Celebración del Carnaval en 1930. Celebrating Carnaval in 1930. Foto courtesy of Brazilcarnival.com.br

A partir del 28 de febrero comienza la celebración con la cual Brasil se hizo conocido en el mundo entero. Durante 4 días, y a veces hasta toda una semana, todas las ciudades del país se visten de fiesta para celebrar el sólo hecho de estar vivos: Carnaval.

Nuestra versión del Carnaval en la Misión está basada en esta tradición brasileña, y comenzó en los años 80 de la mano de la Compañía de Danza Batucaje, una tropa artística del Área de la Bahía especializada en danza folclórica y música de Salvador de Bahía que reclutó miembros en el Centro de Arte Comunitario Precita.

Orígenes
La tradición nació en el siglo XVI, junto con los inmigrantes portugueses, bajo la palabra “carne vale”, es decir, “Adiós a la carne”, ya que tenía lugar antes del ayuno de alcohol, carne y otros placeres durante los 40 días previos a la Resurrección de Jesús, conforma a la tradición católica. Durante la fiesta los portugueses formaban “cordões”, grupos de personas disfrazadas que caminaban por las calles tocando valses y bailando.

Producto del contacto con nativos y esclavos africanos, que aportaron plumas, huesos, hierbas y diversos tipos de piedras a los disfraces junto con ritmos musicales como el samba, este proto-carnaval europeo fue tomando tintes “paganos” que demostraban expresiones de alegría locales y una clara herencia de la cultura africana esclava.

Estos cordões serán los antecesores de los “blocos” (bloques) y de las coloridas escuelas de samba, que a medida que fueron creciendo y los desfiles se hicieron más multitudinarios, comenzaron a competir entre sí por ser las más destacadas del verano.

Ha sido tan fuerte la participación de las escuelas a lo largo de las décadas que en 1984 el Departamento de Turismo de Río de Janeiro ofreció un espacio para construir el famoso Sambódromo, un estadio diseñado por el ya fallecido arquitecto comunista Óscar Niemeyer.

Allí, cada febrero, casi 1 millón de personas procedentes del mundo entero ven bailar a las escuelas de Mangueira (pionera, creada en 1928), Mocidade, Grande Rio y Beija Flor y festejan lo que mi amigo brasileño Eduardo Andrade llama “festejar el hecho de estar abiertos hacia la vida”.

Salvador de Bahía
Si bien el Carnaval más famoso es en Río de Janeiro, otros estados brasileños también viven sus propias celebraciones. En Salvador de Bahía la fiesta es espontánea, participativa, multitudinaria y de espíritu africano.

A diferencia de Río, no cuenta con desfiles de carrozas en un espacio cerrado, sino que toda la gente camina y baila por las calles, formando parte de un gran bloco que llega a recorrer 25 kilómetros en 6 días. Durante la noche suelen organizarse camarotes, fiestas que ofrecen actividades como ver películas, bailar batucada o axé (ritmos del nordeste de Brasil) o probar un delicioso plato en un restaurante.

El carnaval es símbolo de fiesta popular, de juego, de máscaras, de dejar el orden rutinario que gobierna todo el año para así poder disfrazarse y soñar con “ser otro”.