Por Alexis Terrazas

Una noche hace unos cuarenta años, Miguel Govea y Susan Peña se conocieron y forjaron un vínculo musical al tocar juntos. Entonces, cuando nació su primera hija, René Peña-Govea, era de esperarse que ella también forjara su propio camino musical. Ese camino la ha llevado recientemente a lanzar su último álbum musical, “Somos Diferentes”, un proyecto que durante el inicio de la pandemia nació del vínculo que la une con su hijo, Diego. Las veinte canciones del álbum, además de demostrar que ella domina el acordeón y rendir homenaje a sus valiosas raíces músico-culturales están dedicadas a los niños, aunque muchos adultos también pueden aprender un par de cosas al escucharlas. Viniendo de una icónica familia musical que incluye no solo a Miguel y Susan, sino también a su talentosa hermana menor, Cecilia Cassandra Peña-Govea —conocida por muchos como La Doña— La Familia Peña-Govea celebrará el lanzamiento de su álbum con una presentación en el Teatro Brava el 11 de septiembre. Si bien las entradas al espectáculo ya están agotadas, se puede encontrar el álbum “Somos Diferentes” en todas las plataformas de música digital.

Antes de profundizar en los detalles del álbum “Somos Diferentes”, hablemos de cómo fue su introducción a la música.

Mis padres se conocieron hace cuarenta años, en 1982.  Y la primera noche que se conocieron, comenzaron a tocar música juntos. Luego me tuvieron a mí y ocho años más tarde, a mi hermana Cecilia, también conocida como La Doña. Siempre hubo música en nuestra casa. Realmente no nos dejaban ver televisión ni nada por el estilo, así que la música era todo lo que teníamos y había que hacerlo juntos. Mi papá, Miguel Govea, tenía su banda de salsa, Los Compas, en la cual tocó en el Área de la Bahía durante décadas. Y mi mamá también ha tocado música desde niña. Así que juntos siempre tocaban música en casa y era lo que hacíamos. Luego, cuando crecimos, era nuestra forma de ganar dinero también. Así que eso nos incentivó a continuar. Empecé a tocar el violín en el Community Music Center de la Misión, luego aprendí flauta con John Callaway en la Escuela Primaria Buena Vista, y finalmente encontré mi instrumento favorito cuando a los 12 o 13 años, mi papá comenzó a enseñarme el acordeón: sentí que era un instrumento prodigioso, un instrumento que me conectó con mi cultura y mi familia.

Te criaron en un hogar musical y ahora estás criando a tus propios hijos en un hogar musical. ¿Cómo ha sido esa experiencia?

Siento que darles música a los niños es hacerles un regalo. Siento que mis hijos están… casi como cuando hablas de que un pez no puede ver el agua. Están tan cerca de algo que no aprecian completamente todavía, al igual que yo no lo hice cuando era niña. Puede que sientan que estoy haciendo algo que les está quitando mi cuidado, mientras que yo siento que es algo que les estoy obsequiando. Todavía no han comenzado a tocar un instrumento, pero mi hijo Diego me ayudó a componer algunas canciones en el nuevo álbum y a él se le ocurrieron los estribillos que enganchan a quienes las oyen. Como aquellos de los que todo el mundo habla, en la canción de MUNI. Es como, ‘Bús bús bús, a tomar el bús’. Eso es todo de Diego. ‘Chameleon Boy’, Camaleón, la idea y el coro son también suyas. Así que saben que está dentro de ellos y creo que tomará un poco de tiempo para que aprecien completamente la riqueza que la música les brinda y el tipo de mejoría y nutrición espiritual que les ofrece. Sé que me tomó un tiempo, por lo que mi lucha es averiguar cuánto se les debe martillar o dejarles para que lo descubran por sí mismos.

Hablemos del disco, “Somos Diferentes”. ¿Qué sirvió de inspiración para el álbum?

