Durante años, Winston Drive fue el hogar de una comunidad de familias trabajadoras que vivían en sus vehículos recreativos, creando un espacio estable y autosuficiente al oeste de San Francisco. Sin embargo, en 2024, nuevas políticas municipales irrumpieron para desmantelar de forma abrupta esta comunidad.

Basada en la revisión de miles de correos electrónicos internos, archivos municipales y testimonios de primera mano, una investigación de El Tecolote saca a la luz una coordinación discreta de una ofensiva municipal, cuya táctica revela cómo el funcionariado utilizó leyes de estacionamiento y proyectos de construcción como pretexto para expulsar a personas residentes de viviendas móviles, dejándolas sin alternativas seguras.

A puerta cerrada, personal administrativo advirtió que la ofensiva probablemente fracasaría y desestabilizaría a aquellas personas residentes vulnerables, sin embargo prosiguió, alegando presión política, perspectiva y planes de infraestructura.

“Aún necesitamos una respuesta razonable y viable a la pregunta: ‘¿a dónde irá toda esta gente si no puede estacionarse aquí?’”, escribió Andy Thornley, analista de políticas de la Agencia de Transporte Municipal (SFMTA, por sus siglas en inglés), en un correo electrónico fechado en mayo de 2023 dirigido a la directora de personas sin hogar, Emily Cohen. Añadió que la supervisora Melgar “comprende plenamente” los riesgos del desplazamiento masivo.

A pesar de que las autoridades justificaron los desalojos como simples medidas de seguridad pública o mantenimiento rutinario, los archivos municipales cuentan una historia diferente: revelan una táctica mucho más amplia. Estos seis hallazgos exponen cómo se orquestó la represión y cómo esta se convirtió en la estrategia oficial de San Francisco para desplazar a las comunidades de casas móviles.

1 | La ofensiva: un movimiento político disfrazado de medida de seguridad

Públicamente, el funcionariado de la ciudad argumentó que el desplazamiento de Winston Drive era por seguridad y para crear más estacionamiento cerca de la Universidad Estatal de San Francisco (SFSU, por sus siglas en inglés). Jason Porth, de la SFSU, incluso citó «jeringas con agujas, botellas de cerveza rotas y una silla» como justificación. Luego, la supervisora Melgar se unió a estas preocupaciones, pidiendo un límite de estacionamiento de 4 horas para proteger a escuelas y peatones. 

Sin embargo, nuestra investigación revela otra historia: el personal de la SFMTA señaló que la mayoría de las personas residentes de RV estacionadas en Winston Drive «obedecían en gran medida las normas de estacionamiento», se mantenían registradas, trasladaban sus vehículos para la limpieza de la calle y mantenían la zona limpia. Aun así, Melgar y dicha agencia de transporte implementaron nuevas restricciones de estacionamiento de 4 horas para con ello forzarlas a irse.

Estas personas afirman que la mayor traición provino de Melgar —la única supervisora ​​latina de la ciudad en ese momento—, quien las visitó y prometió no serían desplazadas sin antes ofrecerles alternativas.

“Confiábamos mucho en Melgar”, dijo Ángela Aróstegui, quien vivía en una RV junto con su esposo y dos hijas. “Nos dio falsas esperanzas. Jugó con nosotros”.

La supervisora, en respuesta a las conclusiones de la investigación de El Tecolote, rechazó acusaciones de que su oficina hubiese engañado a estas personas residentes de casas móviles.

“Mi personal y yo trabajamos durante tres años para encontrar alternativas seguras para las personas que viven en las calles Winston y Buckingham. Fue un gran esfuerzo”, escribió Melgar el 28 de abril de 2025. “Sin embargo, el objetivo siempre fue restaurar el derecho de paso público, y nunca dije nada en contra”.

2 | Al fallar las multas, la estrategia viró hacia argumentos de construcción y  de interpretaciones

Después de que un fallo judicial en julio de 2024 impidiera a la ciudad remolcar vehículos estacionados con multas pendientes, el funcionariado de la ciudad ideó otras estrategias. Fue la supervisora Melgar quien impulsó el límite de 4 horas de estacionamiento en Winston Drive, a pesar de las objeciones del personal de la SFMTA sobre su viabilidad de aplicación.

“Tengan en cuenta que esta aplicación no resultará en el remolque”, escribió el vocero de la SFMTA, Joel Ramos, en un correo electrónico enviado en el mismo mes. “La supervisora espera que la amenaza o la emisión de multas de estacionamiento por sí solas provoque que las personas muevan sus casas rodantes.

