Existe esta idea de que los hombres deben mostrar una gran rudeza, o una versión extrema de la masculinidad para sobrevivir en la prisión. Tienen que comportarse violentamente para evitar ser percibidos como débiles.
Pero ¿de dónde viene esta ‘cultura’ de la masculinidad extrema? ¿Por qué ha sido normalizada y aceptada como la única manera de sobrevivir en prisión? ¿Y cómo afecta a las personas encarceladas y a los encargados de manejar las prisiones?
Jesse Vasquez entró al sistema carcelario de los EEUU a la edad de 17 años, y pasó casi 20 años en cárceles de California antes de ser liberado en 2019. Siendo un adolescente, tuvo que adaptarse a la cultura de la prisión asumiendo, lo que él llama, un ‘falso bravado’, lo cual describe como una fachada que le permitió pasar de un día a otro y al siguiente.
“En prisión se magnifica y multiplica porque tienes que usarlo como un mecanismo de defensa para sobrevivir. Tienes que actuar como si fueras más rudo de lo que eres, como si te preocupas menos de lo que realmente y qué sientes mucho menos de lo que puedes”, dijo Vasquez, uno de los miles de adolescentes jóvenes que ingresan al sistema carcelario de los EEUU. Según datos del Buró Federal de Prisiones, más del 90% de las personas encarceladas en el país son hombres, y cerca de un tercio son latinos.
Una vez dentro, deben aprender a confrontar las maneras en que la masculinidad extrema o el machismo se extiende a la institución carcelaria en sí misma, incluyendo a aquellos que están a cargo de la seguridad del lugar. “En la cultura de la prisión hay reglas clandestinas que se respetan debido a la cantidad de violencia que puede venir si no te adhieres a ellas. Tu masculinidad es un mecanismo de protección”, dice el teniente Sam Robinson, quien trabajó por más de 15 años como oficial de información pública en San Quintín.
Investigadores académicos han empezado a ver la masculinidad como algo que es socialmente construido, lo que significa que puede cambiar. Janani Umamaheswar, profesora de criminología en la Universidad George Mason argumenta que como sociedad deberíamos preocuparnos más por las formas alternativas de masculinidad que existen en la prisión: “Me encantaría que de manera colectiva, como cultura, dejáramos de celebrar la hiper masculinidad, porque los hombres en prisión son mucho más que eso”.Para saber más sobre la masculinidad extrema en prisión, escuche el episodio completo de “Manos Arriba: The untold stories of Latinx in the US carceral system”.