Comenzó realmente durante la pandemia y cuando todas las escuelas se cerraron. Había un programa en KTVU llamado SF Loves Learning que estaba asociado con SFUSD, por lo que se hizo un llamado a los educadores para crear contenido para el programa de una hora al día. Así que les presenté un par de canciones. Luego me preguntaron si quería hacer… Creo que ahora me suena increíble… pero creo que era una canción a la semana. Tengo muchas formas de arte. Soy poeta. Soy música. Pero sobre todo, soy una erudita: estoy en la escuela, soy profesora y bibliotecaria. Y entonces, tener una tarea a la semana de un solo tema, me ayudó a cristalizar esa intención y a producir toda esa música. Así que terminé escribiendo 20 canciones, algunas con Diego durante tres temporadas del programa y luego solicité dos becas, una del Centro para la Innovación Cultural, llamado Zoo Labs, y la otra a la Alianza para las Artes Tradicionales de California. Así que un saludo a ambos porque me dieron el dinero que pagaría los gastos de producción del álbum grabado profesionalmente y dos videos musicales, y un poco más. Solo a mi alrededor, tengo a mi hermana que, entre sus otros talentos, también montó un estudio en su casa y ahora es ingeniera de sonido. Así que le pedí que hiciera toda la grabación. Por supuesto, toda mi familia contribuyó en el álbum. Naomi García Pasmanick hizo los videos musicales. Es amiga de la familia también de Buena Vista y hace todos los videos de La Doña. Así que tuve los recursos de la comunidad para lograrlo y de eso se trata realmente el álbum. No es solo de mi cabeza. Es un esfuerzo comunitario y le habla a la comunidad y nuestra ciudad.

En el álbum resaltan, especialmente dos de los temas, ‘Abre la mente’ y ‘Mujer de acero’. ¿Cuáles pistas resaltan específicamente para ti?

Puedo hablar de estas dos ya que tienen historias específicas. ‘Abre la mente’, es gracioso porque me suena un poco eslavo o ruso y no sé si fue mi subconsciente. Pero se trata de un desacuerdo que tuve con mi amigo ucraniano, uno de mis mejores amigos. Tuvimos un desacuerdo, pero lo que fue realmente hermoso es que seguimos hablando y seguimos hablando. Y el estribillo, “sigue la conversación”, se trata realmente de enfrentar la incomodidad y superarla. Y si es alguien que te importa, que es importante para ti, ¿cómo resuelves los conflictos, cómo expresas tu desacuerdo respetuosamente? Y luego ‘Mujer de acero’, tenía muchas ganas de rendir homenaje a mi tía, Jessica Govea Thorbourne, quien de niña era trabajadora agrícola en Bakersfield, que luego pasó a formar parte de la junta directiva, con Cesar Chávez, Dolores Huerta y otros. De hecho lideró el boicot a la uva canadiense el cual resultó en contratos durante el famoso boicot a la uva de la UFW. Esto fue cuando ella tenía como 20 años. Creo que ciertas personas tal vez tienen gran parte del crédito por algunos de los movimientos pero hay que tomar en cuenta que muchas personas hacen mucho trabajo comunitario y mi tía no solo fue una gran organizadora, fue una gran tía. Fue una gran hija, hermana, esposa. Entonces, reconocer la plenitud de una persona que también ha sido parte de esta lucha es realmente importante, creo que también fue importante para mí y para mi familia.

El 11 de septiembre, usted y su familia celebrarán el lanzamiento del álbum en el Teatro Brava. Después del costo que esta pandemia nos ha cobrado a todos, ¿qué significa para ti celebrar esto con la comunidad?

Se siente genial. Hablé con Stacy Powers Cuellar (Directora Ejecutiva de Brava). Y simplemente me recordó el poder de la comunidad. No hubiera estado aquí sin esa comunidad. Se siente muy bien celebrar juntos. Y hay tantos lazos. Mencionamos a Brava en una canción. Siento que es una especie de cierre y una celebración y sé que COVID no ha terminado, pero es una nueva etapa donde se celebra con la comunidad.

¿Tiene algún pensamiento final para nuestros lectores?

Como profesora, sabes que eso es lo que me da esperanza. Tener hijos, por supuesto, pero también ser profesora. El mensaje que quiero enviar es que en esta pandemia, con la gentrificación, con el cambio climático, seguimos presentes. Todavía existe la comunidad. Todavía se hace arte. Y este hecho es lo que realmente me da esperanza, alegría y amor, así que solo quiero alentar a todos sin importar la edad. Nunca es demasiado temprano. Nunca es demasiado tarde para expresarse. Y continuar haciéndolo ya que vamos a necesitarlo para superar todos los desafíos que nos esperan. Entonces, “Con ganas” diría yo.