Cuando las multas no surtieron efecto, el funcionariado recurrió al argumento de un proyecto de repavimentación para forzar el desalojo, alegando motivos de seguridad y logística. El proyecto se convirtió en una justificación pública que enmascaraba lo que los correos electrónicos internos describían como urgencia política.

La estrategia funcionó. Las familias fueron expulsadas. La prensa presentó los desalojos como impulsados ​​por el desarrollo urbanístico.

A tres días de cumplirse el plazo para que la ciudad despejara Winston Drive, más de veinte RV se reubicaron en un estacionamiento privado vacío cerca del zoológico para así presionar a la ciudad a ofrecerles una alternativa segura. Sin embargo, esa misma noche, la policía y los guardabosques los dirigieron de inmediato a Zoo Road, cerca del Centro Pomeroy.

Esa misma estrategia —utilizando la combinación de restricciones de estacionamiento con obras públicas— se replicó rápidamente en Zoo Road.

Por ejemplo, la SFMTA comenzó a aplicar la restricción del estacionamiento a 72 horas. Sin embargo, correos electrónicos internos cuestionaron su aplicación: “El propósito de la regla de 72 horas es garantizar que los vehículos no queden abandonados”, escribió Chadwick Lee de la SFMTA. “No creo que sea aplicable en este caso”.

Por su parte, el director de Control de Estacionamiento, Scott Edwards, declaró en otro correo electrónico: “Si un vehículo se mueve una pulgada, no puede ser multado ni remolcado”.

Para sortear esta limitación, la SFMTA autorizó una orden de trabajo para pintar las aceras de Zoo Road, utilizando el mismo contrato de Winston. Defensores cuestionaron la necesidad de las obras: “Las familias que no cumplían los requisitos para obtener una vivienda, a quienes la ciudad les prometió estacionamiento seguro durante 3 años, están siendo desalojadas nuevamente”, se leía en una publicación de Instagram de la Coalición para Personas sin Hogar. “Hablamos con personal que confirmó que el trabajo de repintado se ha completado, entonces, ¿por qué exactamente la ciudad les exige que se muden?”

3 | Los desalojos tuvieron un desenlace anticipado

Correos electrónicos internos revelan que las autoridades sabían de antemano las consecuencias. Incluso antes de que se iniciara la aplicación de la ley, ya se advertía que las familias desplazadas se dispersarían por toda la ciudad. En marzo de 2023, Hank Wilson, gerente de políticas de la SFMTA, envió un correo electrónico a la oficina de la supervisora Melgar alertando: “Como sabemos, los límites de tiempo propuestos de 4 horas afectarían a la gran cantidad de vehículos (aproximadamente 120)”. Y añadió que esto “probablemente obligará a las personas que viven en vehículos a desplazarse a otras cuadras de la ciudad».

Eso fue exactamente lo que sucedió. A medida que se retiraban las autocaravanas de Winston y Zoo Road, aparecieron en John Muir Drive, Vidal, en la avenida 19, en el vecindario de Bayview y otras zonas. Ante las quejas de vecinos, los supervisores pidieron nuevas restricciones.

“Como muchos predijeron, desplazar estos vehículos de Winston Drive simplemente ha trasladado el problema a otras zonas”, escribió un constituyente anónimo al supervisor del Distrito 4, Joe Engardio, el 9 de agosto de 2024. “Cada día aparecen más RV, furgonetas, remolques y camiones frente al parque Rolph Nicol y alrededor de la reserva Merced Manor”.

“Obviamente, necesitamos un plan y un proceso más amplio para toda la ciudad”, escribió Thornley el 21 de agosto, en respuesta a una queja en la calle Phelps. “O simplemente seguiremos moviendo vehículos de un barrio a otro, lo cual no es bueno para nadie”.

4 | Winston sentó un precedente: la ciudad lo usó como manual de facto para desalojos

Después de Winston y Zoo Road, la SFMTA comenzó a utilizar la misma estrategia en toda la ciudad.

Para diciembre de 2024, la avenida 19 se había convertido en el siguiente objetivo: «La pregunta podría ser cómo gestionaremos el control», escribió la directora de calles de la SFMTA, Viktoriya Wise, a Thornley. «Mi plan es decir que lo gestionaremos de forma similar a Winston. ¿Está de acuerdo?»

