Un grupo de más de 40 personas, integrado por representantes de fe y activistas, fue arrestado frente a la corte de migración de San Francisco este martes 16 de diciembre por la mañana. La movilización bloqueó los accesos al edificio para exigir el fin de las políticas migratorias de Donald Trump y el respeto al debido proceso para las personas migrantes.
Las personas manifestantes se encadenaron a las puertas del edificio, entrelazaron sus brazos y cantaron himnos mientras el Departamento de Bomberos cortaba las cadenas y los candados. Detrás de las puertas de vidrio, agentes enmascarados del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) observaban cómo se desarrollaban los arrestos.




Una por una, fueron esposadas y escoltadas al interior del edificio. Según informó KQED, 43 personas fueron arrestadas por agentes del ICE y del Servicio de Protección Federal.
“La aguja no se ha movido nada en los temas migratorios, está mucho peor”, dijo Susan Chamberlain, de 82 años, integrante de la Primera Iglesia Presbiteriana de Palo Alto, quien señaló que dos líderes religiosos de su iglesia fueron arrestados. “Las protestas y marchas no han servido de nada. Es hora de la desobediencia civil; es hora de intensificar las acciones”.

Para Chamberlain, la acción tenía como objetivo interrumpir posibles detenciones durante las citas de control en la corte de migración. También le recordó a su juventud durante el Movimiento por los Derechos Civiles de la década de 1960. “Lo he visto toda mi vida. Creo que (lo que estamos viendo) hoy es bastante similar. Me conmovió mucho toda la música”, expresó.
Para las 10:30 de la mañana, las entradas del edificio habían sido despejadas de manifestantes. Más tarde, unas 50 personas se formaron frente al tribunal de migración, ubicado en el 630 de la calle Sansome, para acudir a sus citas. Un oficial del Departamento de Seguridad Nacional les informó que la oficina permanecería cerrada por el resto del día.



Abogados de migración presentes en el lugar brindaron orientación a quienes tenían citas.
“Para cualquiera que entre al edificio, este no es el lugar más acogedor”, dijo Jazmin Preciado, una abogada de migración que aconsejó a las personas retratarse afuera del edificio como prueba de que asistieron a su cita. “Como profesional, lo que ha sido realmente útil para mí es conocer todos los litigios que se han llevado a cabo y toda la resistencia que surge de la comunidad”.

Aun sabiendo que el hecho de participar las exponía al arresto, las personas defensoras decidieron participar con el fin de llamar la atención sobre las injusticias que ocurren dentro de la corte de migración.
“Estoy estresada y preocupada de que estemos en un lugar donde se supone que debería haber justicia y no ocurre nada más que injusticias [dentro del edificio]”, declaró Melissa Brooks, de 64 años de edad, también integrante de la Primera Iglesia Presbiteriana en Palo Alto. “Me alegra que hayamos tomado medidas y ver que mis vecinos sienten lo mismo”.



