La palabra ‘Resistencia’ viene a la mente cuando se piensa en la comunidad latinx de la Misión, especialmente durante la COVID-19. Es un testimonio de su fortaleza pues, a pesar del número desproporcionado de casos y de los limitados recursos de ayuda, su espíritu no vacila. Después de ocho meses de confinamiento y de numerosos negocios cerrados, la ayuda proveniente de la Ciudad, parece estar en camino. 

El 24 de septiembre, la oficina de la alcaldesa London Breed emitió un comunicado anunciando la asignación de 28.5 millones de dólares para ayudar a la comunidad latinx en el Distrito de la Misión a enfrentar la pandemia por el COVID-19. El recurso provendrá del fondo general de la Ciudad, así como de varias donaciones filantrópicas y será utilizado por grupos locales de la Misión que ya han estado luchando contra el virus durante meses.

En el anuncio, Breed reconoce cómo la comunidad latinx ha sido golpeada desproporcionadamente por el virus, y que esta población constituye el 15 por ciento del total de San Francisco y el 47.3 por ciento de los casos del COVID-19. Hizo énfasis en la nueva cooperación entre la Ciudad y las coaliciones locales: “Al trabajar con la comunidad, hemos identificado áreas de necesidad específicas que ayudarán a los líderes a llegar a los más vulnerables y a proporcionar el apoyo para mantener a la comunidad saludable”.

Lourdes Rojas, voluntaria del Latino Task Force, acude a los negocios en la calle Misión informando sobre las próximas pruebas gratuitas para la detección del COVID-19, el 19 de noviembre de 2020. Foto: Mabel Jiménez

La San Francisco Latino Parity and Equity Coalition (SFLPEC) y la Latino Task Force (LTF) integraron una coalición para solicitar dicho monto. El resultado fue una colaboración sin precedentes de organismos locales y oficiales, encabezada por la SFLPEC y el Departamento de Salud Pública (DPH), y el apoyo de la Oficina de Desarrollo Económico y Laboral.

La financiación se repartió para cuatro usos generales, cada uno supervisado por un departamento de la Ciudad, para emplear el recurso de manera específica. El más significativo en términos de prevención directa del COVID-19 , consiste en 7.3 millones de dólares asegurado por el DPH, para centros de pruebas itinerantes a disposición de la comunidad, y en apoyo a familias necesitadas con la oferta de recursos adecuados (incluyendo alimentos), equipo de protección personal y programas de ayuda financiera. 

El resto del recurso se ha dividido entre la Oficina de Vivienda y Desarrollo Comunitario ($8.5 millones) para subsidios de vivienda y prevención de desalojos; el Organismo de Servicios Humanos y el Departamento de la Infancia, la Juventud y la Familia ($5.3 millones) para acceso a alimentos y apoyo a la familia; la Oficina de Desarrollo Económico y Laboral ($1.4 millones) para préstamos sin interés a pequeñas empresas; y un saldo de  $6 millones aún no asignado.

María Aguilar y Lourdes Rojas, voluntarias del Latino Task Force, recorren los negocios en la calle Misión brindando información sobre las próximas pruebas gratuitas para la detección del COVID-19, el 19 de noviembre de 2020. Foto: Mabel Jiménez

Algunos dirán que la atención de los funcionarios de la ciudad sobre las graves circunstancias de la Misión tardó en llegar, asimismo, los recursos financieros. Incluso ahora, con el recurso aprobado, aún hay obstáculos a los que deben enfrentarse las organizaciones locales. 

Jon Jacobo, presidente del comité de salud de la LTF, expresó algunas de las frustraciones en relación con el procedimiento para acceder al recurso financiero: “Elaboramos un presupuesto de lo que necesitábamos, específicamente… esa cantidad se reflejó en los $28 millones… pedimos una subvención directa…[pero] lo que sucedió es… una especie de RFP [Request For Proposal]”, dijo Jacobo. “No garantizamos el dinero de forma directa… ni siquiera sabemos si nos será concedido”.

Esencialmente, la Ciudad decidió seguir los protocolos pre-pandémicos relativos a las subvenciones financieras a pesar de las circunstancias extraordinarias actuales, y aunque grupos como el Latino Task Force participaron directamente en la obtención del presupuesto, todos deben hacer ofertas competitivas para servicios específicos.

María Aguilar y Lourdes Rojas, voluntarias del Latino Task Force, recorren los negocios en la calle Misión brindando información sobre las próximas pruebas gratuitas para la detección del COVID-19, el 19 de noviembre de 2020. Foto: Mabel Jiménez

Lo que es particularmente exasperante para Jacobo respecto a este proceso burocrático es que el LTF debe esperar más tiempo para financiar adecuadamente a sus Equipos de Bienestar Comunitario, un componente crítico para prevenir la propagación del COVID-19 y el método más eficaz para apoyar a los que están en cuarentena. El dinero es “crucial… para poder contratar a los promotores miembros del Equipo de Bienestar Comunitario”, dijo Jacobo, y el protocolo es otro atraco más.

Aparte de ese protocolo a seguir, es ineludible un período de espera para cualquiera que cuente con los fondos, que según se informa serán liberados en diciembre; aún no se ha anunciado una fecha específica. 

A pesar de la moderada discordia, tanto los líderes locales como los de la ciudad reconocen que el dinero y la lucha contra el COVID-19 son sólo pasos hacia la dirección correcta: el destino dorado de este camino es la eliminación de las desigualdades entre los residentes Latinx y el resto de San Francisco mediante el establecimiento de una comunidad Latinx financiera y culturalmente fuerte y sostenible.

María Aguilar y Lourdes Rojas, voluntarias del Latino Task Force, recorren los negocios en la calle Misión brindando información sobre las próximas pruebas gratuitas para la detección del COVID-19, el 19 de noviembre de 2020. Foto: Mabel Jiménez