Cuando Gloria Caballero, de 52 años de edad, comenzó a experimentar dolor de rodilla hace cuatro años, su hermana en Los Ángeles le sugirió un remedio natural que, según una compañera de trabajo, era milagroso: un suplemento llamado Artri King. Siguiendo su consejo, Gloria comenzó a comprar las píldoras amarillas y azules en Los Ángeles, trayéndolas consigo a San Francisco, donde empezó a tomarlas dos veces al día, diariamente.
El cambio, compartió Caballero, fue radical: pudo volver a caminar sin dolor. Después de largos días limpiando casas, se despertaba con energía. Pero con el paso del tiempo, su rostro comenzó a hincharse, luego aparecieron moretones por todo su cuerpo, tantos que comenzó a usar prendas de manga larga para cubrirlos. Absorbida por el esfuerzo de combinar varios trabajos para solventar el elevado costo de vida en San Francisco, esta trabajadora doméstica no le dio mucha importancia a sus síntomas.
Luego, durante una cita de rutina este mayo en una clínica comunitaria, su enfermero le preguntó qué medicamentos y suplementos estaba tomando; ella mencionó Artri Ajo King. Cuando buscó el suplemento en línea, le dijo que tendría que dejar de tomarlo. Resultó que se había descubierto que las píldoras contienen fármacos de prescripción médica no declarados. Eran responsables de sus moretones y su hinchazón, y de otros cambios preocupantes en su cuerpo que aún no había notado.

En San Francisco, la búsqueda de alivio para el dolor crónico está llevando a un número creciente de la población latina con empleos de gran desgaste físico a consumir suplementos como Artri Ajo King, Artri King, AK Forte y Ortiga Ajo Rey. Estos productos son promocionados como soluciones naturales y seguras. Sin embargo, la realidad de estas píldoras constituye una profunda preocupación para la comunidad médica local: se ha confirmado que contienen fármacos potentes y no declarados capaces de desencadenar afecciones médicas graves, incluyendo toxicidad hepática y un riesgo potencial de muerte. Adicionalmente, la interrupción abrupta de su consumo representa un riesgo considerable para la salud. Pese a las advertencias de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) para que las y los consumidores eviten estos suplementos, el mensaje sobre sus peligros no ha logrado permear a la población migrante de habla hispana ni a la red de pequeños comercios del Distrito Misión que los distribuyen.
Las etiquetas de los suplementos, escritas en español, indican que el producto es fabricado en México y enumeran ingredientes como la vitamina C y el colágeno. No obstante, análisis de laboratorio de la FDA han revelado la presencia de poderosos compuestos farmacéuticos ocultos, como el diclofenaco, dexametasona y metocarbamol. Estos medicamentos, aunque efectivos para tratar ciertas dolencias, están sujetos a prescripción médica obligatoria precisamente para mitigar la posibilidad de efectos secundarios severos.
“Lo paradójico es que pacientes [que consumen Artri Ajo King] experimentan una mejoría, ya que la alta dosis de esteroides alivia eficazmente el dolor de la artritis”, explicó Elizabeth Murphy, jefa de endocrinología del Hospital General de San Francisco. Sin embargo, continúa, “el problema es que no es un tratamiento seguro para el dolor articular. Y lo más preocupante es que, al no ser un ingrediente declarado, es imposible saber la cantidad exacta de esteroides que contiene el medicamento. Ni siquiera podemos determinar qué tipo de esteroide se está administrando”.
Los casos en San Francisco, en aumento
Murphy afirmó que, en los últimos años, ha tratado a un número considerable de pacientes en San Francisco con complicaciones directamente relacionadas con el consumo de Artri Ajo King y sus derivados. “Desafortunadamente, es muy habitual”, señaló. “Y la cifra de casos sigue en aumento”.
En ocasiones, las y los pacientes son canalizados con esta doctora debido a que los esteroides no declarados han comprometido gravemente su producción hormonal. Esto ha llevado al desarrollo de osteoporosis severa y fracturas óseas. La doctora Murphy ha atendido a pacientes que han requerido el reemplazo de ambas caderas. Otros efectos incluyen aumento de peso, desarrollo de diabetes o la manifestación del síndrome de Cushing, una condición que, aunque generalmente es causada por tumores suprarrenales raros, puede ser inducida por el uso incontrolado de esteroides.

