Ya han pasado ocho años desde que comenzó la guerra en Irak. A pesar de la proclamada retirada de las tropas de combate ordenado por el presidente Barack Obama en agosto del año pasado, cerca de 200.000 tropas permanecen aún en ese país, así como un número similar de contratistas militares privados. Un informe de la Comisión de contratación en tiempo de guerra en Irak y Afganistán’, dijo que decenas de miles de millones de dólares han sido malgastados por parte de los contratistas privados, al mismo tiempo que el Departamento de Defensa (DoD) está recabando 118 mil millones de dólares más para operaciones en Irak y Afganistán.

Al mismo tiempo, el gobierno federal está debatiendo si concede o no 533 mil millones de dólares al Departamento de Defensa para el año 2011 para gastos relacionados con el apoyo al personal militar y “aumentar la capacidad para evitar posibles conflictos futuros”. Esto incluye el apoyo a cientos de bases militares en los EEUU y en el extranjero, lo cual constituye que una política de “proyección de poder”. Conforme al Servicio de Investigación del Congreso, proyección del poder significa que “los EEUU [mantiene] al frente bases militares como lugares estratégicos para la disuasión y para promover la política de EEUU en Asia y Europa”. Esta proyección de poder es una de las razones por las que el presupuesto militar de EEUU es mayor que el de cualquier otra nación.

Desde la guerra entre EEUU y España en el año 1898, los EEUU ha afirmado que la lucha por la liberación de otros pueblos o para proteger este país de la agresión extranjera al utilizar el ejército para explotar lugares en el extranjero y hacer acopio de recursos naturales y forzar la apertura de mercados para las mercancías de los EEUU. Las recientes guerras en Irak y Afganistán han demostrado una y otra vez ser otro ejemplo de esta larga tradición. La resistencia a este programa ha existido tanto tiempo como el propio programa, y la resistencia a las guerras en Afganistán e Irak han demostrado que un gran número de estadounidenses son conocedores de estas mañas.

Ahora, los EEUU se enfrenta a una crisis fiscal interna que amenaza con paralizar el gobierno y la sociedad en general. En su lugar, los políticos proponen recortes a programas de servicios sociales y departamentos gubernamentales que velan por el medio ambiente y los más vulnerables, incluidos niños y jóvenes que sufren cuando se está proponiendo recortar las ayudas a la educación en $ 5.000 mil millones. Estos recortes no serían necesarios si dejáramos de canalizar tanto dinero a los militares.

Mientras tanto, personas de todo el mundo se están rebelando contra gobiernos que no les hacen caso. A raíz de los recientes acontecimientos en Túnez, Egipto, Yemen, Libia y otros lugares hemos visto cómo las personas de la calle pueden unirse y exigir a los líderes de sus países que se enfoquen en proveer para las necesidades básicas de la población. El ejército de los EEUU no será tan decisivo al establecer un ejemplo de cómo puede florecer una democracia y satisfacer las demandas de la gente tanto como un gobierno de los EEUU que apoye una infraestructura nacional que responda directamente a las necesidades de las personas.

Es hora de reevaluar las prioridades en los gastos de esta nación y volver a invertir en nuestra gente y en programas que sirvan realmente para promover la democracia, como los servicios sociales, el desarrollo económico y la educación. El dinero de los impuestos no debería destinarse a mantener complejos militares en otros países, sino que debería centrarse en proveer a los trabajadores, las personas de bajos recursos y nuestros hijos en este país. El ofrecer una educación asequible y de calidad, el proporcionar una red de seguridad para las personas de bajos recursos y el re-dirigir la economía nacional hacia competencias civiles en vez de posicionamientos militares está más en consonancia con lograr que la realidad de los EEUU devenga en una situación sustentable, económica y políticamente hablando. Esta proyección muestra el poder del pueblo, y es el poder del pueblo que marcará la diferencia en años venideros.

El sábado 19 de marzo, a las 12 del mediodía, habrá una protesta contra la guerra en la UN Plaza (calles 7 y Market) en San Francisco.