Uno de los cuadros favoritos de Vanessa Shive en su próxima exposición, Barrio in Technicolor, es una pintura de una mujer cargando un ramo de flores en su espalda. Es una imagen familiar, una que ha visto tanto en su hogar, en Ecuador, como en las calles del barrio Misión. “Conecta”, dice. La flor que eligió pintar es común pero hermosa y personal; planea incluirla en su ramo de bodas a realizarse en unas semanas. El cuadro, al igual que muchos otros en su exposición, refleja su capacidad para fusionar «la vitalidad de la cultura ecuatoriana con las complejidades de la vida urbana».
Desde que se mudó al Área de la Bahía, el Distrito Misión se ha convertido en un lugar especial para Shive: “Se siente como todo lo que me resulta familiar, concentrado en un solo lugar”, dice, refiriéndose a la comida, los murales coloridos y el alivio de poder hablar en su idioma natal. Aunque la Misión no es predominantemente ecuatoriana, dice que este barrio históricamente latinx se siente como su hogar: “Enfrentamos los mismos problemas”. Lo que significa ser latino en los EEUU”.
Nacida y criada en Quito, Shive tuvo pocas oportunidades de tomar clases de arte en su educación temprana. Sin embargo, en la preparatoria, su clase sabatina de francés la introdujo a artistas impresionistas. Quedó cautivada por sus obras: “¡Eran tan hermosas!” Lo que comenzó como imágenes en libros de texto cobró vida durante un viaje de estudios a Francia, donde pudo ver las obras en persona: “Fue el momento más feliz de mi vida”. Las pinceladas detalladas y las texturas la inspiraron a imaginar un futuro diferente, más allá de sus aspiraciones iniciales de estudiar derecho o ingeniería en software. Entonces comenzó a preguntarse: ¿cómo sería hacer algo diferente?
Decidida a seguir su recién descubierta pasión, esta artista se mudó al Área de la Bahía para estudiar Desarrollo Visual en la Academy of Art University de San Francisco. Allí desarrolló sus habilidades técnicas, su pensamiento crítico y su capacidad para “traducir ideas en obras visuales coherentes”. Tras graduarse, adquirió experiencia práctica trabajando en Local Language, un estudio creativo en Oakland, y vio su trabajo independiente publicado en medios como Harper’s Bazaar y Los Angeles Times. Regresó a la Academy of Art por segunda vez y ahora está a solo un semestre de completar su maestría en ilustración. En sus estudios más recientes, ha profundizado en la exploración de la herencia cultural y la narración visual.
Su arte está arraigado en el realismo mágico, donde escenas cotidianas resplandecen con un giro fantástico: “El realismo mágico me permite representar la riqueza de la identidad cultural y la herencia de una manera que trasciende lo ordinario”, explica. A través del uso de colores intensos, elementos surrealistas y capas de simbolismo, su trabajo refleja sus experiencias mientras reimagina lo familiar, brillando con la magia de lo posible.
Shive encuentra inspiración en una amplia variedad de fuentes. Admira la representación de la identidad cultural y la lucha social en la pintura Los Chucchidores (The Gleaners, 1936) de Eduardo Kingman, y toma referencias del uso audaz del color en la obra del pintor estadounidense Wayne Thiebaud. Después de trabajar como ilustradora para una gran variedad de clientes con estéticas igualmente diversas, ha comenzado a mirar hacia adentro y a preguntarse: ¿Qué me llama? ¿Qué es lo que realmente me apasiona?
Estas preguntas guían su Su primera exposición individual, Barrio in Technicolor, que se inaugura el viernes 31 de enero en la Galería Juan R. Fuentes, de Acción Latina, ubicada en el 2958 de la calle 24. Presentando una variedad de medios —desde azulejos impresos hasta pinturas al óleo y obras en pastel— la muestra representa un hito en el recorrido artístico de Shive. La diversidad de técnicas ya ha despertado la curiosidad de los transeúntes, quienes han espiado con interés a través de las ventanas durante la instalación.
Si hay algo que Shive quiere expresar a la comunidad de la Misión con su exposición, es gratitud: “Simplemente la amo. Y aporta tanta alegría a mi vida cotidiana. Amo el activismo, amo el arte, amo a la gente”. Y, quizá más que nada, deja un mensaje claro: “Sigue adelante”.