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Lo que comenzó hace más de una década como una idea de convertir un estacionamiento de 31,850 pies cuadrados, ubicado en las calles 17 y Folsom, en un lugar comunitario, se volvió realidad para los habitantes de la Misión la noche del viernes el 23 de junio, cuando se llevó a cabo la apertura del parque más nuevo en San Francisco.

La gran inauguración contó con la presencia de oficiales de la ciudad y del estado, incluyendo un representante de la alcaldía, el director general del Departamento de Parques y Recreaciones de San Francisco, Phil Ginsburg, la supervisora del Noveno Distrito Hillary Ronen y la organizadora principal del proyecto, Marilyn Duran de PODER.

Un momento especial durante la ceremonia inaugural fue cuando se reveló el nombre del parque. Varios grupos comunitarios que trabajaron juntos en la preparación del evento generaron una lista con 20 posibles nombres. El fue In Chan Kaajal, que en maya significa ‘Mi Pueblito’, nombre elegido para conmemorar la frecuentemente ignorada, pero presente, comunidad hablante de maya que, por varias décadas, ha hecho de la Misión su hogar.

Chan Kaajal representa una victoria nada fácil de ganar para la comunidad latina e indígena de la Misión, la cual llevaba años exigiendo su creación. A través de una asociación entre organizaciones locales, el Departamento de Parques y Recreaciones de San Francisco, el gobierno de la ciudad y el estatal, se obtuvieron $5.2 millones en fondos para el proyecto, cuya construcción comenzó a principios de 2016.

“Organizamos muchas reuniones, fuimos de puerta en puerta, hicimos cuestionarios para asegurarnos que este parque iba a tener valor para la comunidad”, explicó Alicia Briceño, una organizadora maya parlante quien trabaja con PODER y habitante de la Misión por muchos años. “No queríamos un estacionamiento, queríamos un parque”, aseguró.

Algunas de las características del parque incluyen un anfiteatro con escenario, una estructura de juego, un área educativa de jardín comunitario, árboles frutales, césped y estructuras decorativas de hierro diseñadas por la artista chicana Carmen Lomas Garza.

Guadalupe de la Peña, quien aboga por la salud y trabaja en el Centro de Salud de la Misión, explicó la importancia del espacio para las familias: “El barrio necesitaba este parque para responder al alto número de pequeños en la comunidad que sufren de diabetes y alta presión, enfermedades comunes en adultos, no en niños. Me emociona ver a nuestros pequeños corriendo, trepando y activos”.

Un ejemplo del esfuerzo e importancia de la salud en el espacio es el jardín comunitario próximo al espacio de juegos. Ahí, los niños podrán participar en el cuidado del huerto al mismo tiempo que aprenden sobre la variedad de cultivos que se han plantado, muchos de los cuales son originarios de diferentes lugares de América, como camote, calabaza, chile, zapallo italiano y tomate.

Sandra Arreola, también residente de la Misión y madre de dos, está muy contenta con este huerto: “Estoy muy emocionada con el jardín comunitario, es muy importante que le enseñemos a nuestros niños desde pequeños a cuidar a la naturaleza y a comprender la importancia de preservar los espacios verdes”, declaró.

La Agencia de Desarrollo Económico de la Misión (MEDA, por sus siglas en inglés) ha propuesto un desarrollo habitacional que convierta lo que queda del espacio ubicado en las calles 17 y Folsom, en 127 unidades de vivienda asequible.

En su discurso a los cientos de miembros de la comunidad que asistieron a la apertura, Ronen resumió la importancia del proyecto: “Esto es lo que significa cuando decimos que queremos espacios abiertos para nuestra comunidad, queremos viviendas asequibles, queremos retener la historia y cultura de la comunidad indígena y latina las cuales han vivido en este barrio por tanto tiempo”.