Durante su último entrenamiento en Crocker Amazon Soccer Fields, el equipo El Farolito Soccer Club entrenó con pasión. Sus jugadores gritaban instrucciones y corrían por el campo, luchando por cada balón suelto. La intensidad sólo era comparable a la camaradería entre ellos. La escena ofreció un vistazo a la química, la confianza y el sentido de comunidad que hacen extraordinario a este equipo.
El 2 de agosto, este equipo saltó al campo del histórico Estadio Kezar, antigua sede de los 49 de San Francisco, para defender su título de la Liga Premier Nacional de Fútbol (NPSL, por sus siglas en inglés) contra el Hickory FC. Pese a quedarse a las puertas de la victoria, al perder 3-2, su historia continúa como un legado forjado no solo con goles y determinación, sino también en los lazos de un equipo liderado por migrantes que constantemente ha ido en contra de toda probabilidad de derrota.
Mejor conocida como una querida cadena familiar de taquerías mexicanas, El Farolito comenzó con Salvador, ‘Don Chava’, López, quien abrió el primer local en las calles 24 y Misión en 1983. Con un éxito consolidado, ahora existen doce sucursales de El Farolito en toda el Área de la Bahía.

Su hijo, Santiago López, actual entrenador del equipo, comentó que Don Chava no conocía a nadie cuando migró a San Francisco. Crear un equipo de fútbol fue difícil. Pero en 1985, logró reunir a un grupo de jugadores y, para 1993, ya habían ganado la Copa Abierta de los EEUU, el torneo de fútbol más antiguo del país, abierto tanto a clubes profesionales como amateurs.
Hoy, muchos de los recién llegados al equipo han encontrado lo que Don Chava anhelaba, pero le costó encontrar: comunidad. “Encontré mucha familiaridad en este equipo cuando llegué a este país”, dijo Kevin Ortega, un mediocampista colombiano de 22 años de edad. Se mudó al Área de la Bahía con su familia hace casi dos años y viaja desde San Leandro para asistir a los entrenamientos. Entre semana, trabaja como conductor de DoorDash y consigue trabajos pintando casas y edificios. “Es el profesionalismo del equipo lo que me motiva a mejorar”.

Para quienes no conocen el legado de El Farolito, las probabilidades de ganar títulos importantes como la Copa Abierta pueden parecer escasas. Su estatus amateur implica que nadie cobra, pero eso puede ser engañoso. La plantilla actual incluye ex jugadores profesionales de Honduras, Colombia, Costa de Marfil, Brasil, México, El Salvador y los EEUU.
La mayoría de sus jugadores también tienen trabajos de tiempo completo: obreros de la construcción, repartidores, pequeños empresarios, contratistas. Lo que une al equipo es una pasión compartida y un profundo sentido de unidad.
Marco Da Silva, de 45 años de edad, es el subdirector técnico y ex jugador de El Farolito. Se mudó al Área de la Bahía desde Brasil en 2005 y se unió al equipo al año siguiente. Jugó hasta 2014 y lleva casi 20 años vinculado al club. Actualmente, ayuda a gestionar Mama Mia Pizza con su familia en Brisbane, mientras ayuda al equipo a alcanzar su segunda final consecutiva de la NPSL.

“Creo que todos los latinos demostramos lo que somos capaces de hacer. No solo en el trabajo, sino también en el deporte”, dijo Da Silva. “Venimos de orígenes muy diferentes, y esto demuestra nuestro valor como latinos. Nos hemos vuelto más unidos”.
El año pasado, El Farolito sorprendió al equipo de reserva de los Portland Timbers de la Major League Soccer en la Copa Abierta. Finalmente, cayeron ante los Oakland Roots en la tercera ronda. Este año, volvieron a llegar hasta ahí, quedándose a las puertas, pero consolidando su reputación como un equipo valiente y unido, capaz de desafiar incluso a clubes profesionales.

Para el entrenador López, este equipo refleja la esencia de San Francisco: sus raíces migrantes, su resiliencia y su chispa creativa. La derrota en la final no ha mermado su orgullo por lo que los jugadores han construido juntos: “Estos jugadores que llevan aquí un año o tres años ya forman parte de El Farolito y conocen la historia. Este lugar tiene algo especial. La gente que viene de lejos, viene aquí y aporta de forma muy positiva. Es especial”.
