[su_heading size=»24″ align=»left»]A través del lente de un residente de la Misión[/su_heading]

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Como chicano y, desde hace mucho tiempo, residente de la Misión, ha sido doloroso y desgarrador ver a mi gente latina ser desplazada y que pongan en venta sus casas y el barrio que ellos construyeron. La comunidad latina es el corazón y el alma de la Misión.

Documentar, de forma visual, el híper aburguesamiento que hemos estado experimentando se ha convertido en una de mis pasiones. Prácticamente cada semana, conforme me es posible, estoy por ahí golpeando el pavimento y documentando los cambios que veo que ocurren alrededor. He tomado más de 30 mil fotografías a la fecha ­­—desde las personas, los hogares, los edificios y las protestas, hasta los signos de resistencia (en lo real como figurativamente).

Este proyecto también se ha convertido en una salida y forma de empoderamiento para no solo documentar lo que estoy presenciando sino también para expresar la angustia e ira que he sentido por los desalojos y el desplazamiento de mis amigos y vecinos, así como por el cierre de numerosos negocios latinos, los actos de opresión y las micro agresiones diarias que atestiguo.

En 1990, la gente de color —predominantemente latinos— conformaba aproximadamente el 72 por ciento de la población del Distrito de la Misión. Ese número se había reducido a 57 por ciento en 2013, y ahora es sólo el 48 por ciento. De acuerdo con un reciente informe de la Junta de Supervisores de San Francisco, si los cambios no se hacen pronto, el porcentaje de latinos que residan en la Misión se reducirá a 31 por ciento para el 2025. A medida que la erradicación de los latinos de la Misión continúa, cada día nos preguntamos, “¿Seré el siguiente?”

Se dice que las imágenes son más poderosas que las palabras. Que estas imágenes causen en usted la impresión que no pudieran provocar mis palabras.