Decenas de personas se reunieron el 21 de marzo en el Bernal Hill Park para celebrar una vigilia por los 10 años desde que la policía de San Francisco mató a tiros a Alex Nieto. “Decimos y decimos y decimos que queremos justicia para nuestros hijos”, dijo Elvira Nieto durante la vigilia, “¿pero cuál justicia?”
Alex Nieto, un latino que nació y creció en el barrio Bernal Heights, se encontraba el 21 de marzo de 2014 comiendo un burrito en ese parque antes de comenzar su trabajo. Llevaba consigo una pistola taser que usaba en su trabajo como guardia de seguridad en un club nocturno. Un vecino recién llegado a la zona confundió esa pistola con un arma, y llamó a la policía. Cincuenta y nueve tiros fueron descargados en Nieto, matándolo en el lugar.
Tras su muerte, sus padres, Elvira y Refugio Nieto, presentaron una demanda por negligencia contra los cuatro agentes de policía de San Francisco involucrados. Al final, un jurado federal los exoneró, dictaminando que no hubo uso de fuerza excesiva.
Hoy, los Nieto y los miembros de la comunidad continúan en la lucha para erigir un monumento cercano al lugar de la muerte de Alex Nieto: “Es muy triste tener tantos años sin poder lograr esto”, dijo Refugio, quien visita con frecuencia el parque para orar por su hijo. «Hemos puesto mucho esfuerzo y sacrificio en esto».
“El memorial es un monumento a la lucha y la injusticia”, dijo Iswari España, una amiga de la familia. «Queremos que la comunidad recuerde lo que pasó», dijo y comentó que el diseño del monumento será aprobado por el Departamento de Parques y Recreaciones en abril para instalarlo en este año.
Durante la vigilia se mostró la propuesta del nuevo monumento, que incluirá cuatro murales simbólicos representando la vida y legado de Alex Nieto. Su estructura también incorporará las piedras coloridas que han estado durante años en el monumento temporal erigido en su memoria.
Conforme la lucha por años para instalar dicho monumento finalmente llega a una conclusión, Elvira declara que ella y su esposo todavía tienen heridas amargas: “Lo mataron. Me quitaron a mi hijo… Nunca había sentido tanto dolor y desconfianza hacia la policía”.
