La restauración del mural en la calle 24 y South Van Ness depende de aprobación de fondos. Photo Annelie Chavez

El futuro de el histórico mural de Carnaval sobre la casa de frenos (The House of Brakes) en la intersección de las calles 24 y South Van Ness esta colgando sobre una balanza.

Miembros de el Proyecto de Restauración de el Mural de Carnaval, un comité formado para salvar la obra emblemática, ansiosamente esperan el 1 de Junio, cuando sabrán si recibirán la subvención desafíos a la comunidad de San Francisco. Si lo reciben, el trabajo de restauración puede empezar inmediatamente.

“Este proyecto esta listo para empezar; solo necesita los fondos,” dijo el fotógrafo y miembro de el comité, Lou Dematteis. “Pero es algo fundamental; no podemos hacer nada sin ello.”

El objetivo de la campaña no es de cambiar el mural, pero de restaurarlo a su estado original. Restaurar el monumento histórico, de 24 pies de altura y 75 pies de ancho, sera un trabajo difícil y delicado por que es encima de el nivel de la calle.

El presupuesto estimado para restaura el mural, que tomo seis meses para ser creado y costo $13,000, es de $69,000. Los fondos serán usados en la pintura, andamios, aseguranza y para pagarle a los artistas.

La pintora original de el mural, Daniel Galvez estaba emocionada de formar parte de el comité y su permiso era necesario para poder hacer la restauración.

“Este es uno de mis murales favoritos,” Galvez dijo. “ Así que es un honor y me encantaría que sea restaurado.”

El mural representa escenas y personajes de la vida real de el primer desfile de Carnaval en la Mission, fotografiado por Dematteis en 1979.

El hombre mirando por la ventana de el segundo piso vivió en las calles 23 y Valencia y es mostrado con su hermana. En el centro, de chaleco rojo esta Jaime Aguilar que era un chófer de MUNI y el Bus Mexicano, un servicio de guiá cultural. Se cree que el músico tocando los tambores a la derecha, con abrigo rojo y anaranjado es Jorge Molina. La de lentejuelas plateadas con un diadema enjoyada de plumas es la bailarina Brasileña Marlena.

Volver a dar vida a estos personajes tardara aproximadamente cuatro meses, y incluye pintar tres capas de color, dos capas de barniz, y un agregado de protección ultra violeta para que dure mucho mas tiempo que la obra original. Galvez volverá a hacer la pintura con uno de sus asistentes originales y con dos artistas locales.

Mauricio Aviles, el coordinador de el programa de el proyecto, dice que el mural es una curiosidad para las nuevas generaciones y un símbolo de orgullo para el distrito de la Mission. Sirve como legado a la cultura renacentista de los 1980s, y es un tributo para lugares que ya no existen como Discolandia.

El agente económico de el proyecto es la Corporación de desarrollo de viviendas de la Mission y también tiene el apoyo de los residentes, grupos comunitarios, negocios y de la asociación de vecinos y comerciantes de la parte baja de la calle 24.

“Intentar recibir cartas de apoyo (para la subvención) quizá fue lo mas fácil que Mauricio a tenido que hacer,” dijo Dematteis. “Pensamos que tal vez habría alguna oposición, pero contactamos a todas las posibles oposiciones y tenemos bastante apoyo.”

Todos los miembros de el comité tienen carreras individuales, así que todos los esfuerzos para la restauración han sido voluntarios.

“Estamos un poco ocupados, pero decidimos que este seria el proyecto de el año,” dijo Aviles. “El mural tiene vida propia. El proceso de restauración atraerá a la gente para que lo vengan a ver. Eso no suele suceder a menudo.”

EL comité cree que el mural restaurado puede servir como elemento clave para atraer negocios y turista a el barrio y también a la ciudad—una herramienta para atraer turismo como lo es el callejón Balmy.

El comité espera recaudar $86,000 con fondos de sobra para documentar la restauración y para otros proyectos satélites La esperanza es de darle de regreso a la comunidad, educando y entrenando a artistas por medio de talleres de murales de la comunidad, proyectos de restauración adicionales y entrenamiento a jóvenes, de 14–19 años en otros grupos comunitarios para que hagan sus propios murales.

“Estoy emocionada no solo de hacer este mural, pero de ofrecer la oportunidad de mas murales,” Galvez dijo. “Ellos abordan múltiples cuestiones relacionadas a las vidas de la gente, cuestiones que le hablan a muchas generaciones.”