Desde su creación hace 45 años, el festival del Carnaval San Francisco ha acogido a algunos de los grandes nombres de la música latinoamericana. Santana, Tito Puente, Los Tigres del Norte, Oscar D’leon, La India y Malo, por nombrar algunos.
Todos los años, los escenarios del Carnaval colocados a lo largo de la calle Harrison se llenan de espectadores tanto residentes como visitantes del distrito Misión, dispuestos a bailar y deleitarse con las animadas actuaciones.
Este año, la expectación ante la aparición de Formell y Los Van Van de Cuba como actuaciones principales en el escenario de las calles 22 y Harrison era enorme. A pesar del laberinto burocrático por el que deben pasar para obtener sus visas, el Carnaval dio un verdadero golpe de efecto cuando se confirmó su actuación.
Al instante, el aluvión de noticias en las redes sociales calificó el acontecimiento de ocasión única e histórica. En sus 53 años de historia como banda, Los Van Van se han consolidado como un pilar de la música bailable cubana moderna, transformando el tradicional son en el funkificado ritmo del songo con una textura que mezcla violines, flauta, trombones, teclas y bajo eléctricos, y cantantes enraizados en la rumba y la salsa.
La banda ha actuado en numerosas ocasiones en los EEUU y San Francisco, pero una nube negra les perseguía mientras se desarrollaba su gira estadounidense de 2023.
Oposición política y tragedia
Programado para el 19 de mayo en el Miami Beach Bandshell, el concierto fue suspendido por el comisario de Miami Beach, Alex Fernández (firme opositor al actual régimen cubano) cuando pidió a la Fundación Rhythm, que gestiona el local al aire libre, que cancelara el espectáculo.
«Durante décadas, Los Van Van han utilizado su talento musical para promover la tiranía cubana y su violación de los derechos humanos básicos», escribió Fernández en las redes sociales. «Tristemente, sus ventas enviarían dólares fuera de nuestra economía para ayudar a sostener las violaciones de los derechos humanos y las libertades individuales dentro de Cuba».
A pesar de la cancelación, el grupo se dirigió al Lehman Center del Bronx, en Nueva York, para actuar el 26 de mayo. Pero la tragedia sobrevino cuando el bajista y guitarrista cubano Juan Carlos Formell, hijo del fundador Juan Formell, falleció ese viernes por la noche a consecuencia de un infarto. «Al menos sabemos que sus últimos momentos fueron en el escenario dándolo todo por nuestra música, nuestra familia, por Los Van Van y por sus fans», rezaba el comunicado emitido por el grupo sobre su fallecimiento.
Los rumores apuntaban a que la actuación en el Carnaval de San Francisco podría cancelarse, ya que el grupo estaba de luto. Pero los rumores se disiparon rápidamente cuando afirmaron en Facebook: «rendiremos homenaje a Juan Carlos en cada actuación, en cada nota musical, en cada estribillo como Juanca (su apodo) hubiera deseado».
El concierto
El sábado, 27 de mayo, Formell y Los Van Van estaban programados para comenzar en el escenario de la calle 22 y Harrison a las 4 p.m. La multitud creció rápidamente conforme comenzaban los preparativos del escenario al mismo tiempo que la gente se preparaba para conseguir los mejores lugares. Sin embargo, era obvio que algo iba mal y, debido a problemas técnicos, la actuación no comenzó hasta las 17:30, cuando Roberto Hernández, director general de CANA, presentó al grupo.
Para empezar, el vocalista, Robertón anunció el triste fallecimiento del bajista Juan Carlos Formell y que le dedicaban el concierto. Con «Permiso que llegó Van Van» arrancaron los más de 50 minutos de actuación que desencadenó un estruendoso aplauso y pronto la impaciencia se convirtió en júbilo cuando Robertón ofreció una valiente interpretación con su ronca voz de barítono. La canción es el tema principal de su álbum ganador de un Grammy, «Llegó Van Van», y se grabó por primera vez con motivo de su trigésimo aniversario. Una potente primera línea de cantantes a cargo de Abdel Rasalps ‘Lele’, Vanessa Formell y Mandy Cantero, animó al público a corear el estribillo: «permiso que llegó Van Van, permiso».
El carismático Lele dio el siguiente paso con «Vamos a pasarla bien», que avanzó con un sólido ritmo de timba impulsado por Samuel Formell, el motor de este tren musical en la batería de trap. A esto hay que añadir los rugientes trombones que bordan la canción con cintas de metal mientras los sonidos de los violines, la flauta y las teclas flotan por encima complementando la pieza. Lele se atrincheró con sus conmovedoras letras improvisadas, respondiendo al estribillo con afirmaciones positivas de «sí, nuestra tristeza se ha ido» y «la felicidad ha llegado».
Cuando la encantadora Vanessa Formell subió al escenario, derramó una lágrima por su hermano y dijo que había sido un día difícil. «Después de todo» le sirvió de vehículo para mostrar una voz vibrante, aderezada con un fraseo impecable y un delicioso registro, mientras cantaba a las mujeres, expresando un mensaje sobre la importancia de su fortaleza emocional. Se burló de la letra con un bonito gruñido mientras el veterano teclista Boris Luna aporreaba un buen montuno, los repetitivos riffs de piano que anclan la sección rítmica.
Mandy Cantero fue el siguiente y ofreció una actuación llena de energía, con la ambición de un artista experimentado que trabaja para ganarse al público. Con un currículum que incluye colaboraciones con grupos cubanos de primera fila como Charanga Forever y Los Que Son Son de Pupy Pedroso, Mandy no sólo es una gran cantante, sino también un gran bailarín que fusiona movimientos de hip hop con pasos de rumba y que, en general, destila personalidad de estrella.
El cierre «Esto te pone la cabeza mala», trajo al cantante Robertón de vuelta al micrófono y coronó el espectáculo con una intensidad que pisó el acelerador hasta el fondo. Los bailarines entre el público se entregaron a la «rueda de casino», un círculo de baile de salsa que combina pasos sincronizados en un orden aleatorio, con un único líder que pronuncia los movimientos que ejecutan los bailarines del círculo.
En general, Formell y Los Van Van ofrecieron una actuación conmovedora en medio de la adversidad que dejó un recuerdo imborrable de una corta pero dulce visita al Carnaval de San Francisco. No se trataba de Los Van Van de antaño, sino de un grupo que se está reinventando y trabajando para quitarse el apodo de banda tributo que interpreta viejos éxitos. Su nuevo álbum, «Modo Van Van», saldrá este verano y se prevé que sea un disco de baile ardiente.
Cantaron, bailaron y, como verdaderos embajadores de la música, representando lo mejor que Cuba puede ofrecer musicalmente.
