Patricio Guzmán, director chileno de cine documental, visitó San Francisco para presentar su más reciente producción. Photo John Strange

El cineasta chileno Patricio Guzmán, a su regreso a Chile, y luego de haber completado sus estudios de cine en la Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de Madrid, optó por hacer cine de ficción. Cuatro décadas después ofrece un legado fílmico en el género documental digno de admirar, convirtiendo a estos filmes en documentos históricos de suma importancia en el contexto político. Un diario en celuloide, se podría decir, de cuando la realidad chilena fue alterada con la elección y después violenta caída del gobierno de Salvador Allende a inicios de los años 70, y el efecto de ello extendiéndose hasta el presente.

Sus obras son: “Chile: una memoria obstinada” (Canadá/Francia, 1997), “El caso Pinochet” (Francia/Bélgica/Chile, 2001), “Salvador Allende” (Chile/Francia, 2004), y su épica “La batalla de Chile” (Chile/Cuba/Francia, 1975–8). En estos filmes y en la visión de Guzmán hay una realidad que todavía sigue y se continúa grabando colectivamente en la memoria de todos los que tomamos parte en esta experiencia narrada.

“Nostalgia de la luz” (Francia/Alemania/Chile, 2010) es una importante obra llena de integridad, adición al legado fílmico de Patricio Guzmán ahora basado en Francia. La película llega a las pantallas de EEUU galardonada con el premio a mejor documental Prix Arte 2011 otorgado por la Academia de Cine Europeo.

La película se concentra mayormente en el desierto de Atacama, ubicado al norte de Chile a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar, donde no existe ni un grado de humedad y astrónomos venidos de todos los lugares del mundo decidieron instalar telescopios para observar los cielos. Coincide que en este mismo desierto se encuentran las ruinas de Chacabuco, donde fueron concentrados presos políticos durante la dictadura de Pinochet.

Imágenes del cosmos adornan la película a temprana instancia, ofreciendo un cierto balance entre las imágenes meditativas del espacio, una lúcida onda sonora y las más trágicas y gráficas narraciones de los entrevistados.
Arqueólogos y astrónomos ofrecen sabios comentarios sobre cómo las estrellas poseen el mismo calcio que nuestros huesos afirmando que “somos uno con el universo”.

Pero así como el desierto de Atacama es un punto de inspiración para la ciencia, también es al mismo tiempo una fuente de esperanza para los familiares de desparecidos durante la era de Pinochet, cuyos huesos se encuentran dispersos en la superficie del mismo desierto esperando a que algún día se les dé una identidad.

El astrónomo, el arqueólogo y el geólogo en sus profesiones viven en un constante estado de búsqueda, búsqueda a la que se suma Patricio Guzmán. El cine de Guzmán constituye una búsqueda interminable de la necesidad por saber a través de la memoria, y a la vez un compromiso como cineasta con su arte y con el planeta.

Los elementos que Guzmán reúne en “Nostalgia de la luz” nos muestran nuevamente la tumultuosa historia de Chile y su presente, a la vez que nuestro lugar en el universo. Su película es política y poética a la vez, siendo esta la señal de un artista realizado que reconoce un espacio nuevo para su mayor expresión.

“Nostalgia de la luz” se estrena el 13 de mayo en los Cines Lumiere en San Francisco.

Entrevista con documentalista chileno Patricio Guzmán

Desde “La batalla de Chile” hasta “Nostalgia de la luz”, un mismo tema pero estilos tan diferentes…

La mirada es conforme a lo que una mira. Es decir, si tú vas a los países árabes hoy día, lo que tienes que llevar es una cámara, un grabador y salir a la calle a filmar lo que está pasando, porque es la sociedad entera la que se expresa. En ese caso, para filmar lo que ocurre, el agente narrativo más eficaz es el ‘cinema verité’, o sea, cámara en mano, grabadora y adelante.

Si tú vas a hacer una película histórica, los agentes narrativos cambian: la foto fija, el archivo, la voz en “off”. Si tu tema, como es el caso de “Nostalgia de la luz”, es una evocación poética del pasado, entonces hay otros agentes narrativos que intervienen: la descripción, la música juega un papel importante, y tu voz también.

Es decir, no es que yo haya cambiado, sino que los temas son los que te mueven a hacer una película con otros agentes narrativos, a veces completamente diferentes.

