Photo Ramsey El-Qare

Nubes de humo envolvían el caos ensordecedor de las calles. Las alarmas de los coches aullaban mientras los destellos estrepitosos y las granadas de gas lacrimógeno explotaban contra los escudos construidos con plásticos de los contenedores de basura. Raudas ondas de proyectiles colisionaban en las chapas de acero pintadas con el eslogan: “La comuna entra. Los policías se van”.

Después de un día marcado con varias confrontaciones con la policía, múltiples heridos y cerca de unos 400 arrestados, los manifestantes de Ocupación Oakland terminaron no pudiendo reclamar un edificio desolado como uso para un centro social, 28 de Enero.

La atmósfera que rodeaba a la multitud de las aproximadamente 450 personas concentradas en la Plaza Frank Ogawa cerca del mediodía, tenía un aire de festividad y entusiasmo que contradecía las tensas confrontaciones que caracterizaron la mayoría de lo acontecimientos de ese día.

Leo Ritz-Barr, un activistas de Ocupación Oakland, dijo que apoyaba la decisión del movimiento de tomar un edificio vacío y convertirlo en un espacio social donde los ocupantes pudieran “abastecer las necesidades de Oakland de forma muy similar a lo que hizo el campamento”.

Las personas sin hogar siempre han tenido un lugar en el movimiento de la Ocupación, Ritz-Barr añadió, y el campamento de Oakland en particular se concentraba en proveer servicios sociales como comida y cuidados médico básicos a aquellos que habían caído a través de las grietas del sistema.

“Hay 8.000 personas sin hogar en el condado de Alameda, el 29% son niños”, añadió. “La ciudad de Oakland no les ha estado ayudando, no ha podido proveer la ayuda necesaria”.

Mientras la multitud se reunía, varios oficiales de policía se hacían una piña cerca de la plaza Frank Ogawa estudiando detenidamente un montón de páginas con textos y fotos de perfil. Khalid Rothchild se acercó a los oficiales y les preguntó si estaban mirando una foto suya. Rápidamente detuvieron a Rothchild, diciéndole que tenían una orden de arresto pendiente contra él, sin embargo, lo soltaron media hora más tarde.

“No diría que fui castigado (por preguntarle a la policía sobre las fotos)”, dijo Rothchild después de reincorporarse a la asamblea en la plaza. “Diría que fui usado como objetivo”.

Los oficiales de policía de Oakland se negaron a hacer ningún comentario sobre el paquete de fotos al que se les vio examinando durante todo el día, dirigiendo las preguntas de los reporteros al oficial de información pública in situ, quien nombre y ubicación no quisieron o pudieron desvelar.

A las 1:15 de la tarde, la multitud marchó sur en Broadway, seguida muy de cerca de la policía equipada con trajes antidisturbios, que anunció que estaban allí para facilitar una protesta pacífica.

La policía y los manifestantes chocaron por primera vez cerca de las 2:45 de la tarde, cuando la policía ordenó que la multitud se dispersara después de que los manifestantes destruyeran varias vallas unidas en encadena que rodeaban los alrededores de el Centro de Convención, el cual ha estado vacío durante 6 años.

La policía, la cual estaba en una colina separada de la multitud por una zanja profunda, disparó bombas de humo hacia el relativamente estrecho corredor de asfalto, causando un breve pánico en el que los manifestante derrumbaron las vallas y escalaron muros para escapar lo que muchos asumieron era gas lacrimógeno.

Después de que el caos amainara, la multitud se reagrupó cerca de las zanjas en la base de la colina. Algunos individuos intentaron abrirse camino entre las líneas de policía escalando los muros adyacentes al auditorio, pero nadie pudo alcanzar el edificio.

Uno de los manifestantes dijo a la multitud a través de un megáfono: “Este (la ocupación del Auditorio de Kaiser) era el plan A; hay otros planes”.

Los manifestantes marcharon hacia el Oeste y encontraron una línea de polícias antidisturbios en la calle 10 con Oak. Mientras avanzabas hacia la policía, se cubrían detrás de las los escudos hechos con basureros y un par de barricadas hechas con chapas de acero.

La policía disparó una lluvia continuada ordenanzas casi letales a la multitud. Unos cuantos manifestantes recogieron las latas de gas y las lanzaron de vuelta a la policía.

