores están trabajando para establecer un banco público.

La legislación presentada por el Supervisor Dean Preston, a finales de enero, bajo el nombre Ordenanza de Reinversión en San Francisco, pretende crear un grupo de trabajo, integrado por cuatro representantes de la comunidad y tres expertos en banca, encargados de ultimar los detalles para la creación de un banco público. El objetivo es establecer un banco municipal plenamente funcional en cinco años.

Siguiendo el modelo del Banco de Dakota del Norte (BND, por sus siglas en inglés) —el único banco público de los EEUU, creado a principios del siglo XX para ayudar a los agricultores afectados por los cambios ambientales—, el banco municipal de San Francisco ofrecería créditos a bajo interés tanto a empresas como a estudiantes, utilizando como prenda los fondos de ahorro y crédito existentes de la cooperativa. Esto permitiría a los empresarios o trabajadores de la ciudad el capital necesario para mantenerse solventes a pesar de los cierres masivos de empresas y los despidos. 

El grupo de trabajo inicial crearía una ‘corporación financiera municipal’ (MFC, también por sus siglas en inglés), una Caja financiera propiedad de la ciudad y supervisada por el propio grupo de trabajo, que también prepararía un plan de negocio y analizaría los criterios de solvencia. 

Es probable que la ordenanza se apruebe, ya que un grupo de Supervisores han mostrado su apoyo: Connie Chan, Matt Haney, Myrna Melgar, Hillary Ronen y el presidente de la Junta, Shamann Walton, se pronunciaron a favor de la propuesta en una rueda de prensa celebrada el 26 de enero. «Necesitamos una institución financiera gestionada por la Ciudad en la que nuestros fondos se inviertan en todo aquello que beneficie a nuestras comunidades de San Francisco», dijo Walton.

Illustration: Chiara Di Martino

Los activistas locales llevan años presionando para conseguir un banco de capital público en San Francisco. Las raíces de este esfuerzo político proceden de un movimiento de protesta a miles de kilómetros recorridos y con cinco años de historia.

Jackie Fielder, organizadora y cofundadora de la Coalición de Bancos Públicos de San Francisco y una de las manifestantes que se opusieron al oleoducto Dakota Access en 2015. A su regreso al área de la bahía, se dio cuenta de que las instituciones financieras que controlan gran parte de los fondos municipales de la ciudad son las mismas que se benefician del oleoducto en cuestión. Una catástrofe ecológica en un estado tiene relación con la viabilidad económica de otro, y los beneficios de dicha catástrofe sólo benefician a los propietarios de tierras y bancos. «Ni siquiera vemos la riqueza que estas corporaciones han acumulado», dijo Fielder en una entrevista con El Tecolote poco después de aquella conferencia de prensa.

En 2019, la Oficina del Tesorero de San Francisco publicó un estudio que presentaba un enfoque de tres modelos para establecer hipotéticamente un banco municipal. De acuerdo con este criterio presentado en el informe del tesorero, el banco funcionaría como un prestamista para el pueblo de San Francisco, de manera similar a cualquier otra institución financiera, o bien serviría como una financiera municipal.  El informe del tesorero asume que dicho banco se haría cargo de las finanzas municipales en un lapso breve, menos de una semana. Este planteamiento es contrario a los modelos propuestos por la coalición, que pretenden introducir gradualmente el banco municipal. Con este enfoque progresivo, los gastos iniciales se diseminarían a lo largo de los años y no de una sola vez.

Kurtis Wu, cofundador de la Coalición por un Banco Público de SF, durante una entrevista con El Tecolote el 28 de enero, señaló que el MFC se escalonaría para controlar las finanzas de la ciudad en lugar del cambio, prácticamente de un día para otro, planteado en el informe del tesorero. El procedimiento de introducción o ampliación da al MFC, y por ende al banco municipal, una posibilidad mucho más rápida de ser rentable en un plazo prudente y, por tanto, de devolver con rapidez el dinero a los bolsillos de los habitantes de San Francisco. Además, destacó que, aunque el enfoque del MFC tendría que ser bastante riguroso, la Coalición considera que, si se aprueba la ordenanza, la ciudad podría contar con un banco público en un plazo de tres a cinco años. 

«A Wall Street no le importa si la pequeña empresa familiar de San Francisco quiebra. Lo único que le importa es maximizar sus beneficios.»

Jackie Fielder

«No es de extrañar que en tiempos de crisis los mercados financieros privados no ayuden a la gente que lo necesita, que no destinen el dinero a quien más lo requiere. Lo hemos visto muy bien ejemplificado con la distribución de los préstamos de la PPP (Programa de protección de pago), los grandes bancos que estaban a cargo de él, se concentraron en las grandes empresas», dijo Wu. Fielder ha hecho eco de esta opinión y ha señalado que durante la COVID-19, el BND ha establecido una serie de préstamos para pequeñas empresas con tasas de interés bajas y fijas que permiten a los trabajadores y a los propietarios de empresas evitar los incumplimientos y mantener sus negocios solventes. 

«A Wall Street no le importa si la pequeña empresa familiar de San Francisco quiebra. Lo único que le importa es maximizar sus beneficios. Lo que nos importa en San Francisco es tener una comunidad de pequeñas empresas prósperas, tener viviendas a precios razonables y cumplir nuestros compromisos medioambientales. Esto es lo que llamamos el bien público y para preservar esas circunstancias de nuestra ciudad necesitamos tener capital», dijo Fielder.

Este objetivo de asumir el control democrático de las finanzas es urgente en varias ciudades costeras, como Filadelfia, Los Ángeles y Nueva York. Un componente clave de los préstamos emitidos por el BND consiste en garantizar los préstamos ofrecidos por instituciones financieras locales pequeñas, como las cooperativas de crédito. «Permitiría a la ciudad utilizar sus fondos para potenciar las instituciones financieras locales», dijo Julian LaRosa, organizador político y de comunicaciones de la Alianza Nacional de Bancos Públicos.

La posibilidad y la oportunidad de control más democrático de las finanzas es posible, pero como en California, y en la gran mayoría del país, se requiere que la gente tenga la iniciativa para ello. Si tiene éxito, será sin duda la recompensa para el pueblo. «Los habitantes de San Francisco somos los accionistas. Podemos aprovechar el ahorro», dijo Fielder.