Clarice’s Cups, 2011. Photo Courtesy Colectivo Cinema Errante

Brasil ayudó a comenzar el cine en las Américas, mostrando su primera película en Río de Janeiro en 1897. Su industria de cine, junto con la mexicana y argentina, es una de las más antiguas y más prolíficas en Latinoamérica.

Durante los próximos tres meses los amantes de cine de San Francisco van a poder tener una muestra del cine en una serie titulada “Voces del cine brasileño”, presentado por el colectivo Cinema Errante basado en la Misión.

Agustín Caballero un miembro del colectivo dijo, “la misión en estas series era llegar a un balance entre el cine arte y comercial, así cubriendo distintas áreas, géneros y estilos y tocar varios de los grandes del cine brasileño”.

La serie abre del 18 de marzo con la película de Karim Ainouz, “Madame Sata” (2002) basada en la legendaria figura de Joao Francisco dos Santos que se basa en Rio de Janeiro en los años treintas. Va a seguir con el documental corto “Ebony Goddess: Queen of Iê Aiyê” (2009) realizado por Carolina Moraes-Liu, una voz brasileña que hoy en día vive en el Área de la Bahía y va a introducir el documental.

“Queremos mostrar el cine de directores locales, brasileños que viven en el Área de la Bahía, e invitarlos a las muestras”, dijo Ariel Soto, de Cinema Errante. “Cada programa viene acompañado de un corto, tres de los cuales son de voces locales emergentes: Carolina Moraes-Liu, Rita Piffer y Savana Vagueiro, junto con los cortos de los famosos directores Jorge Furtado, Dennison Ramalho y Carlos Vergara”.

La serie tiene siete programas en total que durarán hasta el mes de junio y irán desde la época del cine silencioso.

La producción de cine comenzó en Brasil con el thriller de Antonio Leal “Os Estranguladores” (1906) seguido por “Brasa dormida” (1928) de Humberto Mauro, y “Ganga Bruta” (1933), la película experimental de Adalbert Kemeny, “Sao Paulo: Sinfonía de una Metropoli” (1929) y la película ‹avant garde› “Limite” (1931), la única película de Mario Peixoto que será mostrada el 10 de junio.

Carolina Moraes-Liu. Photo Courtesy Colectivo Cinema Errante

La cantidad de producciones cinematográficas en Brasil durante los treintas disminuyó bastante. Para alcanzar a los millones de literatos del país, los estudios mandaron a equipos temprano para producir cine hablado, lo cual causó que los costos de producción subieran, y obligó a muchas compañías a cerrar la producción.

Como resultado de este colapso en la producción dado al sonido, el cine brasileño fue sobrepasado por el cine de Hollywood. Companhia Cinematografica de Veracruz, una réplica del sistema de sonido, fue fundada para producir melodramas como “Tico-Tico No Fubá” de Adolfo Celi en 1952, y más notablemente “O Cangaceiro” (1953) de Lima Barreto, un ‘western’ que obtuvo éxitos económicos y críticos, la cual será mostrada el 6 de mayo.

La influencia del Nouvelle Vague francés y el Neorrealismo italiano en los sesentas jugó un papel importante en impulsar una generación de jóvenes cineastas en lo que llegó a ser conocido como Cinema Novo y Cinema Marginal, el cine de esa generación en Brasil.

Las películas de Glauber Rocha (1931-81) y sus escritos teóricos dejaron una base para el nuevo cine latinoamericano que reconoce las realidades políticas y sociales de la gente desempleada y analfabeta.

Estas películas tuvieron un éxito extraordinario en los circuitos de cine internacional, y cinco de ellos ganaron premios importantes en 1962.

Cinema Novo buscó instalar una nueva mirada sobre las realidades del desempleo, la pobreza y la explotación que no habían sido reconocidas en el cine brasileño hasta esa fecha, protestando el colonialismo de Hollywood sobre el cine brasileño así cambiando los códigos de las narrativa clásicas.

“El cine marginal es cine puro, un cine real, la pureza y la realidad lo dicen todo … hecho con pasión, creatividad, queriendo hacer películas”, dijo José Mojica Marins, un marginal mismo para quien la película Ze do Caixao (Coffin Jow) de horror-b se convertirían en clásicos. “A meia noite levarei sua alma” (1964) será parte de las series.

Desafortunadamente, mucho del cine marginal no puede participar en los festivales por falta de condiciones técnicas, entonces fundaron organizaciones paralelas en Brasilia.

El establecimiento del Instituto Nacional do Cinema en 1966 aumentó la atención del gobierno hacia las necesidades de la industria. Inició los subsidios gubernamentales y los bonos especiales para promover la producción.

La película “A margem” (1967) de Ozualdo Candelas y “Bandido da Luz Vermelha” (1967) de Rogério Sganzerla son dos de los representantes del cine del modelo propuesto por “marginais” una contracultura de cine pobre, que cuestiona la política del cine y los modelos estándares.

Respondiendo a la dictadura represiva de los sesentas, los cineastas del Cinema Novo recurrieron al simbolismo para sobrepasar censura, con alegorías mitológicas como “Antonio das Mortes” (1969) de Rocha y “Os Deuses E Os Mortos” (1969) de Ruy Guerra, documentos antropológicos como el de Nelson Pereira Dos Santos “Como Era Gostoso Meu Francses” (1970) o celebraciones grotescas del Brasil como un paraíso tropical tal como la película “Macunaima” (1969) de Pedro de Andrade.

A pesar de lo represivo, los regímenes militares de los sesentas apoyaron la expansión de la producción de cine brasileño creando el fondo de cine Embrafilme en 1969.

Los distinguidos directores de Cinema Novo como Diegues y Pereira Dos Santos regresaron del exilio para entrar a la producción central. Durante los setentas y ochentas, Brasil produjo docenas de éxitos internacionales, muchos basados en folclor indígena, historia o literatura, incluyendo “Bye Bye Brasil” (1980) de Diegues y “Dona Flor E Seus Dois Maridos” de Bruno Barreto (1967), ambas partes de las series.

En 1985 cuando la democracia había regresado y el país había elegido a su primer presidente civil en 20 años, Embrafilme capturó la atención internacional para el cine brasileño y 50% del mercado. De producir solo 12 películas en 1963, Brasil, se ha convertido en el productor de cine más grande con un promedio de cien películas por año desde 1983. En 1990, sin embargo, el gobierno de Sarney retiró todos los fondos de Embrafilme y la industria llegó a casi detenerse con tan solo seis películas producidas desde 1992.

No se puede perder, esta serie de películas brasileñas tocará la gran tradición de cineastas en las Américas que los videntes en los Estados Unidos pueden desconocer.

Las películas se mostrarán marzo–junio en el Artists’ Television Access, 992 Valencia St., domingos a a las 8 p.m.

Más información http://cinemaerrante.wordpress.com