Lejla Duka, 12, hace un llamado de justicia para su padre y sus tíos del caso del Ft. Dix 5. Photo Joe Piette; Courtesy http://www.phillyimc.org

NEW YORK—El jueves 13 de octubre en la Universidad de Brooklyn en la ciudad de Nueva York, el evento de un día de duración: La Crisis de los Derechos Civiles en el Sistema Federal luego del 9/11, atrajo a muchas de las personas que han estado trabajando incesantemente sobre el problema de las violaciones de los derechos civiles tras el 9/11.

Las familias de los sospechosos de terrorismo, profesores, abogados, activistas de derechos humanos, defensores federales, periodistas, escritores y antiguos prisioneros políticos, expusieron las crueldades y las complejidades del submundo paralegal escondido en el mundo de la Guerra contra el Terrorismo, dentro de los EEUU.

“Estamos reunidos aquí hoy”, explicó Jeanne Theoharis, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de Brooklyn al abrir las conversaciones del día. “Para que podamos ver qué formamos juntos, y podamos aprender mutuamente. Porque es verdad. Diez años después del 9/11, que el debate público tiene que cambiar.”

Jeanne Theoharis ha sido una aguerrida defensora de los derechos de los musulmanes desde que su antiguo estudiante: Syed Fahad Hashmi, sufrió la misma suerte que los seres queridos de los familiares reunidos en el auditorio.

Theoharis dijo al grupo quién era Hashmi. Un sincero activista político y alguien que no rehuía el desacuerdo, alguien que ella vio deliberar con frecuencia en los pasillos con otros estudiantes, discutiendo los problemas del día, o denunciando la política exterior de los EEUU en el Oriente próximo y el trato a los musulmanes en este país.

“El 5 de marzo estaba parada fuera de la oficina de Ciencias Políticas, cuando escuché a alguien decir”, contó ella. “¿Oíste que fue arrestado bajo alguna forma de acusación terrorista?” Theoharis explicó que en ese momento, el presidente del departamento de Ciencias Políticas se paró y dijo, “la administración nos ha dado instrucciones de no decir nada”, hizo una pausa mirando a la audiencia. “Nos dieron instrucciones de no decir nada. Y ese ha sido el mensaje de los últimos diez años”. Theoharis llamó al abogado de Hashmi y preguntó sobre las condiciones de su confinamiento. Supo que Hashmi estaba siendo acusado de apoyo material por permitir a un amigo: Junaid Babar, estar en su apartamento en Londres, y por dejarle que usara su teléfono celular.

Se dijo que Babar llevaba calcetines impermeables y ponchos a un operativo de Al Qaeda, y debido a que Hashmi le proporcionó alojamiento, Hashmi fue puesto en juicio preventivo, 23-24 horas de confinamiento solitario bajo estrictas medidas administrativas, (SAMs) que restringieron severamente sus contactos con el mundo exterior. Permaneció en su celda durante tres años en el Edificio Correccional de Manhattan, antes de ser sentenciado a 15 años en una prisión ADX, en Florencia bajo similares condiciones.

“Hay un sentido de humildad cuando uno le enseña a alguien sobre los derechos civiles y luego ve sus derechos violados”, Theoharis dijo entre lágrimas. Antes de continuar con el primer panel, miró a la audiencia.

“Si hay alguien aquí del F.B.I., por favor identifíquese ahora mismo”, dijo. Nadie se movió. Las personas se miraron unas a otras perplejas.

“Estoy hablando en serio”, dijo mirando todavía al público. A lo largo del día, la gente tomó diferentes medidas para protegerse, en vista de la naturaleza sensitiva del material presentado; varios familiares y abogados, explicaron que, debido a que están bajo el SAMs ellos mismos, no pueden hablar en detalle acerca de las condiciones a las que están sujetos de sus familiares o clientes. Otros oradores eligieron permanecer off the record.

Había oradores que representaban a algunos de los casos de terrorismo más conocidos en años pasados; el caso de John Walker Lindh, José Padilla, Lynn Stewart, los cuatro de Newburgh, Tarek Mehanna y Shifa Sadequee, son algunos entre muchos de los casos que entran bajo el paraguas de la seguridad nacional, y enfrentan procedimientos legales similares.

La abogada británica Gareth Peirce, conocida por su trabajo en casos representando a gente con pasado irlandés y musulmán, acusados de terrorismo, y más recientemente con el fundador de Wikileaks Julian Assange, explicó:

“Cuando oyes la experiencia colectiva,” dijo ella. “Verás que no es alguien que juzga mal o comete un error, no es un accidente, es intencionado.”

Todos los casos representados tienen historias complejas, y algunos empezaron antes de la década del 9/11, sin embargo, todos existen bajo los mismos parámetros legales. Los prisioneros estando detenidos en prisión preventiva en aislamiento de 23-24 horas durante años, la presentación de evidencia secreta en el tribunal que no puede ser revisada por los prisioneros o abogados, testimonios adquiridos a través de tortura, jurados anónimos, medidas administrativas estrictas y la participación de informantes pagados por el FBI que juegan papeles cuestionables en condenas de cientos de hombres musulmanes, son todos elementos que revelan la naturaleza extrema del sistema draconiano de justicia.

“Este no es un sistema de justicia criminal”, dijo Peirce. “Esto es lo que pasaría en lo que llamamos una dictadura. Y no hay un movimiento contra esto como lo hay contra la pena capital”, ella continuó. “Y por ello esta conferencia es extremadamente importante.”

Varios oradores ilustraron el hecho de que este tipo de represión no es un fenómeno aislado, y que otras personas han sufrido suertes similares en el pasado.

“La ruta que nos ha llevado hasta ahora, ha sido construida durante mucho tiempo y tiene un linaje directo —no fue solo el 9/11 lo que encendió esto”, explicó David Fathi: Director del Proyecto Nacional de Prisiones de ACLU.

“Antes de la Guerra contra el terrorismo, estaba la guerra contra las drogas, y la guerra contra la gente de color. Y en las tres últimas décadas ha sido así, y la mayoría, no ha dicho nada.”
La intención de este grupo es que esta conversación llegue a nivel nacional. Los retos que enfrentan son múltiples: discriminación, islamofobia, y agendas adversas de otros grupos de derechos humanos, pero el mensaje que seguirán diseminando a través de las historias de abuso es urgente, y necesita de la atención de una audiencia estadounidense más amplia.

Para más sobre este tema, vaya a:

¡No a la Represión del FBI, la Islamofobia y la Guerra!
¡Libertades Civiles para Todos!
Viernes, 21 de octubre, a las PM
Darwin Hall, Sala 103
Sonoma State University

—Traducción Emilio Ramón