Estudiantes reciben informacion sobre oportunidades de trabajo en la Feria de Trabajo de Tiempo Parcial en San Francisco State University Malcolm X Plaza. Photo Vanessa Serpas

Las clases apenas han comenzado en la Universidad del Estado de San Francisco y los estudiantes ya están teniendo dificultades para pagar la costosa educación. Después de los incrementos aprobados por la junta directiva del CSU, primero en el otoño con un 23 por ciento, y después en noviembre y en julio con un 10 por ciento, los estudiantes están batallando fuerte para alcanzar a cubrir los costos.

Muchos han expresado su disgusto por la decisión que la junta directiva tomó de subir el costo de la matrícula mientras la mayoría de los estudiantes estaban en vacaciones en verano. Ahora, los estudiantes que regresan se encuentran frente a una matrícula de $6,422. Los estudiantes que ya estaban registrados y ya habían pagado la matrícula y las clases, recibieron un e-mail del presidente de SFSU, Robert A. Corrigan, que decía:

“La junta directiva de la Universidad estatal de California – frente a un presupuesto que ha reducido $650 millones del sistema CSU – votó el 12 de julio en su reunión subir el costo de la matrícula. Este doloroso paso fue considerado como la única opción para asegurar la calidad y el acceso de la educación de CSU.”

Como consecuencia del recorte de $650 millones del sistema CSU, se están ofreciendo también menos clases, haciendo aún más difícil que los estudiantes encuentren trabajo que poder acomodar con sus horarios inconsistentes. Estudiantes como Anthony Pichardo, que estudia historia y que ya se había registrado para las clases, están ahora obligados a buscar trabajo para pagar su vivienda, libros u otros costos. Pichardo, estudiante de último año, no ha tenido que trabajar anteriormente, pero con la constante subida de la matrícula no le queda otra opción. “Ya me había registrado,” comentó Pichardo. “Entonces, ahora es muy difícil encontrar un trabajo que acomode mi horario de clases.”

Además de enfrentarse a una matrícula más cara, los estudiantes todavía tienen que pagar los libros, cuyo coste puede alcanzar los 150 dólares. Muchos han empezado a comprar sus libros por internet o han tenido que acudir a los libros de alquiler de la tienda del SFSU, que solo requiere un depósito por semestre.

Desafortunadamente, esta opción no funciona para todos, y pese a que la tienda tiene muchos libros para rentar, no los tiene todos. Adam Luna, en su último año de comunicaciones, se encuentra en problemas con está situación.
“No he podido encontrar ninguno de mis libros en la tienda para rentar,” explicó.

Desilusionado, Luna fue a la biblioteca del SFSU esperando poder sacar sus libros durante un par de horas para poder hacer sus tareas, pero encontró que tampoco estaban ahí.
Decisiones Cuestionables

Mientras los estudiantes se enfrentan a un panorama desalentador de escasos recursos y de creciente deuda, el nuevo presidente de la universidad estatal de San Diego, Eliot Hirshman, recibió un aumento de 100,000 dólares, con lo que su salario suma un total de $400,000.

Además de Hirshman, otros administradores han recibido aumentos a sus salarios que van de $250,000 hasta $935,000. La junta directiva explica que los aumentos en los salarios son necesarios para atraer a los mejores candidatos.
Karanbir Deol, quien está en su tercer año en SFSU, está frustrado por los aumentos de los salarios que tienen lugar a las espaldas de los estudiantes.

“Se siente como un insulto muy grande,” dijo Deol. “La matrícula está subiendo a cambio de una educación mediocre, y ellos, sin embargo, están recibiendo aumentos de salario.”
Los estudiantes no son los únicos que han expresado su malestar por los aumentos; el gobernador Jerry Brown escribió una carta a la junta directiva expresando su preocupación sobre los salarios en continuo aumento, y el senador Leland Yee (D- San Francisco) publicó una ley que prohibirá los aumentos ejecutivos de los salarios en la UC y en CSU durante los años en que el estado no comparte el presupuesto con las universidades.

—Traducción Alejandra Cuéllar