En ocasiones, Hollywood produce películas con el potencial de traspasar los límites de las barreras culturales y expresar algo oportuno e importante —sin la necesidad de tener que insistir tratando de explicar el mensaje al público— y “A Better Life” de Chris Weitz es una de ellas.

La inmigración es un tema muy delicado y candente en este país, así que habría sido fácil para Weitz abrumarse con un proyecto de este calibre. Tuvo muchísimas posibilidades de realizar una caricatura motivada por una u otra agenda política, con un exceso de sentimentalismo y torpe moraleja.

Afortunadamente, Weitz evitó estas potenciales trampas, optando en su lugar por hacer una película llena de sutiles significados y calidad en vez de hacer una de un mundo fantástico idealizado donde todos los inmigrantes sin documentos son gente buena y honesta.

“A Better Life”, inspirada y rodada en Los Ángeles, tiene un guión fuerte y sobrio, con una trama que es sencilla pero poderosa y un reparto que es en su mayoría excelente.

Particularmente, la actuación de Demian Bichir como Carlos Galeda, un padre soltero sin documentos luchando para criar un hijo jóven, Luis (José Julián), y cubrir las necesidades de la familia ajardinando las propiedades de los ricos habitantes de Los Ángeles, es no menos que excepcional.

Es el enfoque humano (en vez del socio-político) en la relación padre/hijo entre Carlos y Luís lo que da a la película su amplio atractivo cultural —no es una historia exclusiva para inmigrantes o latinos, es una historia para todo aquel que está luchando o ha luchado alguna vez para conseguir algo mejor.

La relación de Carlos con su hijo es tensa porque Luís es irrespetuoso y, francamente, está avergonzado por su padre inmigrante y el legado mejicano que representa. Luís está culturalmente desconectado de su padre.

En un punto de la película, los dos atienden a una charreada, una especie de rodeo con raíces culturales en las haciendas del Viejo Méjico. Cuando Luís se queja de la música y se ríe de la forma en que los invitados van vestidos, Carlos parece desconcertado y le dice a su hijo: “A tí te encanta esta música, estas son tus gentes.”

Luís reprende bruscamente a su padre diciendo: “No es mi gente”, una frase que conlleva un peso amenazador porque Luís está rondando las pandillas.

Las dificultades de las relaciones entre hijos y jóvenes son casi universales, pero en el contexto de “A Better Life”, toman una nueva dimensión, dibujando un contraste nítido entre las experiencias de los trabajadores inmigrantes y sus hijos americanizados.

El sentimiento principal que transmite “A Better Life” —y la justificación del título— se sintetiza en un intercambio entre Carlos y Luís próximo al final de la película.

Luís pregunta por qué la gente pobre tiende a traer más niños al mundo, y por qué específicamente Carlos pensó que sería una buena idea tener un hijo dada su situación precaria como trabajador indocumentado.
Carlos le responde que tenerlo a él como hijo lo significa todo para él. Le dice que tuvo un hijo, a pesar de los riesgos y dificultades, con la esperanza de que pudiera ser capaz de darle “A Better Life” de la que él pudo darse a sí mismo.

Ese deseo es casi universal, la razón por la que todas las personas de cualquier parte del mundo pueden encontrar algo que apreciar y disfrutar en “A Better Life”.

—Traducción Yolanda Soler