Jesús Sánchez de 32 años tenía sólo 17 cuando su padre comenzó a perderse de camino al trabajo. “Al principio pensé que era sólo algo pasajero, pero años después mi mamá, mi hermano y yo nos dimos cuenta de que no era así”, dijo Sánchez.

Cada día las familias como los Sánchez viven con la incertidumbre de la casi silenciosa arremetida del Alzheimer. Los porcentajes de Alzheimer y otras formas de demencia están creciendo en la comunidad latina. Según los números de la Asociación de Alzheimer de 2010, los latinos ancianos tienen la probabilidad de sufrir la enfermedad una o una vez y media más que los ancianos blancos.

Según las mismas cifras, esta proporción se triplicará para el año 2030. “El estigma del Alzheimer dificulta a la comunidad latina el comunicarlo y pedir ayuda”, dijo La Asociación de Médicos de Alzheimer y los Especialistas de Familia/Especialistas Latinos de Comunicación de Ayudas Sociales, Esther Wilson-Arias. “Mucha gente prefiere no reconocer los síntomas [y creer] que es una parte normal de la vejez”.
Sánchez y su hermano de 29 años ayudan diariamente a su madre con el cuidado de su padre, que ha estado postrado en la cama los últimos cinco años.

The Sanchez family pose for a family photo at their San Jose home in 1997. Photo Courtesy Sanchez Family

“Diría a la gente que están pasando por esto que acepte el cambio y siga la corriente. Recuerdo cuando fuimos al hospital y nos dijeron que usar una cuchara de plástico para alimentar a mi papá sería más fácil que con una cuchara normal”, dijo Sánchez. “Eso fue de tan gran ayuda que si alguien nos lo hubiera dicho antes lo habríamos escuchado. El principal objetivo es proporcionar un buen cuidado para tu ser querido”.

Las estimaciones de 2008 calculan el número de personas que viven con Alzheimer y otras formas de demencia en el Condado de San Francisco en 1.619, pero Wilson-Arias dice que este número es incompleto porque no mide el impacto severo en familias y cuidadores afectados por la enfermedad.

Blanca Domínguez de 61 años es una de las cuidadoras de familias afectadas. Ha cuidado de su esposo de 82 años durante seis años. La pareja ha vivido en San Francisco durante más de 30 años, pero el hombre que conoció cuando vivía en México no es el mismo que vive con ella hoy.

“Está en la cama el 100 por ciento del tiempo como un vegetal, pero lo amo”, dijo ella. “El amor es caro.” Domínguez todavía tiene fe de que habrá una cura y ha instado a los amigos que sufren situaciones similares a que pidan ayuda.
La proporción de latinos que sufre de Alzheimer y otras formas de demencia continuará creciendo e impactará negativamente a la comunidad.

Ahora no hay cura y la gente todavía no entiende totalmente la enfermedad. Arias-Wilson dijo que aunque el número actual de gente afectada no sea grande, es como un tsunami en crecimiento que se acerca, estés preparado o no.

—Traducción Emilio Ramón