Un viernes de este verano, por la mañana, Rosario Ortegón, de 55 años de edad, se despertó con una profunda sensación de tristeza. Por mucho que lo intentara, no podía dejar de preocuparse por «todo lo que estaba sucediendo».

Al salir de casa, cambió de ruta para evitar pasar por el barrio Misión tras oír un rumor, que luego resultó ser falso, sobre una redada en la zona. En el autobús, reflexionaba sobre una noticia del programa Despierta América el cual informaba sobre las nuevas directrices del gobierno de Trump que restringían el acceso a la atención médica para las personas migrantes.

Cuando llegó al consultorio de su acupunturista, dijo que estaba llorando desconsoladamente. Se recostó sobre la camilla y sintió cómo la acupunturista le colocaba las agujas en el rostro y el cuerpo. Poco después, Rosario se quedó dormida. Cuando terminó la sesión y le retiraron las agujas, se sentía mucho más relajada.

Durante dos años, Ortegon ha recurrido a la acupuntura para tratar las migrañas recurrentes, las cuales, según afirma, han mejorado considerablemente. Con el tiempo, también ha optado por la medicina tradicional china (MTC, por sus siglas en inglés) para gestionar su salud mental y para ello acude a sesiones semanales. En el área de la bahía de San Francisco, estos tratamientos suelen costar cientos de dólares por sesión, pero Rosario accede a ellos de forma gratuita gracias a Medi-Cal.

“No se compara con nada más”, reconoce. “Prefiero las agujas a las pastillas”.

Desde 2017, Medi-Cal cubre la acupuntura, ofreciendo sesiones gratuitas a residentes de California como Rosario que padecen dolor crónico. Lo que antes se consideraba una práctica marginal, este tratamiento de tres mil años de antigüedad ha ganado reconocimiento y se ha integrado cada vez más en el sistema de salud del país.

En San Francisco, clínicas y organizaciones sin fines de lucro han ofrecido acupuntura por décadas a residentes de bajos ingresos. La terapia es parte de un enfoque integral que combina la medicina convencional con la curación holística, tratando diversos malestares, desde la depresión hasta el dolor crónico. Este tratamiento tiene pocos efectos secundarios, que no van más allá de momentáneo dolor y un ligero sangrado, lo que permite a los médicos aliviar el dolor de sus pacientes sin recurrir a procedimientos invasivos ni correr el riesgo de generar dependencia.

“Hemos tenido algunos problemas de abuso de sustancias en los últimos años”, explicó Johanna Liu, presidenta del Consorcio de Clínicas Comunitarias de San Francisco. “Por eso, la consideramos una alternativa clave e importante para ofrecer a las personas en estos momentos”.

Más allá de ser una alternativa a los opioides, investigadores y profesionales de la salud ven la acupuntura como una forma de superar barreras culturales y servir mejor a las diversas comunidades de San Francisco, incluyendo la clase trabajadora y migrantes, un recurso que, ante la perspectiva de recortes presupuestarios, podría estar en peligro de desaparecer.


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Shannon Piercy-Alvarez, acupunturista de 49 años de edad, el 1 de agosto de 2025, en su consultorio en San Francisco, California, donde atiende principalmente a pacientes migrantes. “Me encanta brindar un espacio seguro donde las personas puedan sentirse cómodas. Ayudo a las personas a recuperar el equilibrio emocional”, reconoce. Foto: Pablo Unzueta para El Tecolote / CatchLight Local.

Una alternativa popular 

Reyna Colores, de 61 años de edad, probó la acupuntura por primera vez en 2015 después de lesionarse la clavícula en un accidente automovilístico. Siguiendo el consejo de una amiga y guiada por la curiosidad de ver si funcionaría, visitó una clínica privada que ofrecía tarifas ajustadas a sus ingresos. Aunque las agujas le resultaban incómodas, siguió acudiendo hasta que recuperó la movilidad de su brazo.

Hace unos meses, una infección de oído le causó parálisis facial, al verse frustrada cada vez más por la falta de respuesta de su médico, de nuevo recurrió a la acupuntura, esta vez en una clínica sin fines de lucro. Afirma que gracias a este tratamiento, ha recuperado la mayor parte de la movilidad en su rostro. Ahora, está buscando un lugar asequible que pueda ayudarle a abordar su salud mental.