Thornley respondió con una estrategia ahora perfeccionada: legislar la restricción, coordinar la instalación de señalética, colocar folletos informativos multilingües, conceder un período de gracia de dos semanas y comenzar a aplicar la regulación mientras que se contactaba al departamento de personas sin hogar y a otras agencias para gestionar los efectos. Pero también señaló las limitaciones de esta estrategia: «Vidal Drive está más congestionada que nunca», escribió. «Es una clara ilustración de nuestras limitaciones, por decirlo suavemente». 

En una declaración a El Tecolote, la SFMTA dijo: “Seguiremos trabajando con el Departamento de Personas sin Hogar y Vivienda de Apoyo, el SFPD y la Alcaldía para asegurarnos de que cualquier persona que viva en nuestras calles o en vehículos recreativos (RV) tenga información sobre los numerosos servicios y recursos de la ciudad disponibles para ellas”.

5 | Las familias de migrantes, las más afectadas

Durante el desalojo, las familias de migrantes de clase trabajadora fueron las más afectadas.

San Francisco ofreció a la familia Arostegui un subsidio en Parkmerced. Su alquiler se basa en los ingresos, con una ayuda de hasta tres años. «El tiempo vuela», dijo Angela Arostegui. «Ya estamos buscando una opción más permanente».

Otros familiares no tuvieron tanta suerte. Marlon, primo de Angela, permanece en una RV cercana. Su sobrino Lisandro, quien no pudo mudarse a tiempo, vendió su vivienda móvil y se fue de San Francisco. Él y su esposa durmieron en su auto antes de establecerse en Las Vegas. «Al menos en Winston, tenía a mi familia cerca», dijo Lisandro. «Nos ayudábamos mutuamente. Eso lo hizo más fácil».

La familia Rosales ahora vive bajo la sombra de otro desalojo inminente enfrentando una vez más la incertidumbre. Verónica Cañas y su madre, Eusebia, también se acogieron al programa de subsidios para mudarse a Parkmerced. Sin embargo, ambas denuncian presiones para que paguen una renta más alta, una situación insostenible dada su dificultad para encontrar un trabajo estable. “Si nos echan”, dijo Eusebia, “volveremos a nuestras RV”.

Para Angela Arostegui, quien se fue de Zoo Road en agosto de 2024, la incesante presión del personal municipal dejó a las familias exhaustas y obligadas a firmar contratos de alquiler que no entendían del todo o que podrían haber rechazado en otras circunstancias.

“La ciudad nos tiene al borde del abismo”, declaró Angela Arostegui. “Primero en Winston, nos impusieron normas de estacionamiento de 4 horas. Luego, en Zoo Road, no había un día sin una multa o sin que alguien llamara a la puerta”.

Mientras que varias familias se mudaron de Zoo Road a alquileres subsidiados en Parkmerced, otras personas residentes de casas móviles de Winston Drive no saben dónde estacionarán la próxima vez.

“La ciudad no hizo nada por nosotros”, reprocha Marcivon Oliviera, de 46 años de edad, conductor de Uber y Lyft. Añadió que unos veinte residentes de RV de Winston Drive ahora estacionan en Palo Alto, obligados a mudarse cada 72 horas en una búsqueda continua de un nuevo lugar para estacionarse.

6 | La ciudad insiste en continuar con la misma estrategia

El martes 11 de junio, el alcalde Daniel Lurie presentó una política nueva que extendería las tácticas empleadas en Winston Drive a un mandato municipal. Esa legislación, presentada con el apoyo de la supervisora Melgar y otras autoridades, impondría límites de estacionamiento de dos horas las veinticuatro horas, los siete días de la semana, para vehículos grandes en toda San Francisco.

El proyecto de ley, enmarcado en el plan ‘Rompiendo el Ciclo’ de Lurie contra la falta de vivienda, propone una inversión de $13 millones en subsidios de vivienda, un programa de recompra de vehículos y la dotación de equipos especializados en actividades de divulgación comunitaria. Asimismo, permitiría un permiso temporal para salvaguardar del desplazamiento a quienes trabajen activamente con gestores de casos.

Quienes apoyan este plan afirman que equilibra la compasión con la rendición de cuentas. Sin embargo, personas defensoras argumentan que formaliza el mismo modelo de aplicación de la ley que dispersó a las familias viviendo en RV de una cuadra a otra, y que ahora corre el riesgo de llevar a más residentes a una crisis.

Lea la primera parte de nuestra investigación completa aquí.