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Riccardo Oliva, padre dedicado y entrenador de fútbol juvenil de cerca de 600 niños a lo largo de su carrera, fue nombrado Entrenador del Año en California por el Cal North’s 2016 Boys Recreational District V (el cual incluye a los condados de Marin, Sonoma y Napa).

Desde El Salvador hasta los EEUU, Oliva ha compartido su amor por el fútbol con la comunidad latina del norte de la bahía al crear programas de fútbol extracurriculares gratuitos para niños de familias de bajos recursos.

“Cuando anunciaron mi nombre, repentinamente sentí una emoción tremenda en mi vida, muchos pensamientos pasaron por mi cabeza en cuestión de segundos”, dijo. “Pero lo más importante que sentí fue que, de la cantidad enorme de latinos que viven en este país, cómo fue que logré conseguir el galardón de mejor entrenador del año. Fue un momento divino en mi vida el cual nunca imaginé”.

Antes de comenzar su carrera de una década como entrenador del Rohnert Park Soccer Club, Oliva jugaba fútbol profesional en la Universidad de Tecnología de El Salvador, San Salvador.

También fue nominado como mejor jugador en la selección de la Universidad Nacional de El Salvador, sexta edición del campeonato de fútbol de América Central y el Caribe, en Guatemala.

Después de cesar sus funciones tras años de juego profesional, decidió mudarse a los EEUU con la esperanza de un mejor futuro para su familia.

“Vine a los EEUU cerca del año 1999 —indocumentado, como muchos de mis hermanos que vienen de países centroamericanos— con la idea de poder salir adelante y traer conmigo mi pasión por el fútbol”, comentó.

Oliva dedicó su tiempo a enseñar a niños de su comunidad a jugar fútbol por medio de la creación de programas extracurriculares en El Salvador.

“Viví en una comunidad de bajos recursos cerca de 1994, donde los niños no se desarrollaban por el camino del bien, estaban expuestos a malos hábitos como fumar a temprana edad, mirar televisión por mucho tiempo, o actividades relacionadas con pandillas”, dijo Oliva y agregó, “entonces, decidí crear un programa de fútbol llamado, ‘Para Un Futuro Mejor’, con la cooperación de los padres”.

Cuando Oliva llegó a los EEUU encontró empleo en un restaurante. Después del trabajo dedicaba su tiempo libre a reclutar niños de comunidades latinas para participar en su programa de fútbol. Tomó clases para mejorar su inglés y pronto empezó a entrenar.

“Yo creo que su compromiso como entrenador es maravilloso”, dijo su esposa, Sage Oliva. “Todos los años que entrenó para el Rohnert Park Soccer Club no han sido remunerados. El entrenamiento es un regalo y es beneficioso para muchos niños. Los niños disfrutan mucho jugar el deporte a medida que aprenden sobre la disciplina, cooperación y camaradería, a través de su entrenamiento de fútbol. Entrega todo su ser al arte del entrenamiento”.

En opinión del entrenador, la parte más difícil de ser un entrenador, es enfrentar a los padres de los jugadores cuando no están de acuerdo con su método de enseñanza, aunque generalmente puede ganarse su confianza debido a su experiencia.

“Yo creo que el entrenamiento y la paternidad son dos cosas diferentes. La forma de comunicación es diferente y también lo es la disciplina”, dijo. “Yo hago mi parte como entrenador y trato de ayudar de la manera que puedo pero no voy a interferir y solo le pido a los padres que no interfieran con mi manera de entrenar porque estoy capacitado para hacer esto”.

Steve Smith, asistente de entrenador por dos de las últimas cuatro temporadas en el Rohnert Park Recreational Youth Soccer League, comenta respecto a Oliva: “Siempre me ha impresionado el nivel de pasión que Ricardo tiene para el deporte. Es evidente cuánto de él entrega a su equipo y a su manera de entrenar”.

Fue Smith quien envió una carta en la cual nominaba a Oliva para entrenador del año: “Él demuestra a sus jugadores el respeto que espera obtener de regreso, y es muy consciente sobre impartir crítica constructiva con reafirmación positiva. Mantiene un ambiente enfocado y disciplinado al mismo tiempo que anima a todos sus jugadores a que den lo mejor de ellos y se diviertan”.

Oliva se mantiene a sí mismo y a su familia trabajando para el departamento de servicio de Toyota. También le han ofrecido la posición de entrenador asistente voluntario en un colegio local y su esposa ha dicho que asistirá al California Youth Soccer Association’s Soccer Expo en enero de 2018.

“La parte más gratificante de ser un entrenador es ver a mis jugadores crecer y que recuerden mi nombre”, dijo Oliva. “Me hace sentir que he tenido un impacto positivo en ellos de alguna manera. Mi mensaje para los jugadores es crear una meta y aspirar a ella, un propósito para el futuro, el cual se puede alcanzar a través de sacrificios y disciplina, respetándose a sí mismo y a los otros.”

Oliva atesora la carta de gratitud escrita por un jugador de siete años como un recuerdo del porqué ama ser entrenador. También aspira a animar a otros latinos que viven en este país a contribuir a la comunidad de la forma que puedan.

“Si tienes las herramientas, úsalas para ayudar a tus vecinos”, dijo y agregó, “y para mostrar a este país que ellos se pueden beneficiar del hecho de que vivamos aquí, especialmente en estos momentos”.