Colores no es la única. Su amiga Bertha Embriz, de 60 años de edad, tiene la semana meticulosamente organizada en torno a sesiones accesibles de acupuntura: los lunes, va al Colectivo Rafiki; los martes, visita el Centro de Recursos para Mujeres; y los miércoles, acude al Hospital General de San Francisco —aunque aclara que es necesario inscribirse en uno de los centros de salud de la ciudad. Diagnosticada con artritis en 2015, combina acupuntura y ejercicio para tratar su dolor de rodilla, una estrategia que le ha permitido evitar el uso de fármacos.

«Tengo mucha fe en la acupuntura, en todo lo que es medicina natural», comenta Embriz. «Me ha ayudado mucho».

Los centros que proveen atención médica han observado el creciente interés por la acupuntura entre la comunidad latina. Como respuesta a esta demanda, en enero el Centro de Salud Comunitario de la Misión (MNHC, por sus siglas en inglés) inauguró su primera clínica de acupuntura en su sede de la calle Shotwell, en el Distrito Misión, la cual ofrece servicios gratuitos o con tarifas ajustadas a los ingresos de sus pacientes.

Tomó un poco de tiempo para que la gente se animara a esta terapia con agujas. Al principio, el personal de la clínica tuvo que reclutar a su primer paciente, pero la demanda no se hizo esperar. Las personas que conocieron la acupuntura a través de sus médicos la fueron recomendando a sus familiares. Entre amistades se fueron animando mutuamente a pedir cita.

«Sabía que sería popular, pero no tanto», dijo Willie Ramírez, director de estrategia del MNHC. “Si la demanda continúa, tendríamos que contratar a otro acupunturista”.

Las citas se reservan con casi dos meses de antelación. Igor Alekseev, acupunturista del centro, atiende a cerca de 200 pacientes al mes, y aproximadamente el 90% son hispanohablantes. 

Se trata, en su mayoría, de personas latinas de mediana edad que trabajan en empleos físicamente exigentes y mal remunerados, como la construcción, restaurantes o el cuidado infantil. Según Alekseev, la acupuntura les ayuda a controlar las lesiones laborales y el dolor crónico causado por años de trabajo duro.

Materiales de acupuntura en el Centro de Salud Comunitario de la Misión, donde el acupuntor Igor Alekseev tiene su consultorio. San Francisco, California, el 23 de julio de 2025. Foto: Pablo Unzueta para El Tecolote / CatchLight Local.

Conexiones culturales entre continentes

Más allá del uso de las agujas, la acupuntura es “un ritual de curación integral», según Kevin Liou, especialista en medicina integrativa del Centro Oncológico Memorial Sloan Kettering de Nueva York. De hecho, en la medicina tradicional china se cree que la acupuntura equilibra el flujo de energía del cuerpo, o chi, mediante la inserción de agujas en puntos de presión específicos.

Cada vez más, investigadores como Liou están descubriendo que a pacientes de origen latino les atrae la acupuntura debido a su familiaridad con otros remedios naturales y rituales, como el curanderismo, así como por su escepticismo hacia los medicamentos farmacéuticos.

“No buscan solo medicamentos que alivien el dolor, sino que quieren identificar la causa subyacente y encontrar una solución para que el problema no persista”, afirmó Eloisa González, directora de medicina integrativa del Centro de Bienestar del Hospital General de Los Ángeles. “Creo que la acupuntura se ajusta a esta visión cultural sobre la salud y la forma de abordar la recuperación”.

Para Lili Qiao, directora de medicina integrativa de North East Medical Services (NEMS), la creciente popularidad de la acupuntura se debe a dos factores clave, “su eficacia” y “su bajo riesgo».

“Cuando se enfrentan barreras lingüísticas o un acceso limitado a la atención médica, poder recibir tratamientos que se ajusten a la cultura y los valores propios realmente marca la diferencia”, explicó esta acupunturista.

Fundada en Chinatown de San Francisco, NEMS atiende a su comunidad donde la acupuntura tiene profundas raíces culturales. Sin embargo, muchos de los síntomas que trata, así como la preferencia por los tratamientos no farmacológicos, trascienden las fronteras culturales. 

“Compartimos valores en torno a la sanación holística, ¿cierto? Las culturas latinas tienen diferentes métodos de sanación, pero la idea es la misma”, señala Qiao. “No solo tratamos los síntomas, sino que restauramos a la persona en su totalidad”.