En otras regiones del país, se han documentado casos de personas usuarias de Artri Ajo King hospitalizadas por úlceras sangrantes, insuficiencia suprarrenal, náuseas y vómitos. La situación es tan grave que el personal de cirugía de un hospital en Los Ángeles, que atiende principalmente a la comunidad latina, ha comenzado a realizar pruebas de detección preoperatorias para detectar el uso de este suplemento, ya que puede generar complicaciones potencialmente mortales durante la cirugía.
Ante la magnitud de los riesgos, Murphy ha asumido la tarea de capacitar a demás profesionales de la salud en San Francisco para que, durante la entrevista inicial con cada paciente, pregunten sobre el consumo de suplementos, permitiendo al personal médico detectar el problema antes de que las condiciones de salud se agraven.
A pesar de los esfuerzos del personal médico por detectar los casos de forma temprana, Murphy indicó que el consumo de Artri Ajo King en la comunidad latina de San Francisco ha experimentado un incremento, reflejando así el aumento de su popularidad reportado en informes médicos a nivel nacional. Sólo en el último semestre, ella trató a tres pacientes con graves complicaciones derivadas de este consumo. Sospecha que hay muchas más personas con síntomas que aún no han sido vinculados al suplemento.
Leiner, el enfermero especializado que atendió a Caballero, explicó que al personal médico le resulta complejo identificar el uso de Artri Ajo King. Quienes lo consumen generalmente no manifiestan malestar hasta que “sucede algo grave”, como una infección que precipita un shock, o una fractura que revela una osteoporosis avanzada.
“Muchos [de los síntomas] pueden ser sutiles”, comentó Leiner, quien trabaja en el Centro de Salud Vecinal de la Misión (MNHC, por sus siglas en inglés). “Ni siquiera lo relacioné cuando vi a mi paciente [Gloria] por primera vez. Tenía moretones en la piel, algo que no es inusual en mujeres de cincuenta años”.

Los moretones de Caballero fueron provocados por el adelgazamiento de la piel, una manifestación del síndrome de Cushing. Sus análisis de sangre mostraron que los niveles de cortisol natural se acercaban a cero. Otro caso atendido por Leiner, que llevaba solo tres meses tomando las píldoras, también presentó niveles de cortisol alarmantemente bajos.
Estos desequilibrios hormonales provocados por Artri Ajo King también dificultan la suspensión segura del suplemento. Leiner detalló que su consumo prolongado anula la producción natural de cortisol del organismo, por lo que es imprescindible que las personas se contacten con su proveedor médico para un retiro gradual y exitoso del medicamento, un proceso que, dependiendo del tiempo de consumo, “podría llevar años”.
“Si se reduce [la dosis] demasiado rápido, el cuerpo no será capaz de generar su propio [cortisol] en caso de una lesión grave”, advirtió este enfermero. “Si estas personas sufrieran una fiebre alta o un accidente automovilístico severo, entrarían en shock y podrían morir”.
Fácil de conseguir y comprar
Tras recibir cartas de advertencia de la FDA en 2022, grandes comerciantes como Walmart y Amazon anunciaron el retiro de Artri Ajo King y Artri King de sus inventarios. Actualmente, estos suplementos figuran en la “lista roja” de alertas de importación de la FDA, y la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) ha incautado múltiples cargamentos en puertos de entrada a los EEUU. Sin embargo, en las tiendas de San Francisco orientadas a la población consumidora latina, el producto sigue siendo popular y de fácil acceso.
Durante un recorrido realizado por El Tecolote en el Distrito Misión, se identificaron doce pequeños establecimientos, incluyendo una farmacia orientada a la población latina, que vendían Artri King o derivados. La mayoría se ubicaban en los principales corredores comerciales del vecindario: a lo largo de las calles Misión y 24. La exhibición del producto solía estar en espacios visibles, cercanos a analgésicos de venta libre como Tylenol, o junto a otros suplementos comercializados como remedios naturales. El precio minorista oscila entre $20 y $40 por unidad.

