
El Mensajero, el periódico en español que se publica semanalmente en San Francisco, cerró su redacción local de casi 30 años para comenzar a editarse desde Chicago.

“Se mantendrá el periódico impreso y online, pero con un editor virtual ubicado en Chicago y con un grupo de colaboradores acá en la bahía”, dijo Ricardo Ibarra el 24 de agosto mientras terminaba su último número como editor. “A principio de año se despidió a la que fue editora durante muchos años… se fue recortando [la plantilla] paulatinamente”.
El Mensajero es una de las pocas publicaciones locales en español que quedan en el Área de la Bahía. El cambio en la manera de llevar la publicación está enmarcado en un proceso de conglomeración que el otrora periódico independiente ha sufrido en la última década.
El grupo editorial Impremedia LLC —producto de la fusión de los diarios La Opinión de Los Ángeles y La Prensa de Nueva York— compró El Mensajero en 2004, para adquirir, a continuación, los semanarios La Raza de Chicago, La Prensa de Orlando, Hoy NY de Nueva York y Rumbo de Houston.
En 2012, US Hispanic Media Inc, subsidiario de la empresa argentina S.A. La Nación, —que publica el diario La Nación de Buenos Aires— se convirtió en el mayor accionista de Imprimedia.
“Todos estamos en ese modelo de economía de escala y centralización para poder subsistir”, dijo Jesús Del Toro, quien desde comienzos de año está a cargo de la operación editorial de La Raza de Chicago, Rumbo de Houston y La Prensa de Orlando y, ahora, El Mensajero de San Francisco. “Mi posición es la de supervisor de las operaciones de los semanarios, para darles coherencia”.
Con economías de escala, Del Toro se refiere a menos contenido exclusivo generado localmente y más contenido genérico para utilizarse en varias publicaciones y así maximizar recursos.
La primera edición de El Mensajero vio la luz el 5 de mayo de 1987 bajo la batuta editorial de Francisco García, quien trabajaba como reportero para el SF Chronicle.
“Hacíamos un periodismo de investigación, para mi fue una experiencia maravillosa”, dijo la periodista Celina Rodríguez, quien junto a Dante Betteo fueron reporteros fundadores. “Me sentí muy contenta de poder ofrecer una alternativa de información a la comunidad latina, el poder tratar temas no tocados antes”.
Rodriguez no duda al señalar el menoscabo en la capacidad investigativa que el semanario sufrirá al adolecer de un editor local.
“Es un completo error, las comunidades, aunque todas latinas, son muy distintas en diferentes partes de los EEUU, aunque los problemas que las aquejan sean los mismos”, dijo Rodríguez. “Refleja la falta de peso de la comunidad latina en San Francisco”.
Ibarra es del mismo parecer. El no tener a un editor local con la visión general a cargo del periódico es malo para El Mensajero.
“Establecer relaciones comunitarias, darte a conocer, saludar, dar la mano… es lo más importante,” dijo Ibarra. “Son noticias que no salen al ‘mainstream’, no se cubrirían si no hubiera alguien aquí”.
De lo que fuera el personal local empleado por El Mensajero, solo quedarán los distribuidores, los reporteros ‘freelance’ y la persona encargada de ventas, ya que “la idea es la venta, no el interés periodístico”, dijo Ibarra.
Del Toro, sin embargo, es de otro parecer.
“Han habido cambios administrativos, pero la producción de contenidos seguirá haciéndose localmente”, dijo Del Toro. “El Mensajero es bien apreciado por la comunidad y hay que seguir sirviéndola”.
A Ibarra no le faltan buenos recuerdos de los 4 años que estuvo en el periódico. “Gané un premio del Society of Professional Journalists de investigación comunitaria sobre la educación de los hispanos en SF y otro de New America Media por un trabajo multimedia en la frontera”, dijo.
Pero sí que piensa que algo se perdió. “Se pierde la conexión de una comunidad de 2 millones de hispanos en el Área de la Bahía con un medio”, dijo Ibarra.