En esta imagen de la película Chico & Rita, Rita se encuentra en la plaza Habana. Photo Courtesy Gkids Films

Al escuchar sobre una película ambientada en Cuba durante los años previos a la Revolución Socialista de 1959 que ha sido nominada por la academia de cine estadounidense, uno recela de las motivaciones políticas que pudieran existir detrás de ello y pone en duda sus méritos.

Sin embargo, los méritos cinematográficos de “Chico y Rita” son muchos: un deleite para los sentidos que se goza de principio a fin. El espectador quedará boquiabierto disfrutando de una animación con unos fondos espectaculares y una banda sonora memorable a cargo del músico cubano Bebo Valdés.

Y si existiera una motivación política para distribuir esta película en los cines comerciales de EEUU, aunque fuera de manera indirecta, sería por su música.

“Chico y Rita” atestigua la rica herencia cubana de la música Jazz, en particular del género ‘Latin Jazz’ que recientemente se eliminó entre las categorías de los premios Grammy que otorga la academia de música de EEUU.

En palabras de Tono Errando, responsable del equipo de animadores de la película, los años 40 y 50 “es un período fantástico en el que músicos cubanos van a Nueva York y se unen a los músicos de jazz anglosajones. Esta fusión cambio la música de la época”.

Además de Errando, la dirección de “Chico y Rita”, una coproducción hispano-británica, corrió a cargo del cineasta Fernando Trueba y el artista gráfico Javier Mariscal.
El guión, estructurado en forma de varios ‘flashbacks’, gira en torno a una historia de amor. “Un clásico: una chica y un chico. Ella es una cantante y él un pianista … Es una película llena de música y amor y sensualidad y color … de cómo la vida los une y desune como en una canción, como en un bolero”, declaró Trueba.

“Podría ser muy bonito, la historia de los músicos. Y el me dijo que no, debería ser el trasfondo”, declaró Mariscal refiriéndose a una conversación con Trueba durante la gestación de la película.

Javier Mariscal, creador de la mascota “Cobi” para las Olimpiadas de Barcelona en el año 1992 e ilustrador de la película, declaró: “Antes de empezar a dibujar decíamos ‘¿aquí qué canción va?’ y así sabíamos cómo tenía que avanzar la acción.”

Con un presupuesto de $13 millones, “Chico y Rita” tiene una animación estilizada, frente al efectismo de producciones como “Cars 2”, otra de las candidatas a los Óscar, que costó $200 millones. El equipo de animadores consistía en varias unidades de trabajo en Filipinas, Hungría, Letonia, Brasil y España.

“No hemos trabajado con software sofisticados … para todos los que creemos que puede hacerse una animación … para adultos, con temas que van más allá de los de la Navidad y las aventuras para niños”, declaró Mariscal.

Los directores viajaron a Cuba para ensayar con actores de carne y hueso y “dar la información visual de los movimientos de los actores a los animadores y lograr movimientos de cámara más orgánicos, humanos”, declaró Trueba.

Además de ganar un Óscar por “Belle Epoque” en 1994 con una Penélope Cruz jovencísima, Trueba realizó los documentales “Calle 54” (2000)—con Bebo y Chucho Valdés, Cachao, Gato Barbieri, Tito Puente y otros grandes de la música latina—y “Blanco y Negro” (2003)—con Bebo Valdés y el cantante flamenco Diego “El Cigala”.
Su pasión por la música lo llevó a producir siete discos con Bebo Valdés entre los años 2000 y 2008, que ganaron seis premios Grammy.

El trasfondo musical para la historia de amor trae a la mente nombres como Xavier Cugat, Antonio Machín, Pérez Prado, Mario Bauza, La Lupe, Chano Pozo, Bebo Valdés, Machito, Tito Puente u otros muchos que trajeron el son, el bolero, el mambo, la rumba o el chá-chá-chá a los EEUU.

Y atestiguar cómo ambas tradiciones se fusionaron en la manera en que lo hace “Chico y Rita”, es una lección de historia de gran mérito cinematográfico para los señores responsables de los Grammy.

Una película que todos los amantes de la música, de las artes gráficas y del cine no se deberían perder. Un deleite para los sentidos.

La película se estrena en San Francisco el viernes 17 de febrero en los Cines Embarcadero. También se podrá ver en Berkeley, San Rafael y San José.