Bululú está formado por un talentoso colectivo de músicos y cantantes tanto del Área de la Bahía como de Venezuela. Foto: Francisco Puentes

Bailando junto a los coloridos murales del Balmy Alley, la vocalista de Bululú, Sofia Magdalena, invita a las personas recién llegadas a la ciudad, a los tacos y el agua fresca en “la Misión”; a ir al “Bay to Breakers” y ver a “los hippies” en la Haight. Filmado en destinos icónicos como la Castro y el barrio chino, este video promocional de la canción que lanza su segundo álbum, ‘El Big Bang Bululú’, consiste en una carta de amor a San Francisco y a la diáspora latina que busca convertir a esta ciudad en su hogar.

“Al vivir en el Distrito Misión, puedes sentir esa fusión de culturas, especialmente las latinas”, comenta Magdalena y prosigue: “Esta canción, como el boogaloo, es una mezcla de géneros, y San Francisco y la Misión aportan todo eso”.

Dirigido por la percusionista Lali Mejía, el segundo álbum de esta agrupación está trazando una nueva dirección. “Se trata de lo que sucede aquí”, explicó la venezolana Mejía: «He estado aquí durante 30 años y el Área de la Bahía ahora está en nuestro ADN… [el video promocional] tiene que ver con San Francisco, la gente, la cultura y la diversidad que solo sucede aquí».

Arraigado en influencias venezolanas y caribeñas, dicho álbum resulta una muestra atractiva de variedad de canciones originales en salsa, soca, reggaetón y sabores tradicionales llaneros.

La animada canción ‘Ajé’ es, un “buen ejemplo de la visión musical de la banda”, comenta Mejía. “Es una gaita de tambora que viene del Sur del Lago de Maracaibo y de un conjunto específico de pueblos venezolanos que tocan esta música una vez al año ¡Son sabores muy conmovedores! Entonces, ¿por qué no hacer que Bululú toque una gaita de tambora y ver cómo se sacude?”

En dicha canción, los sonidos del cuatro tradicional venezolano, un instrumento de cuatro cuerdas similar a un ukelele alargado, emergen en la textura de la canción. Con sus rítmicos rasgueos y un ligero fondo de acordeón, proporciona un lecho sonoro folk para la expresiva voz de contralto de Norma Kansau Chávez.

“Ese es el aspecto más valioso de este proyecto”, añade Mejía. «No sólo atenernos a enfoques fundamentales sino reimaginar lo que podría ser en el futuro».

Actuación de Bululú en el Edificio de las Mujeres en San Francisco, California, el 27 de junio de 2024. Foto: Bob Kinoshita

El conjunto latino Bululú

El viaje musical de Mejía comenzó cuando era niña asistía al Colegio Bellas Artes de Maracaibo, Venezuela, donde tocaba la flauta y el cuatro. “Llegué al Área de la Bahía cuando tenía poco más de 20 años y comencé a ir al Centro Cultural La Peña en Berkeley”, explica esta artista. “Ofrecían clases increíbles de percusión afrovenezolana y cuatro impartidas por Jackeline Rago en ese momento. Exploré las posibilidades de colores, técnicas y sonidos”.

Ahora, sus estudios y talento la han llevado lejos, habiendo realizado giras por los EEUU, el Caribe, Sudamérica y Asia, presentándose en prestigiosos festivales de jazz y música mundial.

Magdalena no comenzó a cantar música tropical profesionalmente hasta que llegó al Distrito Misión, donde se pudo relacionar con su próspera comunidad musical: “Mi abuela cubana era profesora de piano, así que ella me inició en el piano, que toqué hasta los 16 años”, comenta esta puertorriqueña que creció en la República Dominicana. “Solía ​​cantar para mí hasta que mis padres me escucharon. Mi papá era guitarrista y empezamos a cantar en dúo, y ahí fue donde empecé a entender que mi voz tenía sentimiento”.

El resto de Bululú está formado por un talentoso colectivo de músicos y cantantes tanto del Área de la Bahía como de Venezuela. Nombres como Christelle Durandy, José Roberto Hernández, Omar Ledezma y Kai Lyons dan vida a las piezas, mientras que su productor, Agelvis Sánchez Daza, una destacada figura de la música folclórica y pop venezolana, se encargó de consolidar su autenticidad y color.

Entonces ¿qué es un bululú?

“En Venezuela, un bululú es una gran reunión, una fiesta animada con mucha emoción y mucha confusión”, explica Mejía. «Es una palabra de origen venezolano que es amigable y un poco linda, incluso la forma en que se escribe fonéticamente».

En un momento en que hay un gran éxodo de venezolanos que huyen de las dificultades económicas y políticas de esa nación, San Francisco se ha convertido en un destino para nuevos inmigrantes que buscan una vida mejor.

“Una de nuestras mayores responsabilidades como banda es trabajar a favor de la diáspora venezolana y latina”, dijo Mejía. “La gente viene aquí y está lejos de sus países de origen, y depende de nosotras y nosotros brindar esa continuidad, ese cuidado como comunidad a través de nuestros eventos en vivo”.

Desde su comida hasta su música, Venezuela está agregando cada vez más colores al arcoíris de expresiones latinas del Área de la Bahía. “No se trata sólo de hacer buena música sino de unir a la gente. Y en Bululú nos lo tomamos muy en serio”, puntualizó Mejía.

Para mayor información sobre esta agrupación y su álbum, visite: www.bululusf.com.

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