El Tecolote adquirió dos cajas en un pequeño negocio de abarrotes especializado en productos latinoamericanos. Al interior del producto, un código QR impreso enlaza a un documento PDF en Google Drive, que “autentifica” el producto. La etiqueta externa instruía tomar dos píldoras, tres veces al día, sin hacer mención alguna a los esteroides ocultos. Afuera del empaque, en una leyenda impresa en letra cursiva, se lee: Ingerir este producto es responsabilidad de quien lo toma y de quien lo recomienda.
El personal de varias tiendas indicó que los suplementos son muy solicitados por personas latinas mayores que buscan aliviar su dolor y que se enteraron de su existencia por recomendaciones de boca en boca. En estos puntos de venta, las y los consumidores no necesitan prescripción alguna para adquirirlo.
Tanto el personal como la gerencia afirmaron desconocer las advertencias emitidas por la FDA y el impacto de los ingredientes ocultos. Mostraron escepticismo sobre los daños potenciales en su consumo y mencionaron que Artri King es solo uno de los muchos productos que reciben a granel de sus proveedores.
El gerente de una tienda confesó darle el suplemento a su madre y consumirlo él mismo, ocasionalmente. En otro establecimiento, una empleada comentó haber comenzado a usar las píldoras por recomendación de clientes. Reportó vender de tres a cuatro cajas diarias y, en ocasiones, un solo cliente agota todo el producto disponible.
El problema de las alternativas
En Milagros de México, una tienda especializada en suplementos latinoamericanos, ubicada en la Misión, la empleada de la farmacia, Consuelo Hernández, informó que suspendieron la venta de Artri King luego de conocer las advertencias de la FDA. Cuando clientes le preguntan por él, ella les recomienda otros productos para aliviar el dolor, incluyendo marcas derivadas con publicidad similar.
Muchos profesionales de la salud, sin embargo, han advertido sobre el consumo de estos derivados, pues no existe garantía de que no sean más que otra versión empaquetada del Artri Ajo King.
Dado que productos como Artri Ajo King son promocionados como suplementos, no como medicamentos, la FDA no puede regular sus ingredientes antes de salir a su venta. En consecuencia, el etiquetado es responsabilidad del fabricante. La intervención de la FDA sólo consiste en realizar pruebas y ordenar el retiro de los productos tras recibir múltiples reportes de daños.

“Es imposible distinguir entre suplementos legítimos de los ilegales”, explica Pieter Cohen, profesor asociado de la facultad de Medicina en la Escuela de Medicina de Harvard School, quien investiga la seguridad de los suplementos.
A pesar de que él recomienda a sus pacientes el consumo de suplementos vitamínicos y minerales, Cohen les aconseja evitar aquellos que anuncian eliminar el dolor, pues contienen “medicamentos potentes de prescripción”. Cualquier suplemento que anuncia resultados inmediatos, probablemente contiene algo que va más allá de los ingredientes autorizados.
“Podría tratarse de publicidad engañosa”, dijo.
Pasar la voz
Artri Ajo King no cuenta con un página oficial en internet y personal médico en México ha advertido de su elaboración en laboratorios clandestinos y de no estar regulado a nivel local, con “industrias camufladas” que comúnmente evaden las regulaciones de salud pública. Si bien su etiqueta dice estar hecho en México, el empaque no ofrece ningún referente sobre el fabricante, sólo un domicilio residencial en la Ciudad de México.
A pesar de las advertencias gubernamentales en varios países sobre los ingredientes ocultos contenidos en Artri King, este suplemento sigue siendo popular en los EEUU y Latinoamérica.
Cohen, quien ha investigado el impacto de suplementos similares en la comunidad brasileña radicada en Boston, señaló que las alertas de la FDA rara vez influyen en su comportamiento de consumo, especialmente en poblaciones migrantes de bajos recursos que podrían desconocerlas, desconfiar de ellas o no entender su significado.
“Creo que la gente debería preocuparse”, afirmó Cohen, añadiendo que la falta de seguro médico en las comunidades migrantes hace que sea “muy común recurrir a otras soluciones”.
Mayra Moreno-Arnaiz, educadora de salud en el MNHC, secundó esta preocupación: explicó que muchas y muchos pacientes asumen que estas pastillas son “naturales” o similares a los remedios tradicionales transmitidos por generaciones entre las familias latinas, cuando en realidad, son productos de fabricación industrial sin regulación alguna.

