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El 22 de junio de 2019 tuvo lugar un momento histórico: mientras cumplíamos con nuestras obligaciones diarias, el Proyecto de Ley 331 de la Asamblea se aprobó en el Senado del estado de California, logrando que los Estudios Étnicos sean un requisito para graduarse de la escuela secundaria a partir del año académico 2024-25. Como una maestra del distrito de la Misión en San Francisco con 22 años de experiencia, una candidata a la Maestría en Trabajo Social y, lo más importante, madre de un hijo multiétnico, la noticia me hizo llorar. En conjunto, hemos dado un paso enorme y tangible hacia el logro de una sociedad empática e inclusiva con la que todos soñamos.
La decisión de California de exigir que todos los estudiantes de una escuela pública o secundaria autónoma asistan a un curso obligatorio de estudios étnicos ha sido una negociación que lleva mucho tiempo y no ha estado completamente desprovista de voces disidentes. El Proyecto de la Asamblea 331 no es el primer proyecto de ley sobre estudios étnicos presentado ante la legislatura del estado. Éste, que fuera redactado por el miembro de la asamblea demócrata y ex maestro, José Medina, es una revisión al Proyecto de Ley de la Asamblea 2772, también redactado por Medina y sus compañeros de la asamblea, Shirley Weber y Ron Bonta, el cual propone tres programa piloto de un año de duración que obliga a los estudios étnicos a ser un requisito de graduación a nivel secundaria.
El AB 2772 fue vetado en 2018 por el ex gobernador Jerry Brown, quien consideraba que los estudiantes de secundaria ya estaban sobrecargados con los requisitos de graduación. Sin embargo, el gobernador estaba a favor de los estudios étnicos y, de hecho, firmó previamente el Proyecto de Ley de la Asamblea 2016, que obligaba a las escuelas de California a ofrecer, mas no a los estudiantes, a inscribirse en estos cursos.
Como maestra y madre, estoy encantada de que a cada uno de nuestros niños se les garantice la participación en un curso donde puedan salvar las diferencias ya existentes en su experiencia y perspectiva de vida, al mismo tiempo que validan su identidad cultural. Espero que los líderes en el sector educativo privado sigan nuestros pasos. La investigación ha encontrado que los cursos de estudios étnicos tienen el potencial de ayudar a construir la democracia multicultural inclusiva por la cual nos esforzamos para involucrar a todos los alumnos y hacer que los planes de estudio sean relevantes para todos los jóvenes. Mi hijo habla muy bien de su propia participación voluntaria en los cursos de estudios étnicos en el noveno grado, y luego nuevamente en el duodécimo grado. Le dio la oportunidad de verse reflejado en los planes de estudio y aprender de los avances sociales resultantes de la voluntad propia colectiva.
Cuando los tanques ruedan amenazantes por Washington DC, como los amigos de acero de un infeliz acosador, que ostenta el poder militar a expensas de nuestros impuestos, elijo celebrar la perseverancia y la dedicación de cada persona que contribuye al bienestar de nuestra comunidad estadounidense. Celebro la pureza del alma humana y su aspiración de hacer el bien, algo que presencio a diario en mis alumnos de cinco años. Tengo fe en “Nosotros, el pueblo” y en nuestro auténtico deseo de construir vínculos humanos compasivos como se refleja en la legislación reciente. Brindo por nosotros, los ciudadanos de California, que podamos ser ejemplo a seguir para el resto de nuestra nación.
Ymilul Bates, maestrante en Trabajo Social por la USC