En un frió y claro sábado por la noche en Marzo, Jessica Hollie se acurrucó con un grupo de activistas del movimiento Occupy en el parque Henry J. Kaiser de Oakland. Hollie fumaba un cigarrillo y hablaba sobre la primera vez que fue expuesta a gases lacrimógenos por la policía de Oakland—durante el día de mudanza de el movimiento Occupy el 28 de Enero—su desconfianza en los principales medios de comunicación y su desilusión con el sistema de justicia criminal.