Ella diseñó volantes que ahora se exhiben en la clínica, para advertir a pacientes sobre los riesgos por su consumo. Sin embargo, lograr que el mensaje llegue ha sido difícil: algunas personas desconfían del sistema de salud y optan por automedicar su dolor crónico. Aunado a ello, la larga espera para obtener una cita de atención médica también puede desalentar a quienes tienen Medi-Cal de buscar ayuda para afecciones menos graves.
A esto se suma el hecho de que, como Cohen señaló en uno de sus estudios, las tiendas minoristas podrían estar “legitimando estos productos” al continuar su venta, «proporcionando una falsa sensación de seguridad a sus posibles consumidores».
“La FDA puede analizar los productos e identificar sus agentes activos para hablar de los riesgos, pero la FDA no va a entrar en estas tiendas para detener la distribución», explicó Cohen a El Tecolote.
El Tecolote contactó al Departamento de Salud Pública de San Francisco; si bien confirmó la recepción de nuestra solicitud de información, no emitió respuesta alguna sobre su conocimiento acerca de la venta de Artri King en la ciudad.
Vivir con dolor crónico
Cuatro meses después de dejar de consumir Artri King, Gloria Caballero ahora toma ibuprofeno y otros analgésicos prescritos y de menor grado para su artritis. Los efectos secundarios del suplemento han desaparecido, pero el dolor de rodilla ha regresado con una fuerza debilitante. Ahora le resulta doloroso caminar. Sigue trabajando en la limpieza de casas, haciendo frente al dolor con tal de “no terminar en la calle”.
Su médico le ha confirmado que, salvo una cirugía, no hay cura efectiva para su dolor. Es algo con lo que probablemente tendrá que vivir el resto de su vida. A pesar de todo, Gloria admite que todavía guarda pastillas de Artri Ajo King en su casa.
Para ella, Artri Ajo King es como cualquier otro analgésico: “realmente bueno”, pero perjudicial en dosis altas. Recuerda con afecto los años en que lo consumió, asegurando que repercutió positivamente en su bienestar.
A Chely, una residente de San Francisco, de 46 años de edad —que prefirió identificarse por su apodo— no le sorprendió saber que las pastillas contenían ingredientes ocultos. Cuando empezó a tomar Artri King, el efecto fue tan intenso que decidió reducir la dosis a una pastilla diaria. Las píldoras la ayudan a tratar un dolor persistente en la planta de los pies que sufre desde que tuvo una caída hace dos años. El suplemento también le da la energía necesaria para madrugar, cumplir con su jornada laboral y pasear a su perrita.
Esta trabajadora doméstica mexicana ha tomado las pastillas desde mayo, pero hasta su conversación con El Tecolote se enteró de los posibles efectos secundarios. Se preguntó si su reciente pérdida de cabello estaba relacionada. Aunque Chely planeaba investigar más sobre los suplementos antes de decidir si los seguiría tomando, desconfiaba de obtener una respuesta sincera de un profesional médico.
Aun así, le cuesta entender por qué las tiendas siguen vendiendo estos productos si son tan peligrosos. “No es justo hacerle daño a tu propia gente”, declaró.

Chely relató que conoció el suplemento en Farmacia Internacional, ubicada en la calle Misión, buscando algo que aliviara su dolor. Mientras recorría los pasillos, su atención fue captada por una caja de azul oscuro y amarillo intenso. Destacaba el dibujo de unas manos de esqueleto con esferas naranjas y brillantes rodeando las articulaciones.
Cuando llevó el producto al mostrador, el farmacéutico le aconsejó ajustar la dosis a su conveniencia. Posteriormente, buscó la opinión de sus amistades, incluyendo a una enfermera en su pueblo natal en México, quienes le aseguraron que el suplemento le ayudaría.
Este proyecto contó con el apoyo del USC Annenberg Center for Health Journalism y forma parte de ‘Healing California’, una iniciativa de colaboración periodística de un año entre medios étnicos impresos, en línea y de radiodifusión en todo California.


