Trabajadores de restaurantes preparan alimentos en la cocina del restaurante One Market el 2 de octubre, 2011. One Market cobra a sus clientes un sobrecargo del 4 por ciento sobre el precio del menú, conforme a “mandatos impuestos al empleador por San Francisco”, que incluye la obligación de gastos del cuidado de la salud. Photo Ramsey El-Qare

John Chisholm, trabajador en la industria de comida en San Francisco, le pidió a su jefe, luego al jefe de su jefe, y luego al jefe de ambos, que le reembolsaran sus gastos médicos conforme a la ley municipal; y cada vez, le dijeron que no tenía ningún beneficio de cuidados de salud.

No fué hasta que Chisholm recurrió al vice-presidente de recursos humanos, que la empresa finalmente aceptó conocer la ley y que ésta lo cubría. Pero el problema no terminó ahí. Chisholm tuvo que contactar al dueño de la empresa directamente meses después, para finalmente obtener un cheque.

“Al final sí lo recibí, pero soy el único ahí que reclamó y exigió respuestas del vice-presidente de recursos humanos”, declaró Chisholm frente al Comité de Auditorías y Vigilancia Gubernamental de la Junta de Supervisores de San Francisco, durante una junta especial el pasado 30 de septiembre.

Chisholm hablaba a favor de una enmienda a la Ordenanza de Seguridad del Cuidado de Salud, propuesta por el Supervisor del Distrito 9, David Campos. La ley de 2006 ordena que las empresas de tamaño mediano y grande en la ciudad gasten dinero en el cuidado de la salud de sus empleados —proporcionando aseguranza privada, pagando a ‘Healthy San Francisco’ a nombre de sus empleados, o creando cuentas administradas por terceros para reembolsar sus costos de cuidado de salud.

La enmienda trata de cerrar una escapatoria a la ley que permite que las compañías guarden la cantidad requerida en lo que llaman Cuentas de Reembolso de Salud, desnimado de esta manera a los empleados cuando tratan de reclamar el dinero, y se lo guardan al final del año. Un reciente artículo en el periódico Wall Street Journal realiza un análisis de varios restaurantes de San Francisco y su conformidad con la Ordenanza de Seguridad del Cuidado de Salud. El periódico reportó que muchos restaurantes de alta categoría agregan un sobrecargo de un 3 a un 5 por ciento a cada recibo para cubrir sus obligaciones, pero muy poco de ese dinero se usa realmente para el cuidado de la salud de los empleados.

John Erickson, residente de Los Ángeles, pagó un sobrecargo de $1,48 en una cena de cordero de $37 en el restaurante Boulevard, cerca del edificio del Embarcadero en San Francisco, y dijo que los empleados del restaurante definitivamente deberían de recibir ese dinero.

“Cuesta tanto vivir aquí, y los trabajadores no tienen dinero extra para gastar en cuidado de la salud”, dijo Erickson.

Chisholm dijo que acabó renunciando a su trabajo en la panadería que lo hizo dar tantas vueltas para lograr el reembolso, pero que su nuevo patrón le dijo que no tenía ningún beneficio para el cuidado de salud.
“Ninguno de mis compañeros de trabajo saben y tienen miedo de reclamar”, dijo Chisholm.

El Tecolote trató de entrevistar a cuatro empleados en restaurantes de alta categoría cerca del edificio de Embarcadero. Nadie quiso hablar sobre el cuidado de salud que proveen sus empleadores.
Actualmente, los empleadores en San Francisco pueden satisfacer sus obligaciones legales simplemente poniendo los gastos de cuidado de salud que se les requieren en una cuenta de reembolsos administrada por terceros, pero Campos está tratando de cambiar la ley para que solamente se cuente el dinero que se gasta en el cuidado de salud de los empleados. Además, ese dinero se iría acumulando mientras una persona se mantenga empleada por la misma empresa, en vez de reestablecer la cantidad cada año.

“De los negocios afectados por la Ordenanza de Seguridad del Cuidado de Salud, 80 centavos de cada dólar no se utilizan para el cuidado de la salud”, dijo Campos, citando información de la Oficina de Estándares y Aplicación Laboral. “Se lo quedan esos negocios.”

La propuesta de Campos ha establecido las típicas líneas de batalla, entre el bloque progresista de la Junta y el alcalde, y entre las organizaciones laborales, y aquellas que representan a la comunidad de negocios.
Winnie Kao, del personal de abogados del Asian Law Caucus, dijo que la comunidad inmigrante de San Francisco es especialmente vulnerable a la explotación bajo la escapatoria que existe actualmente en la ley.

“Muchos trabajadores inmigrantes ni siquiera se imaginan que tienen beneficios del cuidado de la salud”, dijo Kao. “La escapatoría provee un incentivo para evadir la intención de la ley”.
Muchos dueños de negocios en San Francisco pusieron el grito en el cielo a causa de los cambios propuestos, alegando que les causará tener que despedir a empleados o hasta cerrar sus negocios.

“Hablas de esta escapatoria como si estuviéramos trayendo cocaína de Sudamérica, pero no es así”, dijo Dave Prinz, dueño de Amoeba Music en San Francisco. “Permite que los negocios permanezcan abiertos durante un clima económico no saludable”.
Daniel Scherotter, chef principal y dueño de Palio D’Asti en el distrito financiero, dijo que tendría que despedir a dos o tres empleados si la enmienda de Campos se convirtiera en ley, despues de reducir su personal de 45 a 31 empleados en los últimos tres años.

“El hecho es que ya es más caro contratar en San Francisco que en cualquier otro lugar del país, y que esto no ayudará. Y no proveerá cuidado de salud”, dijo Scherotter. “Los costos de la comida están subiendo, los costos laborales están subiendo, y no puedo subir mis precios como los progresistas me recomiendan. Subir los precios ahora sería una mala idea, dado que todos los restaurantes a mi alrededor se han cerrado”.

Campos dijo que tiene confianza en que se apruebe la enmienda en la próxima reunión de la Junta de Supervisores, pero Jason Elliot, un representante de la oficina del Alcalde Ed Lee, casi garantizó que Lee vetará la legislación. David Chiu, Presidente de la Junta de Supervisores, ha propuesto legislación alternativa y Elliot dijo que la oficina del alcalde está trabajando en su propia propuesta.

—Traducción Mabel Jiménez