[su_label]El Abogado Del Diablo[/su_label]
El título de esta columna es un grito del pueblo mapuche de Chile, uno de sus pueblos originarios. Hoy, ha sido adoptado en todo el país por activistas, mapuches o no, que defienden a ese valiente pueblo de una opresión constante. Primero, por parte de los conquistadores españoles y después por autoridades chilenas.
Este año, el 14 de noviembre, un activista mapuche de 24 años de edad, Camilo Catrillanca, fue asesinado por miembros de una nueva fuerza policial llamada ‘Comando Jungla’. Murió de un disparo en la cabeza en Temucuicui, una comunidad mapuche ubicada a casi 600 kilómetros al sur de Santiago. La policía reportó una confrontación con presuntos ladrones de automóviles. Ese reporte inicial ha sido rechazado y la investigación sigue.
Los medios sociales, en Chile y en todo el mundo, explotaron con la noticia. Aunque ese tipo de ‘incidentes’ ha sucedido anteriormente, este caso particular despertó una gran respuesta por parte de los defensores del pueblo mapuche. Yo también me vi arrastrado por la tristeza y la indignación provocadas por el asesinato.
Hace pocos días, mi querido compadre René Castro, un reconocido artista gráfico chileno que vivió en el barrio de la Misión por varios años, hoy reside en Chile, me envió unos pensamientos; distintos a los correos que generalmente intercambiamos, pues lo que escribió parecía una especie de conversación con el mundo, no solo conmigo.
El mismo día, otro amigo -Jorge Coulon Larrañaga, uno de los fundadores del famoso grupo musical ‘Inti Illimani’, colgó en Facebook un poema para Camilo Catrillanca.
Podría escribir mucho acerca del asesinato de Camilo, pero pensé que tal vez sería más interesante compartir las palabras de René y traducir el poema de Jorge… ¡lo cual no fue fácil! Mis amigos viven en Chile y me permitieron publicar sus palabras.
Primero, René Castro:
“Entrenados en Colombia, los Carabineros de Chile (cuerpo policial) siguen siendo noticia por su degradación de los aparatos del Estado y por los escándalos por investigaciones falsas, o por el robo escandaloso de dineros fiscales, por el uso de privilegios obtenidos ilegalmente y –tal vez lo más grave- mintiendo a las autoridades nacionales y al país entero.
La pregunta legítima sería ¿A quién sirven ?, ¿A quién responden ? ¿Será que responden directamente a Dios, como los curas y el resto de la fauna político-religiosa, que están ‘más allá del bien y del mal’?
El Comando Jungla es un invento para enfrentar a un ‘enemigo armado’ que no existe.
Todo tiene que ver con las políticas militares establecidas por el gobierno de Obama una vez disuelta la vieja Escuela de las Américas en Panamá, que educó a todos los militares golpistas del subcontinente americano.
Ahora, en 2018, la nueva doctrina es entrenar fuerzas militares y policiales para lo que se denomina la ‘Doctrina del Enemigo Interno’, o al menos así lo venden y lo financian secretamente entre EEUU y los gobiernos locales”.
Poema de Jorge Coulon:
Yo, con la mirada franca
tu, que a mi espalda disparas
soy de los que dan la cara,
nunca seré yo el que arranca.
Soy Camilo Catrillanca
hijo y nieto de la tierra
yo soy bosque, cordillera
y defiendo mi derecho,
mírame y dispara al pecho
nunca declaré una guerra.
Ven a matarme de frente
y mirándome a los ojos
que fecundaré el rastrojo
con mi sangre inteligente.
Ven aquí si eres valiente
y dime porqué disparas,
dime quién te prepara
quiénes pagan tu salario,
qué te convierte en sicario.
Ven y dímelo en la cara.
Yo soy uno con mi gente
con mi historia y mi paisaje,
mi uniforme es el coraje
de una estirpe de valientes.
Tus disparos de sirviente
tu librea de lacayo,
triste disfraz de cipayo,
cancerbero sin bozal
¡qué batalla desigual!
Yo soy libre, tu vasallo.
En la torre de cristal
en la alfombrada oficina
en la gastada rutina,
de un paraíso fiscal,
el mandante intelectual
solapadamente espera,
él solo mide en madera
el martirio del mapuche,
los que disparan son suches
que cuidan su billetera.
Volvemos con René Castro:
“Lo que existe es el choque entre dos visiones antagónicas de entender esto que llamamos vida: por un lado, la producción desenfrenada en nombre del progreso, que defienden las forestales con el brazo armado de este gobierno… y TODOS los que lo precedieron. Por otro lado, el resguardo del valor de la naturaleza como un valor en sí mismo, medido en belleza y no en dinero, visión que defiende el pueblo mapuche como tradición de lo que fueron, son y seguirán siendo.
La antagónica visión de estos mundos no tiene una solución militar ni económica. No se trata de instalar policías antimotines en toda la región de la Araucanía, (donde vive el mapuche) ni tampoco financiar a través de Corfo (Corporación de Fomento a la Producción) a las madereras que han cambiado el paisaje forestal de toda una región… ni tampoco devolver a los originarios una especie de ‘guetos’ territoriales tipo ‘reservas americanas’.
De lo que se trata es entender que en Chile conviven dos mundos y dos visiones diferentes y que tenemos que respetar la cosmovisión mapuche y las de las otras etnias que co-existen en el territorio que hoy llamamos Chile.
¿Es algo muy difícil de entender? ¿O mejor dicho difícil de digerir? ¿O difícil de aceptar? ¿O acaso la Represión es parte de la Civilización?”
Podemos apreciar claramente que la lucha del pueblo mapuche es parte de una lucha continental, ¡que se repite de norte a sur en todo el continente americano!
Finalmente, repito el grito que titula este artículo: ¡Marichiweu! Diez veces venceremos!