Diagramas que ilustran la técnica de la acupuntura, en el Centro de Salud Comunitario de la Misión, que cuenta con una clínica de acupuntura dirigida por Igor Alekseev, en San Francisco, California, el 23 de julio de 2025. Foto: Pablo Unzueta para El Tecolote / CatchLight Local.

¿Qué tan eficaz es la acupuntura?

No todas las personas obtienen resultados positivos con la acupuntura, y la ciencia aún debate sobre si su eficacia se debe al efecto placebo o a la estimulación de ciertos nervios y las respuestas que esto provoca en el cuerpo. A pesar de ello, profesionales de la salud siguen promoviendo esta práctica, especialmente desde que las aseguradoras han ampliado el acceso a ella.

El Departamento de Salud Pública de San Francisco, que ofrece acupuntura en once de sus clínicas comunitarias para personas de bajos ingresos, ha declarado que la acupuntura ha tenido una “buena acogida” entre personas de “diversos orígenes y etnias».

En una declaración a El Tecolote, este departamento señaló que la acupuntura es eficaz para el dolor agudo y crónico, las migrañas y la artritis, y sigue siendo popular entre los pacientes de la Red de Salud de San Francisco (SFHN, por sus siglas en inglés) como método para aliviar el dolor.

Anticipando recortes presupuestarios

A pesar de su popularidad, el futuro de la acupuntura en California es incierto. Por segundo año consecutivo, el gobernador Gavin Newsom ha propuesto eliminarla del presupuesto de Medi-Cal. En cada ocasión, una coalición de profesionales de la salud, políticos locales y pacientes se unieron y lograron defenderla con éxito.

“Todos compartíamos el mismo mensaje: la acupuntura es un beneficio fundamental”, dijo Kenneth Wilkerson, representante de asuntos gubernamentales de NEMS. “Ayuda a pacientes y reduce las visitas a urgencias”.

A causa de los recientes recortes presupuestarios federales a programas como Medicaid, que se anticipan con la firma de la ley One Big Beautiful Bill, promovida por el presidente Trump, California se enfrenta a decisiones financieras aún más difíciles. Las y los profesionales de la salud temen que la acupuntura sea eliminada de nuevo.

“Estamos alertas a lo que viene, trabajando con la Asamblea para comprender qué podría suceder”, dijo Wilkerson. “Pero no tenemos una bola de cristal”

Folletos y publicaciones sobre acupuntura, en el consultorio del acupunturista Igor Alekseev, en el Centro de Salud Comunitario de la Misión, en San Francisco, California, el 23 de julio de 2025. Alekseev es el primer acupunturista en liderar esta iniciativa, atendiendo principalmente a pacientes latinos de bajos recursos. Foto: Pablo Unzueta para El Tecolote / CatchLight Local.

Una fuente de consuelo para la comunidad migrante

Para cada paciente migrante, las actuales políticas gubernamentales añaden otra barrera. Reyna Colores, por ejemplo, depende de sus hijos para que la lleven a sus citas médicas por el miedo a encontrarse con agentes de migración.

Shannon Piercy-Álvarez, quien ofrece sesiones de acupuntura en inglés y español, ha notado que algunas personas de la comunidad latina no asisten a sus citas, mientras que otras llegan visiblemente estresadas. 

“Para algunas personas, esta es la cita a la que acuden. A veces la gente ni siquiera quiere salir de casa”, explica Piercy Alvarez, quien tiene un consultorio privado en el barrio de Castro y acepta el programa Medi-Cal. Veo mucho estrés y ansiedad, una hipervigilancia de ‘Van a venir a por mí’.

Durante sus sesiones, Piercy-Alvarez utiliza esta práctica de medicina tradicional para liberar la tensión en la parte superior del cuerpo y la mandíbula de sus pacientes, ayudándoles a relajarse, dormir mejor y “para poder navegar por este mundo”.  Pero la sanación también suele venir de la conversación.

“Muchas veces, la gente viene y conversa un rato”, comenta. “Sobre todo las mujeres, que comparten sus frustraciones sobre las relaciones y la vida. Ya sea por la escasez de terapeutas bilingües o no, muchas simplemente dicen: ‘Me entiendes’”.

Este proyecto contó con el apoyo del Centro Annenberg de Periodismo sobre Salud de la USC y forma parte de ‘Healing California’, un proyecto de periodismo de investigación de un año de duración, impulsado por la Ethnic Media Collaborative, que involucra a medios de comunicación impresos, digitales y audiovisuales de todo California.