Hace varios meses, la alcaldesa London Breed anunció la asignación de $28.5 millones para el alivio de la COVID-19 en la comunidad latina, que ha sido golpeada de manera desproporcionada por la pandemia. Uno de los propósitos de este recurso fue aliviar económicamente a pequeñas empresas latinx; otro fue el apoyo económico a los esfuerzos de salud realizados a nivel local. Pero mientras uno de esos rubros ha recibido los fondos destinados para tal efecto, el otro sigue siendo ignorado.
La oficina de la alcaldía anunció el lunes 7 de diciembre nuevos fondos, especialmente para las pequeñas empresas latinas y de minorías, así como el aplazamiento de las tarifas de licencia unificadas. Como resultado de la cooperación específicamente entre la Agencia de Desarrollo Económico de la Misión, los Centros Vecinales de la Misión y la Oficina de Desarrollo de la Fuerza Laboral Económica, el recurso se distribuirá mediante dos programas: SF Latino Small Business Fund, que es una expansión del programa SF HELP; y el Programa de Ayudas a la Participación en Espacios Compartidos.

Breed también extendió el plazo para que las empresas paguen su licencia de 2020 del 1 de marzo de 2021 hasta el 31 de octubre de 2021.
El Fondo de Pequeñas Empresas Latinas de San Francisco tiene un presupuesto de $3.2 millones, una cantidad tomada de los $28.5 millones. Según el representante de MEDA, Pablo Solares-Rowbury, los propietarios de pequeños negocios pueden solicitar un préstamo sin interés de $10 mil a $50 mil. Una vez que MEDA apruebe cada solicitud, se llevará a cabo un sorteo para elegir aproximadamente 80 negocios como beneficiarios.
Cuando se le preguntó si $3.2 millones eran suficientes, Solares respondió “definitivamente no es suficiente… recibimos alrededor de 2 mil solicitudes de negocios de toda la ciudad… solo podemos apoyar a unos 80. La necesidad de capital es mayor a lo que tenemos disponible”.
Sin embargo, hay un lado positivo en este programa, que potencialmente lo convierte en uno de los más útiles durante la COVID-19 hasta ahora. “Las personas que no tuvieron acceso a fondos federales, ya sea a través del programa PPP o seguro de empleo, etc., pueden solicitar el programa y obtener ayuda”, dijo Solares-Rowbury. Los préstamos se pueden utilizar para cualquier cosa, desde facturas de servicios públicos hasta cobertura de ingresos y salarios perdidos.
El programa de subvenciones de equidad de espacios compartidos, financiado por la ciudad, tiene un presupuesto de $1 millón y otorga subvenciones de $5 mil a los solicitantes que tengan o hayan solicitado permisos de espacio compartido; los espacios compartidos incluyen restaurantes al aire libre y otras actividades que actualmente se llevan a cabo en sustitución del uso de espacios al interior de los negocios. Estas subvenciones están destinadas a reembolsar a los propietarios de negocios el costo por construir y operar espacios compartidos, incluso cuando la ciudad está bajo orden de confinamiento.
Antes de la creación del Latino Small Business Fund, algunas organizaciones en la Misión ya habían recibido dinero de los $28.5 millones. Según Santiago ‘Sam’ Ruiz, organizaciones como el MNC, el Instituto Familiar de la Raza y el Centro de Recursos Comunitarios La Raza, utilizaron ese dinero para atender las necesidades de la comunidad. Entre los servicios prestados por estos grupos se encuentran el suministro y la entrega de alimentos a las personas confinadas en el hogar; pañales y fórmula para bebés, y asistencia con el alquiler de las personas que perdieron sus trabajos debido a la pandemia.
“Están haciendo un servicio fenomenal, fenomenal”, dijo Ruiz. Financieramente, sus necesidades son “mayores que los fondos que están recibiendo, pero están haciendo lo correcto y lo están haciendo bien”. “No estamos aquí para tomar el lugar del gobierno”, continuó Ruiz, sino en una comunidad como la Misión, donde “la gente… se convirtió en pensadores estratégicos y socios… y hay gente del sector sin fines de lucro que… se está convirtiendo en solucionadores de problemas”, resulta especialmente frustrante tener que esperar a que el gobierno se ponga al día.

Para otras organizaciones, la Ciudad ha estado visible y frustrantemente ausente. La Latino Task Force, líder en la obtención de los $28.5 millones, aún no ha recibido ni escuchado nada sobre el dinero que obtuvieron hace meses. “No hemos recibido un dólar”, dijo Jon Jacobo, presidente del comité de salud del LTF, a pesar del reciente aumento en los casos de COVID-19.
Jacobo también cuestionó por qué los recursos no se han trasladado a áreas de mayor necesidad. Citó los resultados de las pruebas del sitio de Embarcadero, donde hay una tasa de infección del dos por ciento, en comparación con la tasa de infección del 10 por ciento en la Misión. La respuesta dada por los funcionarios del DPH, que no querer quitar las pruebas a otros vecindarios, no fue aceptable para Jacobo, quien quiere “ver los datos y probar a dónde conducen”. “Si soy el director del Departamento de Salud Pública… ¿Cómo es que llevamos diez meses en la pandemia y siendo la organización líder que puede hacer que la gente acuda a hacerse la prueba… ¿por qué aún no lo hemos financiado?” preguntó un incrédulo Jacobo.
Para cualquier observador externo, pareciera como si los departamentos de la ciudad no están en la misma página. Donde uno parece estar distribuyendo fondos a los destinatarios adecuados (la OEWD ayudó a canalizar los $3.2 millones para el Latino Small Business Fund), otro parece haber dejado caer la pelota (el DPH es responsable de canalizar los $28.5 millones a la LTF ). Haciendo eco de Jacobo, después de diez meses, ¿por qué el gobierno aún no ha logrado organizarse? Un hilo común que atraviesa estos sentimientos es que el recurso que la Ciudad ha proporcionado hasta ahora no es suficiente.
La pandemia continúa arrasando la ciudad como un toro loco, y solo un esfuerzo a gran escala, incluidos los recursos financieros, puede reparar el daño. Si bien la comunidad latinx hasta ahora ha proporcionado su propia organización y energía en la lucha contra el COVID-19, la Ciudad todavía es responsable de cumplir con su parte del trato para proteger a sus habitantes.