Mientras que la multitud se retiraba hacia la Plaza Frank Ogawa, un mujer joven- más tarde identificada como Amanda “Miran” Chapel—ofrecía un trapo empapado en vinagre a un hombre al que le corrían las lágrimas en toda su cara, diciéndole que el vinagre le ardería al contactar con sus ojos pero que neutralizaría al gas lacrimógeno.

“Lo sé”, dijo él. “Ya he pasado por esto”.

Los Ocupantes se reagruparon en la Plaza Frank Ogawa a las 4 de la tarde, donde un médico de la calle que se negó a dar su nombre dijo que trató a varias personas con moretones, quemaduras y exposiciones a gas lacrimógeno.

La policía eludió a los manifestantes hasta alas 5.30 de la tarde, cuando la multitud empezó a marchar rumbo norte.
Los oficiales los rodearon en todas las partes del Parque Conmemorativo Henry J. Kaiser, cerca de la Avenida

Telegraph y la calle William, ordenando que la multitud se dispersara, pero estableció líneas bloqueando todas las salidas al parque, haciendo imposible la dispersión.

Después de que un bote de gas lacrimógeno explotase, cientos de persones atrapadas rompieron otra valla y escaparon a las calles.

La policía atrapó aproximadamente 400 manifestantes de nuevo entre las calles 23 y 24 en Broadway. La multitud se apretujó en frente de el YMCA en el centro de Oakland, el cual tiene una escalera de caracol de hormigón que lleva a la entrada principal.

Algunas personas empezaron a golpear las puertas y haciendo gestos a los empleados que estaban dentro. En cuanto el YMCA abrió sus puertas a Ocupación Oakland, la policía se abalanzó hacia arriba con bastones metálicos.

Los oficiales volteando sus porras golpearon repetidamente las articulaciones y piernas de los manifestantes, incluyendo un hombre que se encontraba tumbado boca abajo en el suelo de hormigón sobre el cual dos oficiales ya estaban sentados en su espalda arrestándolo.

Los oficiales declararon el YMCA come escena del crimen y forzaron a la prensa a quedarse a 50 yardas de distancia. Un grupo de unos 150 manifestantes y un puñado de reporteros daban vueltas fuera de las líneas de la policía mientras los oficiales arrestaban la mayoría de la multitud.

“Ellos saben a los que quieren, y están eligiéndolos ahora mismo”, Jillian Jones dijo después de reunirse con su hermana fuera de la línea de la policía. “Durante mi niñez, siempre me dijeron que la policía estaría siempre de mi lado y que siempre me protegería, y ahora, en mi madurez, la policía es la que está en contra mía, aporreando a mi gente cuando nosotros vivimos en las calles”.

Los manifestantes disidentes decidieron reagruparse de nuevo en la Plaza Frank Ogawa con la esperanza de que su movimiento atrajera la atención de la policía y a su vez evitara arrestos en el YMCA. Cuando volvieron a la plaza, los manifestantes de alguna consiguieron entrar en el desolado Ayuntamiento de Oakland.

Los casi 20 manifestantes que entraron en le ayuntamiento unos minutos después de las 7 de la tarde, arrojaron montones de periódicos y basureros alrededor del vestíbulo principal del edificio y algunos prendieron fuego a una bandera estadounidense en la escalera de afuera.

Para cuando nueve policías llegaron al ayuntamiento 15 minutos más tardes, el pequeño grupo de disidentes había abandonado el edificio.

Amanda “Miran” Chapel, la joven de 19 años que había ofrecido el trapo con vinagre a los manifestantes que habían sido afectados por el gas lacrimógeno, fue retirada de la Plaza Frank Ogawa por una ambulancia justo después de las 8 de la tarde. James Jennison, quien se identificó a sí mismo como un amigo de Chapel, dijo que llamó a los paramédicos cuando volvió a la plaza y encontró a Chapel vomitando y con dolor fuerte.

Jennison dijo el 29 de enero que a Chapel se le dio del alta del hospital, y que había sufrido una herida de espalda ocurrida por un choque entre los manifestantes y la policía.

La policía de Oakland estima que los arrestos del día son un total de 400.

—Traducción Yolanda Soler