Miles de manifestantes llenan la Plaza del Sol de Madrid el 21 de mayo. Photo Javier Sevilla

A partir de este número vamos a hablaros de un movimiento que surgió en España el 15 de mayo de 2011 y que se trasladó a EEUU el pasado 17 de septiembre con la ocupación por miles de ciudadanos de la bolsa de Wall Street de New York. El movimiento 15M o de los indignados nació de la pasión e ilusión de miles de españoles por un cambio de mentalidad con el que hacer frente a la crisis económica actual, y ha llegado a más de 150 ciudades alrededor del mundo entre las que se encuentran Bruselas, Londres, San Francisco, México D.F., Buenos Aires o Bogotá.

El 15 de mayo de 2011 decenas de miles de españoles salieron a las calles para protestar contra el sistema económico actual, que deriva en España en un desempleo de un 21,2% (46% en jóvenes), un complicado acceso a la vivienda, cuyo precio ha aumentado hasta un 180% en 12 años, y en un futuro poco esperanzador para los jóvenes, que incluso con titulaciones universitarias carecen de oportunidades y muchos emigran al extranjero para iniciar su carrera laboral. Las reivindicaciones políticas, económicas y sociales que reclaman los manifestantes demuestran su malestar con la clase gobernante y la alta esfera económica; por ello, reciben el nombre común de los indignados.

A la protesta, que tuvo lugar simultáneamente en 58 ciudades españolas, entre las que figuraron Madrid, Valencia o Barcelona acudió gente de todas las edades, ideología, sexo o clase social.

Lo excepcional de la manifestación fue que en la Plaza del Sol de Madrid, a su conclusión, alrededor de 200 personas decidieron espontáneamente permanecer sentadas para dialogar sobre medidas a llevar a cabo para combatir la crisis. La policía, sin embargo, amparándose en una ley constitucional española que alega que toda reunión en lugar de tránsito público debe ser comunicada previamente a las autoridades competentes y, pese a que la ‘sentada’ transcurría de madrugada y de forma pacífica, decidió expulsar a los concentrados.

Esto no hizo sino encender la mecha de la indignación de miles de ciudadanos españoles (al principio la mayoría jóvenes) que al día siguiente, haciendo gala de uno de los lemas del movimiento, “tomamos las plazas porque siempre han sido nuestras, pero se nos había olvidado” salieron a la calle, aunque esta vez para quedarse.

Así, quizás alentados por las recientes revueltas en países africanos como Túnez o Egipto donde merced a la salida en bloque de sus ciudadanos a las calles se consiguió acabar con sus regímenes, el día 16 de mayo se iniciaba el campamento de los indignados, que permanecería en la mayor parte de las ciudades españolas durante un total de 28 días. “Desde la plaza de Tahir (Egipto) a la plaza del Sol (España)”, se podía leer en pancartas de unos campamentos que, construidos con lonas y cartones, fueron creciendo sobremanera gracias a las donaciones de vecinos, pequeños comerciantes o a la aportación de los propios indignados.

El propio día 16 por la noche, en la plaza del Sol de Madrid, los gritos y protestas sin respuesta de la manifestación del día anterior se transformaron en la organización de hasta siete subcomisiones de una comisión central con las que se pretendía conferir efectividad a la afluencia masiva de gente. En la comisión de comunicación, por ejemplo, se trabajaba en la confección de un manifiesto con el que el movimiento quería difundir su mensaje a los medios de comunicación, apartados por los concentrados hasta el momento, para evitar tergiversaciones. La comisión de legal, por su parte, estudiaba cómo actuar en caso de que la policía acceda a desalojar; la de respeto, por otra, concienciaba a los presentes de la importancia para la imagen del movimiento de que nadie ingiera bebidas alcohólicas en la concentración (“esto no es un botellón” (acto de beber en la calle en España), insistían varios de los concentrados).

A su vez, en cada una de las comisiones se formaron asambleas con personas sentadas en corro y se tomaron decisiones de forma consensuada entre los presentes. El movimiento puso así de manifiesto su carácter horizontal, huyendo de jerarquías o de líderes e incidiendo en que la opinión de todos los asistentes es igual de trascendente.

Durante toda la madrugada, la fuerza y las ganas de colaboración de los indignados brota por cada una de las esquinas de la plaza y éstos consiguen organizarse con una rapidez que hasta a ellos mismos les sorprende. “Queremos todo. Si no lo pedimos todo, no nos van a dar nada”, asegura un joven que se dirige a los concentrados a través de un megáfono. La policía, desconcertada ante la magnitud del evento, decide esta vez mantenerse al margen.

A la mañana siguiente, dada la amplia repercusión y magnitud de la protesta, los medios de comunicación juegan a acertar quién está detrás del movimiento 15M. Sin embargo, pronto se iban a dar cuenta de que estudiantes, trabajadores, desempleados, funcionarios, jubilados o amas de casa componen un movimiento heterogéneo sin precedentes que les iba a ser muy difícil de encuadrar. Y es que la propia sociedad española, tanto tiempo sumida en su burbuja del estado de bienestar, comenzó el 15 de mayo a demandar un cambio de rumbo de manera global, exigiendo acciones como una mayor transparencia a los gobiernos o el sometimiento a referéndum de medidas de recorte social, entre otras.

Más de 100 países, entre los que se incluyen Alemania, Israel, Grecia, o Chile ya han realizado manifestaciones inspiradas en el 15M dentro de sus propias fronteras y están llevando a cabo acciones para promover una conciencia social de cambio entre sus ciudadanos.

En EE.UU. el movimiento 15 de mayo también ha hecho acto de presencia y el pasado sábado 17 de septiembre cientos de personas salieron a las calles aledañas a la bolsa de Wall Street de New York para comenzar una ocupación del centro financiero de la ciudad que al cierre de la edición continúa. Con el nombre de Ocupa Wall Street, la protesta, que suma 5 detenidos, crece exponencialmente y cuenta hasta el momento con más de 2.000 manifestantes. La concentración puede seguirse por internet desde el canal Global Revolution en la página web Live Stream http://www.livestream.com/globalrevolution.

En San Francisco, el mismo sábado 17 de septiembre alrededor de 250 personas se reunieron en el número 555 de la calle California en solidaridad con la ocupación de Wall Street. Al cierre de esta edición y en la dirección citada anteriormente, un modesto número de personas se mantienen concentrados frente a la sucursal de Bank of America decididos a continuar con la protesta y tratando de contagiar con sus demandas a más conciudadanos.

Para más información sobre el 15M visite http://takethesquare.net/