Gritos en la distancia era todo lo que separaba a más de una docena de soldados Talibán y las Fuerzas Especiales de los EEUU el 31 de mayo de 2014.
Los rifles fueron empuñados mientras que drones y helicópteros sobrevolaban en círculos sobre ellos, todos ello símbolo de un inminente principio de guerra —una guerra tan dolorosa para ambos grupos. Ni balas ni misiles fueron disparados en ese tenso día, tampoco se perdieron vidas. El momento marcó una reconciliación entre combatientes, un intercambio humano.
El sargento Bowe Bergdahl, el único prisionero de guerra (POW, por sus siglas en inglés) detenido en Afganistán emergió de entre el grupo de soldados talibanes, para dirigirse rumbo hacia los soldados de los EEUU; conforme marchaba entre ambos grupos, alejándose del enemigo, cinco detenidos en Guantánamo comenzaron su travesía hacia la libertad cuando fueron liberados al país intermediario Qatar.
Bergdahl fue aprendido in Yahya Khel, Afganistán en junio de 2009 y las circunstancias sobre su captura continúan siendo objeto de mucha especulación y opiniones. Esto es desafortunado dado el hecho de que Bergdahl es un antiguo POW detenido en las regiones más remotas controladas por el Talibán que comprenden a Afganistán y partes del vecino Pakistán. Habrá muchas historias contadas sobre Bergdahl pero la único que importa es la que él cuente, la que él vio y vivió.
La captura de Bergdahl ocurrió cuando tenía 23, sus años formativos los pasó como prisionero. Aprendió un nuevo lenguaje, costumbres y cultura —todo bajo presión constante. Cuando finalmente abordó el helicóptero que lo llevaría a su libertad, empezó a tomar los primeros paso hacia su curación.
Ahora mismo, es momento de que ambas sociedades se enfoquen en los pasos que los lleven a la reconciliación, porque la reconciliación puede ayudar a curar. Los primeros pasos han sido dados para que seis familias en los EEUU y Afganistán vean a sus seres queridos después de muchos años.
— Traducido por Emilio Victorio Sanchez