¿Cree que Chile sufre de amnesia histórica?

Yo creo que en Chile se ha establecido una ausencia de análisis de lo que pasó con Allende y con Pinochet. Es una sociedad que no se responsabiliza de lo que pasó. Tú le preguntas a una persona de derecha o a un militar qué pasó y generalmente te dice “yo no sé, yo no estuve, yo no fui, yo no vi”.

Los medios de comunicación no hablan de la memoria, no hablan del pasado. Hemos construido una historia con héroes de cartón. Cuando yo leo los textos de historia de nuestros próceres no me creo esas historias. Me parecen infantiles, les falta complejidad.

En “Nostalgia de la luz”, el arqueólogo en un momento dado dice “Sí, ya veo Patricio que tú estás preocupado de por qué nos olvidamos del golpe de estado y de Pinochet”.

Pero no solamente de eso, nos hemos olvidado de quiénes trabajaron las minas de salitre y de nitrato durante cien años en el norte, que eran miles de mineros, indígenas casi todos, y que murieron allí. Y en el sur, los latifundistas pagaban dinero cuando le traían la oreja de un indio Alacalufe. Y en 80 años los mataron a todos.

Y de eso no se habla. Tenemos una historia donde sólo aparecen hechos satisfactorios, positivos, y donde la tragedia no entra. No solamente lo que pasó con Allende, sino hacia atrás.

Ese mismo arqueólogo en la película habla de que hay que vivir en un estado de búsqueda y que existe una obligación moral de mantener la memoria, la historia.

La memoria no es un concepto intelectual. La memoria es una adquisición de los siglos XX y XXI. Así como hace 20 años la ecología no se conocía, hoy en día es una adquisición. El respeto al medio ambiente no se conocía, hoy en día nos pertenece. La libertad sexual era olvidada y hoy día es una realidad. Los derechos de la mujer, los derechos de los indígenas…

La memoria histórica son adquisiciones del siglo que han llegado para quedarse. Y es estupendo porque son nuevas adquisiciones de la civilización para poder hablar de temas que no sean estereotipos del pasado.

Si consideras que el 90 por ciento de lo que ocurre en la vida es pasado. No solamente en la vida humana, en el cosmos. Es puro pasado. Cuando tú vas a buscar un trabajo lo primero que te piden es el ‘curriculum vitae’, que es tú pasado, y entonces eso demuestra que el pasado tiene una importancia dinámica y no es algo de gente que se ha quedado pegada al dolor.

¿Qué opina sobre los jóvenes chilenos que aducen que ya es suficiente la alusión a la dictadura militar y que es hora de mirar hacia el futuro?

Estos jovenes no tienen ninguna conciencia de que la memoria da más horizontes. Ellos creen que es un tema de los viejos. Se ha hablado poco en Chile de la dictadura. En Argentina sí que se hablado, y se ha metido en la cárcel a todos los generales responsables. En Chile hay sólo un 40 por ciento de los casos solucionados. Pinochet murió en la cama, no lo juzgaron. Lo humillaron en Londres, pero no se lo juzgó.

Hay un sector de la población que cree que Pinochet es el gran salvador, quien salvó al país de la guerra civil, el que recompuso la situación. Pero yo me pregunto: “¿y quién la descompuso? ¿Cómo es posible bombardear el palacio de gobierno con el presidente adentro?” No se puede olvidar eso.

Un caso similar de memoria es el de la guerra civil española…

España es el gran escándalo de la ausencia de memoria. Yo creo que es muy delicado abrir la caja del pasado, hay que hacerlo con sensibilidad. Hay gente incluso que ha sufrido tanto que dice ‘yo no quiero hablar del pasado porque me hace daño’. Y tienen razón, hay que respetar esa posición. Pero lo que no me gusta es que una parte de la sociedad dinámica, activa, diga ‘ah no, no hablemos del pasado, sólo el futuro vale’. Eso es negar tu base de sustentación.

¿Algún comentario para la gente de la Misión?

Me alegro mucho que tengáis un diario en español aquí. La cultura española es cada día más importante en EEUU. Hay que fortalecerla, defenderla y crear un espacio cada vez más fuerte de nuestra presencia en este país. Yo creo que somos la principal emigración aquí, una fuerza de trabajo inmensa, una disciplina de trabajo enorme que estamos dando a EEUU y eso tiene un gran valor.